C a p í t u l o 7

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Las personas ya habían llegado. Y según Kian, eran unos cuantos amigos.

Los cuales eran cómo cincuenta personas en está cabaña. Pero sólo decidió sentarse en el sillón mientras veía cómo las personas compartían conversaciones entre si mismas.

Ya veía que se quedaba dormida. Tal vez se hubiera dormido si no fuera el sonido de la música que la hacía sobresaltar a cada rato.

Una chica se les sienta en las piernas de Walter mientras le coqueteaba. Abbie se limita a mirar todo lo que hace la chica, pero cuando le ve físicamente no niega en su mente que es guapa.

La chica era castaña, el cabello largo hasta la cintura con un liso increíble. Un físico envidiable, pero sus ojos eran tan azules que cualquiera podía perderse en ellos, también su sonrisa era blaqueada y su piel tostada la hacía resaltar cuando sonreía.

Abbie se encontraba tan menos persona junto a ella. No es que se encontrará fea pero físicamente no era perfecta o guapa. Pero eso era lo que ella pensaba porqué ella era bastante envidiable por las chicas.

Era una chica de cabello castaño, su cabello no era tan largo. Tenía unos ojos castaño, siempre se veían muy llamativos con maquillaje. Tenía una sonrisa más encantadora y dulce, sus dientes eran perfectos al igual que encajaban con sus delgados y suaves labios. Su piel bronceada la hacia verse más guapa. Y su físico era muy idéntico al de la chica que se encontraba en las piernas de Walter.

Abbie si era guapa. Pero ella nunca se fijaba en eso, ella piensa que quién la quiera que la quisiera cómo es. Por dentro y por fuera.

-¿Se te perdió algo? -Pregunta la chica con fastidio. Era la misma chica que seguía en las piernas de Walter.

Abbie trato de esquivar la mirada de ella pero era demasiado tarde. Ya había sido descubierta.

Debes ser más disimulada, Abbie.

Piensa avergonzada.

-Nada, lo siento -Contesta Abbie en voz baja.

-Más te vale, freyita -Dice burlón Walter. Quién le había parecido graciosa la escena.

No creía que Abbie lo estaba mirando o más bien lo miraba porqué estaba con una chica. Pero Abbie no lo miraba de esa forma, sólo buscaba cómo era físicamente la chica que se encontraba con el.

Pero se notaba que ellos pensaron que Abbie estaba celosa. Aúnque ni Abbie misma sabía si eso era verdad.

Y una trás otra vez, se preguntaba porqué miro a la chica y unas cuantas veces a Walter.

Pero nunca se gano a mirarlo detalladamente. Sólo lo miraba de reojo porqué sabía que si lo miraba fíjamente el se iba a dar cuenta.

Soy una estúpida.

Se repetía una y otra vez en su mente.

Para quitar el tenso momento se levanta a la cocina a buscar algo para tomar. Y increíblemente tenía hambre si que no dudo en tomar unos dos brownie y meterselos en la boca.

Los saborea y gime del exquisito sabor. Luego se alarma por probar algo que estaba en la cocina en una bandeja, ¿Le podían haber hechado algo?

Su piel se eriza y corre al baño para vomitar lo que había comido. Pero por su mala suerte el baño estaba ocupado si que maldice unas cuantas veces mientras regresa nuevamente a la cocina.

-¿Estás bien?, te noto pálida -Dice Lucy una vez a su lado.

-¿Que tienen los brownies? -Pregunta sin interés. Tampoco iba hacer tan obvia.

-Dime que no comiste uno -Dice rápidamente Lucy.

-¿Yo?, no, sólo quería probarlos pero con lo que me dijiste me queda claro que contraen algo -Dice tratando de no entrar en pánico.

Yo y mi maldita hambre.

-Si no quieres terminar teniendo sexo con otra persona no comas brownies. Ahora acompañame a tomarnos un trago, ¿Vale? -Pregunta y Abbie asiente.

Estaba más nerviosa que nunca, no sabía que efecto iba a obtener. No sabía que iba a pasar cuando el efecto de los brownies comienzen. No sabía cómo actuaría y sin darse cuenta una gota de sudor cae por su frente. La quita al instante.

-Nose si deba tomar -Dice Abbie recibiendo la lata de cerveza de su amiga.

-No seas aburrida, una cerveza no es nada -Dice Lucy en un puchero. Abbie asiente y decide tomar de la amarga cerveza.

No le parecía para nada exquisito el sabor de cerveza ya que no era buena para ella. Sólo unas cinco veces en su vida la probó y no la encontró nada exquisita.

Encotraba más exquisito el ron con algo de bebida. O el whisky. Pero en fin ese no era el problema para ella ahora.

El problema era que no sabía que iba a pasar con ella después de que los brownies le hicieran efecto,¿Cómo actuaría?

¿Lucy se dará cuenta?, ¿Y si fingía emborracharse para disimular?

Pero tampoco servía porqué igual no sabía si iba a tener ganas de tener relaciones y eso era terrible. No quería que nada de eso sucediera.

Sin darse cuenta se habia tomado toda la cerveza.

-Menos mal que no querias -Dice burlesca Lucy.

-No es nada, sólo que tenía sed -Miente.

Sus manos empezaban a sudar a cada momento. Y sus piernas no dejaban de temblar.

-Iré al baño haber si se desocupo -Dice Abbie parándose del asiento mientras jugaba con sus manos impaciente.

-Actúas raro, Abbie -Dice.

-Yo no lo hago, sólo estoy impaciente por ir al baño porqué tome la cerveza tan rápido que las ganas de botar el liquido me dominan -Dice con voz tiritona.

-Te creeré porqué te mueves impaciente y sólo lo haces cuando quieres ir al baño -Dice Lucy convencida que su amiga le decía la verdad.

Abbie corre al baño para tratar se vomitar al baño pero seguía ocupado. Así que impaciente de entrar toca la puerta.

-Ocupado -Gruñe una chica.

-Si estar ocupado es tener relaciones en el baño encuentro muy desubicado de su parte tener sexo ahí cuando uno nececita entrar al baño hacer sus nececidades. Me darieta vergüenza tener relaciones ahí -Dice Abbie enfurecida para caminar a la habitación en donde dormirá estos tres días. Tal vez dormir le haga bien.

WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora