XXV

802 104 2
                                    

Me preguntaba que pasaría cuando todo esto termine

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me preguntaba que pasaría cuando todo esto termine.

Cuando mate a Azazel. Llegados a este punto tendría que estar... ¿feliz de que vaya a vengar a mi padre? Pero estando acá, a punto de invocar a Azazel, deje de verle sentido a la situación. Matando al demonio que mató a mi padre no iba a lograr nada. No iba a conseguir a mi padre de vuelta, y tampoco los demonios van a dejar de venir detrás de mí.

Ahora sé que mi madre me quiere llevar con ella, no porque me ame, sino por mis poderes, que aún siguen sin despertar. Aunque tampoco tenía idea de para qué me quiere.

Decidimos invocar a Azazel. Intentar hacer una trampa. Yo no creía que fuera a funcionar, pero no lo dije ya que todos parecían tener esperanzas.

Al finalizar el cántico de mi abuela, ya con el pentagrama dibujado en el suelo para evitar que el demonio escape, empezó a sacudirse toda la habitación y en un un parpadeo ya teníamos a Azazel en frente nuestro.

En la habitación estábamos solo mi abuela, Logan y yo. Le había dicho a Lydia que se quedara fuera de todo esto.

Azazel está tal y como lo recuerdo. Utilizando el cuerpo de mi padre, con su perfecto traje blanco, y a pesar de lo oscura que se encontraba la habitación, podía ver levemente sus alas negras.

—Bueno, bueno, ¿a qué debo el placer de verlos una vez más?

Sus inquietantes ojos amarillos observan toda la habitación. Finalmente posa su mirada en Logan.

—¿Qué tal hijo? —Este lo ignora.

El plan era decirle a Azazel que mis "poderes" habían despertado y que podía llevarme con él. Claro que en cuanto yo entrara en el pentagrama, lo apuñalaría con la daga.

—¿Sabes por qué estás aquí? —Le pregunto.

—Mmm... —Pone su mano en su barbilla, como si estuviera pensando—. ¿Porque me extrañaron?

—Suficiente con las bromas —Digo, perdiendo la paciencia—, mis poderes han despertado.

La expresión de Azazel se oscurece.

—Como tú dijiste, Dylan. Suficiente con las bromas. —Me observa con sus ojos amarillos, como intentando averiguar si le estoy mintiendo. Lástima por él, soy muy buen mentiroso.

—Tengo una oferta para ti. —Miro a mi abuela, quien me da una mirada confusa—. Si me enseñas a usar la magia, no te mataré.

Una carcajada resuena en el aire.

—¿Eso es una amenaza? —Azazel se acerca a mí todo lo que el pentagrama se lo permite—. No confío en los Bennett.

Sin embargo, por su mirada, puedo decir que le interesa mi oferta.

Y como si hubiese perdido mi capacidad para pensar las cosas antes de hacerlas, hago la cosa más estúpida que podría haber hecho. Doy unos pasos hasta que estoy a dentro del pentagrama con Azazel. Este se muestra sorprendido por una fracción de segundo, pero en seguida una sonrisa horrorosa toma lugar en su rostro.

—¡Dylan! —Escucho gritar a mi abuela.

Quería decirle que no se preocupe, que tenía todo bajo control, pero ni yo sabía que estaba haciendo.

—¿Qué dices? —Sonrío prepotente, mirándolo fijo a los ojos—. Puedes confiar en mí.

Creí que iba a matarme en ese momento, pero en cambio parece pensárselo. Cuando veo que se distrae, sé que es mi oportunidad. Saco la daga que tenía enganchada en el cinturón e intento clavársela en el estómago, pero claro, como era esperado, él es más rápido que yo. Toma mi mano antes de que la daga llegue a rozarlo.

—Como dije —Se acerca más a mí—, no confío en los Bennett.

Su agarre en mi muñeca aumenta y yo ahogo un grito de dolor. Sus garras se clavan en mi piel, pero ni siquiera con eso voy a soltar la daga.

No va a ganarme.

En vez de alejarme, me acerco más. Cualquiera hubiese pensado que estaba loco al acercarme así a un demonio, pero no sentía miedo. Sentía poder. Y de repente, como si no fuera dueño de mi mismo, empujo a Azazel, lo empujo tan fuerte que por poco no se sale del pentagrama. Mis manos actúan por su cuenta. Era como si no tuviera el poder para controlar mis manos. Siento la daga clavándose en algo, un ruido horroroso y, finalmente, un silencio ensordecedor.

Lo más raro no fue que lo empujé con una fuerza que, obviamente, no tenía; sino que ni siquiera me di cuenta cuando lo apuñalé con la daga. Mis manos se movieron por su cuenta. Y al parecer lo hice tan rápido que el demonio no pudo pararme a tiempo.

Durante unos minutos todo queda en silencio, sólo se escucha mi respiración agitada y el goteo de la sangre cayendo de la daga. Miro a Azazel. Está con una mano en su estómago mirándome con sorpresa. ¿Cómo lo hice?
Miro a mi abuela, esperando que ella lo sepa, pero al igual que el demonio, tiene la misma sorpresa grabada en su rostro. Observo a Logan. También estupefacto.

—Realmente habían despertado tus poderes... —Escucho la voz de Azazel y me vuelvo hacia él. No entiendo nada.

Me sorprendo cuando veo que está muriendo. Realmente muriendo. No está sanando ni tiene su habitual sonrisa diabólica en su rostro.

Azazel va desapareciendo lentamente, su imágen es cada vez más translúcida. En ningún momento despega su mirada de mí, como si quisiera llevarse mi figura grabada en su mente a su muerte definitiva.

Sin embargo, antes de que su forma termine de desaparecer, escucho que dice algo más.

—Yo no soy la verdadera amenaza, Dylan. Nunca lo fui. —Estira su mano intentando agarrarme, aunque dudo que quiera lastimarme—. Te arrepentirás de haberme matado.

—Lo dudo. —Le digo, y estoy seguro de que me escuchó porque antes de desvanecerse una sonrisa dibujó su cara por última vez.

Y en un abrir y cerrar de ojos, delante mío ya no había nadie.

Acabo de matar a un demonio.

Acabo de vengar a mi padre.

¿Por qué no me siento mejor?

Aún no tenía clara la situación. En primer lugar, Azazel dijo que mis poderes habían despertado, y quizás tenía razón ya que no tenía idea de como lo había empujado tan fuerte. Pero yo no me sentía diferente. Creía que el poder usar la magia me haría sentir más... ¿poderoso? Pero seguía siendo el mismo Dylan de siempre, sólo que más confundido.

Y en segundo lugar, lo que dijo antes de desaparecer por completo... que él no era la verdadera amenaza. Parte de mí quería creer que Azazel sólo trataba de confundirme (lo que logró perfectamente), pero en el fondo sentía que decía la verdad.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al darme cuenta que esto no había terminando. Nunca se iba a terminar.




Dylan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora