Dylan.

Prólogo.

—¿Que puedes hacer qué? —La voz de mi madre sale con asco y furia de su boca.

No es mi culpa. Yo no deseé esto.

Bajo la mirada a mis zapatos.

—Vete de mi casa —No podía hablar en serio—. Vete ahora mismo. Tú no eres mi hijo, eres un monstruo al igual que él.

¿Por qué siempre metía a papá en todo?

La odio.

¿Qué se supone que haga un chico de 16 años en la calle a la medianoche? Y sin comida.

¡SIN COMIDA! No puedes dejar a un adolescente en medio de la noche sin comida.

Mi madre, o la que se hacía llamar mi madre, cierra la puerta con fuerza en cuanto estoy fuera.
¿Qué clase de madre llama monstruo a su hijo y lo echa de la casa? La mía.

Siento que mis mejillas se humedecen, no sabía que estaba llorando. Miro hacia las estrellas, está lloviendo. Genial.

No tengo amigos, ni novia con la que pasar la noche. ¿Quién se querría acercar a un fenómeno como yo?

Simplemente empiezo a caminar bajo la lluvia hasta que llego a la parada de bus. Me acuesto en el asiento y me dejo llevar por mis pensamientos.

¿Un monstruo? Claro que no.
Yo no era un monstruo, yo podía ver monstruos. O bueno más bien, fantasmas. Da igual es parecido.

No tengo recuerdos de cuando me empezó a ocurrir, sólo pasó y nunca se detuvo. Supongo que es la "hermosa herencia" que mi padre me dejó.

No sé por qué no me siento triste de que mi madre me rechazara, nunca fui muy apegado a ella. Pero aun así tendría que doler, ¿verdad?
Mi madre me acaba de llamar monstruo, pero yo me preocupo más de que nadie me robe nada mientras intento dormir en la parada de bus. Y de que no tengo nada para comer, y me fui sin cenar. Dios, extraño la comida.

Quizás otros en mi situación rogado por quedarse en la casa. Pero los otros son normales.

¿Por qué no puedo ser como cualquier chico de 16 años?

Me dejo llevar por mis pensamientos hasta que caigo en un profundo sueño. En la parada de bus.

Sólo espero poder encontrar algo para comer mañana. Y un lugar donde dormir estaría muy bien también.

~ ~