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Lo único que deseo en este momento es tener la daga conmigo

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Lo único que deseo en este momento es tener la daga conmigo.

La próxima voy a guardarla en mi bolsillo y no sacarla jamás.
Sé que el arma se encuentra en el cajón de la mesita de noche, junto a mi cama. También sé que si me muevo Lilith arrancará la cabeza de Logan. No tengo más opción que quedarme mirando.

—Suéltalo. —Repito. Como si fuera a hacerme caso.

—Ven conmigo. —Replica ella—. Entiende que es a donde perteneces. El Infierno es tu hogar.

Esto es una batalla sin fin. Tengo que pensar en algo.

Completamente sin pensar, digo:

—Iré, pero suelta a Logan.

El nombrado me mira con espanto.

—No irás a ningún lado con... esto. —Dice.

Lilith alza una ceja y desde mi lugar puedo sentir como las huesudas manos de ella se clavan aún más en la garganta de mi amigo.

—No tengo otra opción, Logan. —No iba a ir, pero decirlo quizás me daba más tiempo para pensar un plan. Pero cuanto más lo pensaba, más imposible me parecía salir ileso de la situación.

Me acerco sigilosamente hacia ellos, la demonio observa con cuidado todos mis movimientos. La expresión de Logan indica que, si salimos todos vivos de esta, me matará por hacer lo que estoy haciendo.

No tengo otra opción, ¿o sí?

Busco la, ya familiar, tranquilidad que trae consigo la magia. Sólo espero que Lilith no se dé cuenta de mis intenciones.

Y al parecer no lo hace, o no lo demuestra.

Cuando estoy lo suficientemente cerca, ella suelta a Logan. Me preparo para golpearla (con los puños claro) pero mi amigo se me adelanta y la golpea él. Me quedo con la mano en el aire, mirando la situación.

En cuanto los nudillos de Logan chocaron con la mejilla de Lilith, se escuchó como los huesos se rompieron. Claramente él también había usado de su magia.

La Madre de los Demonios cae al piso. Me quedo realmente sorprendido, no sabía que Logan podía llegar a tener esa fuerza. Incluso con la ayuda de su poder.

—Vete Dylan. —Dice él. Podía jurar que su voz sonaba más seria, más decidida. No era Logan.

—No me iré. —Me acerco a él poniéndome a su lado, esperando contraatacar en cuanto Lilith se levante—. No necesito que me defiendas.

En el momento en el que Lilith se levanta, la puerta se abre. No ahora, por favor.

—Chicos, los estaba buscan... —La frase de Lydia se interrumpe cuando la mirada de ésta se posa en la demonio que está tirada en el suelo, con la mitad de la cara rota

—Vete Lydia. —El primer instinto que me viene es el de hacer desaparecer a Lydia del plano. No puede estar acá.

Pero es demasiado tarde, cuando Lydia intentando huir, Lilith ya cerró la puerta, encerrándonos a todos adentro.

La desesperación se acumula en mí. Todo es mi culpa. Si hubiera aceptado ir con ella en la biblioteca, nadie saldría lastimado.

—No les hagas nada, iré contigo.

—¿Qué? ¿A dónde irás? —Lydia, quien no entiende nada de la situación, se escucha bastante alarmada.

—A casa. —Suena raro. Incluso es raro decirlo. Pero es la verdad, me guste o no.

Lilith se acerca a mí con una sonrisa de triunfo en su rostro.

—¡No puedes dejar que gane! —Logan grita mientras salta hacia la mujer.

Veo un destello metálico. La daga. La tiene. Una pizca de esperanza aparece, pero se esfuma en cuanto Lilith esquiva el golpe con facilidad.

—Idiotas. —Gruñe.

Veo que la daga va a parar debajo de la cama. ¿Hay algo que no nos salga mal?

Logan se encuentra ahora en el piso, con la cara ensangrentada.

—Basta. Ya he dicho que iré.

¿Qué otra opción me queda?

Avanzo resignado hacia ella.

Se acabó.

Aunque pelee, vendrán otros a por mí. No puedo escapar de quien soy. Mate a cuantos mate, seguiré siendo el hijo de una Princesa del Infierno, el nieto de Lucifer, seguiré teniendo sangre de demonio.

Y creo que es ese pensamiento el que me hace actuar inconscientemente a continuación.

Me tiro al piso, hacia donde está la daga. En cuanto el mango gastado toca mi mano siento la energía que contiene aquella arma. El arma me recuerda, sabe que soy su dueño.

Lilith me toma por el cabello y me levanta, pero la daga ya se encuentra en mis manos.

No estoy seguro de que esto funcione, de que realmente la vaya a matar. Aún así, hinco el filo en su cuello, del cual, rápidamente, emana el líquido negro. Sangre de demonio.

Un alarido sale de la horrorosa boca de la demonio. Y en cuanto saco la daga de su garganta, desaparece. Lilith se ha esfumado, dejando el suelo cubierto de la sangre negra.

No la he matado. Algo me lo dice. Simplemente ha escapado. Pero siento en mis entrañas que algo peor se aproxima.

—¿Realmente crees que habrías podido matar a La Madre de los Demonios? —La escalofriante voz de mi madre resuena a mis espaldas. Rápidamente giro en mi lugar, observándola.

Está igual de extremadamente pálida que siempre, el frío que desprende su cuerpo hace que tiemble un poco.

Miro hacia todos lados. Lydia esta en un rincón horrorizada, Logan sigue en el suelo. Por un momento me preocupo de que esté muerto, pero me alivio al ver que, de a momentos, se remueve inquieto a causa del dolor.

—¿Vendrás conmigo por las buenas... —Mi madre se acerca a mí, vuelvo a fijar mi atención en ella— o por las malas?

—¿No hay tercera opción?

—Nunca hay tercera opción, Dylan.

Hace un momento me hubiera ido sin titubear, pero en cuanto vi la mirada en el rostro de Lydia, no pude decir más que:

—Por las malas.

Fue bastante tonto de mi parte decir aquello, ya que en cuanto la última palabra salió de mi boca, mi madre arremete contra mí. Apenas dándome tiempo a pensar, me derriba de un solo golpe. ¿Se considera esto como maltrato familiar?

Mi cabeza golpea contra el suelo e inmediatamente veo negro. Aunque me recupero enseguida, sigo aturdido, por lo que no puedo levantarme. Veo todo a través de un manto borroso. Veo cuando Logan quita la daga de mis manos y corre hacia mi madre, veo como mi amigo apuñala a mi madre por segunda vez, pero ésta vez no me afecta.

Antes de que se me cierren los ojos, veo un resplandor cegador que sale de la daga, o de Logan, o ambos. No lo sé. ¿Por qué no había pasado antes? Estoy tan cansado como para preocuparme por eso. Solo quiero cerrar los ojos y descansar. Escapar de todo.

Noto que Lydia está a mi lado, hablándome, pero realmente no le entiendo.

Finalmente, lo último que veo es como mi madre y Logan desaparecen, junto con la daga. El resplandor se extingue y todo vuelve a quedar en silencio.

No hay rastros ni de mi madre ni de Logan. Lo que yo no sabía en ese momento, lo que descubriría en cuanto me levantase al día siguiente, era que ambos habían desaparecido, para siempre.

Dylan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora