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En definitiva no me sentía bien.
Qué diablos se suponía que iba a hacer? Debería hacerle caso a Mara? Quizás lo mejor era contarle a Aaron lo del beso antes de que él lo supiese por ella. Pero mientras tanto, debía obedecer a esa idiota.

Seguí caminando por el museo, tomando apuntes, mirando anímales y cosas aburridas.
Pero de repente, me distraje al ver a Diego a unos metros de mi, y no pisé un escalón, por lo que cai al suelo y solte un grito involuntario.
Entonces todos comenzaron a acercarse para ver que me había sucedido.

A los pocos segundos uno de los profesores se acercó a mi y noto que no podía levantarme del piso.

- Te llevaré al hospital Lola.

Él junto a Josh me ayudaron a pararme con la pie sano, y al tratar de apoyar el lastimado solte un quejido. Diablos, de seguro me había esguinzado el tobillo.

- Déjame ayudar. - comentó Diego detrás mío y en menos de dos segundos me alzó en sus brazos.

Todos los que estaban "presenciando el show" comenzaron a gritarnos cosas bochornosas que no quería oír. Más si Mara estaba cerca.

- No creo que sea necesario Diego. - dije mirándolo a los ojos y percatándome de que nuestros rostros estaban mucho más cerca de lo que creía.

El profesor y Diego caminaron hacia afuera del museo; una vez en el exterior fuimos al auto del profesor. Mientas Hurley caminaba y miraba al frente, noté que tenía ojeras por debajo de los ojos y lucía cansado. Su cabello rubio brillaba a pesar de que no estuviese muy soleado, y sus ojos estaban en busca de ver el vehículo del profesor. Rei al notar que no tenía ni un poco de bello facial en la cara. Entonces él me miró.

- Qué sucede? - preguntó alzando una ceja.

- Nada. - dije sin querer darle explicaciones.

Llegamos al auto. El profesor abrió la puerta y le dijo a Diego que me sentara en el asiento de atrás.

- Puedo ir? - preguntó como un nene chiquito.

- No, Diego. - respondió el docente.

- Vamos Frank, necesitarás a alguien que la cargue. - justificó- No creo que tus brazos esten en condiciones para cargar a la señorita Smith. - frunci el ceño.

- Hey! - me quejé- Tan pesada no soy!

- Eso crees tú. - se burló. Le pegué en el brazo mientras sonreía.

- Muy bien Diego, puedes acompañarnos.

Él y yo nos sentamos en el asiento trasero. Apoye mi espalda en la puerta y estire mi pierna dejando el pie arriba en el muslo de Diego.

- No soy tu almohada. - comentó.

- Necesito que esté estirado. Me va a doler si lo doblo. - Diego rodó los ojos.

- Bien, déjalo así. - comentó con falso enojo.

El viaje se hizo bastante largo y a medida que transcurría el tiempo, podía sentir más presión en mi tobillo. Diego miró por la ventana todo el camino mientras que yo lo miré a él.

Por qué me sentía mejor, por así decirlo, al saber que él estaba ahí para mi? Por qué no le había preguntado a alguien más si me podía ayudar?

Al llegar, Diego bajo primero y luego abrió la puerta de mi lado para poder cargarme.
Rodee su cuello con mis brazos mientras que él sostenía mi espalda y piernas con los suyos.

Entramos al hospital y Frank comenzó a hablar con alguien de recepción. Luego volvió hacia nosotros.

- Tenemos que esperar unos diez minutos. - nos informó- Tomemos asiento. - caminó hacia una de las sillas.

- Puedes dejarme en el piso. - dije. Diego me miró.

- Y luego tener que levantarte? No, gracias.

- Planeas no bajarme? - él asintió- Pero te cansarás. Soy una ballena después de todo. - Hurley sonrió.

- Lola, déjame decirte dos cosas. Primero, las ballenas no son rubias y no miden menos de un metro sesenta.

Fruncí el ceño. Diego rió alegremente.

El tiempo pasó y en ningún momento pude sentir los brazos de él temblar o ver que estaba esforzándose por sostenerme.
Al parecer era más fuerte de lo que yo creía.

Por fin apareció una doctora la cual examinó mi tobillo. Me tuvo en el hospital por un par de horas debido a que había muchas personas.
Llamaron a mis padres y mes comunicaron que estaba allí y que tenía un tobillo esguinzado. Debía usar por unas tres semanas una bota que, a pesar de ser pequeña, debido a mi estatura me quedaba pequeña.

A las tres de la tarde logré irme de allí y al salir noté que estaban Diego junto con Clara, Josh, Axel y Penny.

- Estás bien! - dijo mi amiga alegre.

- Lindo calzado. - comentó Josh.

- Por cuanto tiempo usarás esa cosa? - preguntó Axel.

- Unas tres semanas. - informe.

- Va a ser lindo verte caminar a dos pasos por hora. - comentó Diego. Fruncí él entrecejo.

A los pocos minutos noté que Aaron no había venido. Y ahí fue cuando empecé a preocuparme respecto a lo de Mara. Esperaba que esa tonta aún no le hubiese dicho nada.

Volví a mi casa con mi prima y esta me ayudó a recostarme en el sofá. La doctora me había recomendado que no suba escaleras por los primeros días para no forzar el tobillo, así que por el momento mi habitación sería el living.

Me recosté en el sillón y me relajé un poco. Me habían dicho que descanse el día siguiente y quizás el viernes también. Mi papá estuvo conversando un rato conmigo por teléfono y arreglamos que las vacaciones de invierno las pasaría con él. La verdad era que quería irme a vivir con él pero debido a que tenía el esguince, mi padre había optado por esperar un poco más.

x x x x

El día siguiente comenzó bastante aburrido. A la mañana me la pasé durmiendo y viendo televisión.  Pero por la tarde tuve visitas. Primero vino Aaron, el cual me tomó por sorpresa.

- Te encuentras bien? - me preguntó algo preocupado pero serio.

- Lo estoy. - respondí- Por qué no fuiste ayer al hospital?

- No pude, lo siento.

Okay. Hasta ese momento todo parecía estar yendo bastante normal.

- Está bien. - dije. Sin embargo él no dijo más nada- Aaron... - suspiré- Escucha-

- No, tu escucha. - me interrumpió demasiado enojado- Tu fuiste la primera chica a la que le tuve demasiado aprecio y cariño. Creí que enserio estábamos tratando de avanzar. Pero tu solo me estás usando! - frunció el ceño- Yo fui tu reemplazo desde que Diego se fue, no es así? - preguntó furioso- Y ahora que él regreso me haces a un lado.

- Aaron, tu nunca fuiste el reemplazo de nadie. Tu fuiste el único que estuvo para mi-

- Sí, en los momentos difíciles. Pero que hay de ahora? Por qué yo no puedo compartir momentos lindos contigo? - dijo ya más decepcionado. Luego respiró profundamente- No puedo creer que lo besaras, Lola.

- Aaron...- traté de levantarme pero este me frenó.

- Basta Lola. Déjame en paz. - dijo yéndose de mi casa.

Lagrimas salieron de mis ojos. Me sentía como una completa estúpida. Aaron no se merecía esto; por qué no se lo había dicho antes? Ahora estaba claro que jamás volvería a hablarme.

Mi Mejor Amigo [2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora