Dylan.

XI

 

—¿Cómo te llamas? —La voz de Logan hace que levante mi vista del pesado libro que me encontraba leyendo—. No podemos seguir llamándote "Abuela de Dylan".

Había pasado un día entero desde que invocamos a Azazel y desde que Logan, Lydia y mi abuela se habían dispuesto a ayudarme a encontrar al hijo de éste, un brujo, quien me ayudaría a fabricar un arma (todavía no tenía idea de como haríamos eso) que pudiera matar a su padre.

Pero ahora nos encontrábamos los cuatro en la biblioteca de la universidad, leyendo "interesantes" libros de demonología, magia y otras cosas que no entiendo. La mayoría estaban en latín, y solo mi abuela podía leerlos. Lo que más me sorprende es que la universidad tenga este tipo de libros.

—¡Qué falta de respeto la mía! —Mi abuela le sonríe coqueta a Logan y le guiña un ojo, yo intento concentrarme en otra cosa que no sea mi abuela coqueteado con mi amigo— ¿No nos has presentado Dylan?

Levanto las cejas en señal de que no los iba a presentar a estas alturas.

—Aguafiestas. —Murmura mi abuela.

—Te escuché. —Le digo, pero su atención ya está de vuelta en Logan, quien está pálido y con cara de que está a punto de vomitar. Me mira pidiéndome ayuda, pero yo me río.

—Me llamo Adeline. —Antes de volver a su libro en latín, vuelve a guiñarle el ojo a Logan.

—Esto es imposible. —Lydia cierra con un sonoro clap el libro que llevaba leyendo hace 3 horas—. Si un demonio no puede encontrar a su hijo, ¿qué nos hace pensar que nosotros sí podemos?

—La esperanza es lo último que se pierde. —Habla Logan con su vista metida en un libro de magia—. Me pregunto si estos hechizos de verdad servirán. "¿Cómo hacer que la persona que te gusta te quiera?" "¿Cómo rastrear a alguien?" —Empieza a leer distintos títulos de varios hechizos—, más que hechizos, parece el manual de un acosador.

—Si está en un libro debe ser verdad. —Le digo y ambos nos reímos, provocando que las demás personas presentes en la biblioteca nos miren como si quisieran sacarnos los ojos.

—Hablando de acosadores... —Dice de repente Lydia—, ¿has vuelto a ver a Alexa, Logan?

La sonrisa abandona mi cara, y estoy seguro de que el color también. Entre una cosa y la otra, me había olvidado de decirle a Logan que Alexa trabaja para Azazel.

—Sí, de vez en cuando... —Logan sonríe, y yo me siento culpable por no haberle advertido antes de que lo suyo con Alexa fuera algo serio. Ahora, viendo su sonrisa, me doy cuenta que es tarde.

Estaba tan preocupado por invocar a Azazel, por aclarar todos mis pensamientos, que me había olvidado completamente de Alexa, y que estaba en la universidad por una razón. Me había dicho que tenía ordenes de vigilar a Logan. Ni siquiera tuve tiempo de pensar en eso, ¿por qué un demonio quisiera vigilar a Logan? ¿Es por qué es mi amigo? Al final termina siendo todo mi culpa...