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Era viernes por la tarde. Aún me sentía algo adolorida. Sin embargo, decidí levantarme de una vez por todas de ese sillón y salir al patio trasero de mi casa a tomar un poco de aire.

Claramente el frío ya se sentía en Londres y se podía notar como los días cada vez estaban más feos.

Al día siguiente sería mi cumpleaños, pero había decidido no hacer nada ya que todavía no me encontraba en mis mejores condiciones.

Dieron las siete de la tarde para cuando oí a alguien entrar. No me moleste en darme vuelta porque de seguro se trataba de mi prima o de mi madre.

Miré el cielo; las estrellas ya se asomaban y el último rayo de luz parecía estar a punto de extinguirse en tan solo unos segundos.
Hacía frío? Sí. Me abrace a mi misma con los brazos. Aunque luego de unos segundos, un abrigo que seguro no era mío, cayó en mis hombros. Alcé la vista y vi a Hurley parado allí.

- Hola. - dijo. Yo no respondí- No crees que es mejor ir adentro? Te congelarás aquí.

- Y si quiero congelarme? - pregunté seria. Él rió.

- Vamos Lola. - me tendió su mano. La tomé y traté de que, mientras me levantaba, su abrigo no se cayera de mis hombros al suelo.

Diego me tendió su brazo para que me apoyara en él mientras caminaba pero no lo acepte

Al llegar al living me senté en el sillón el cual en esos momentos era mi cama y estire mi pierna.

- Como entraste?

- Tu madre se estaba por ir a comprar la cena y me dejó pasar. - explicó.

- Ah. - fue todo lo que logre decir.

- Cómo estás? - me preguntó sentándose al frente mío.

- Bien, supongo.

Diego me miró con sus ojos claros por unos segundos y luego se acomodó el cabello.

- Te peleaste con Aaron, verdad?

- Mara nos sacó una foto del beso que te di en la biblioteca. - comencé a hablar- Y me dijo que si no me alejaba de ti, se la mostraría a él. - lo miré seria- Pero fue tu culpa.

- Qué?

- Tu ayer te ofreciste en acompañarme al hospital. - dije- Y todos vieron cuando tu me alzaste. - agregué- Por qué hiciste eso?

- Cálmate Lola. - me interrumpió molesto- Solo trataba de ayudar. Además, tu fuiste la que le ocultaste la verdad a Aaron. - rodee los ojos- Oh, y a propósito, acaso jugaste a dos puntas?

- Qué? No! Cómo dices eso?

- Digo, porque en ese momento se podría decir que tú y él eran algo. - argumentó- Por qué me besaste?

- No... No quise hacerlo. - respondí sin miralo.

- Smith, creo que debes dejar de tratar de olvidarme. - comentó él haciendo que lo mire a los ojos- No lo conseguirás.

- Eso no hace falta, Diego. Yo ya te he olvidado.

- Ah sí? - sonó divertido.

- Sí. El que no me ha olvidado eres tú. - sonreí falsamente.

Diego se levantó del sillón donde estaba sentado y se arrodilló cerca mío. Me tense un poco, más no dije nada.

Mi Mejor Amigo [2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora