C a p í t u l o 5

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Abbie estaba en la esquina que su amiga le había indicado que esté cuando la pasará a buscar.

Mientras tanto aprovecha de sacarse aquéllas lágrimas que se le salían por el momento que tuvo hace un momento con sus padrastro para salir.

Y cómo ella suponía paso todo lo que pensó que pasaría.

La bocina de un auto la hizo darse vuelta. Se da cuenta que iba Lucy con Kian adelante y atrás iba,

Walter.

Un gran bufido fastidioso salió de Abbie. Pero no pudo terminarlo cuando escuchaba a su amiga que subiera su maleta atrás.

Si que lo hace para subir al auto, y ahí Walter estaba esperandola con una sonrisa encantadora.

-Hola freyita -Dice burlón.

Abbie lo mira incrédula escuchando el apodo que odiaba.

-Hola -Dice secamente para luego saludar amablemente a Lucy y Kian.

En todo el camino el único ambiente era tenso entre Abbie y Walter.

Abbie aunque tratara de mirarlo con odio o fría el le sonreía o le guiñaba el ojo varias veces y eso la enfurecia más y cuando se enoja empieza arrugar su nariz o se mordia la mejilla por dentro haciéndolo muy notorio a la vista de los demás.

Pero a Walter le divertía ver cómo arrugaba las nariz repetirnas veces y para que hablar cuando se mordia la mejilla por dentro y luego se quejaba por habérsela mordido demasiado fuerte.

Y así fue todo el camino, Walter al parecer le encantaba ir molestando y intimidando a Abbie con su misteriosa mirada.

Abbie fue la más feliz de el mundo cuando llegaron porqué ya no iba a estar incómoda con la presencia del querido Walter.

-No te preocupes yo las llevo -Dice Walter tomando el equipaje de Abbie.

-No me molesta llevarla yo -Dice pero sólo fue en vano porqué Walter la ignoro entrando en la cabaña.

Que inepto.

Se limita a pensar Abbie. Pero en silencio sigue su camino siguiendo a Walter.

-¿Cuál será la habitación en que se quedará, Abbie? -Le pregunta Walter.

Para Abbie fue educado de su parte llevarle su mochila y preguntar donde dormiría para ir a dejar su mochila. Pero tampoco entendía porqué ahora era tan educado.

Si fue un gran estúpido cuando la conoció y sólo se limito a insultarla, después viene y se disculpa. Y sólo hasta ahora ha sido un gran caballero, exepto cuando estuvo riéndose de ella en todo el trayecto hacía aquí. También la molesto, la colocó nerviosa y hacía que se sonrojara.

No era algo extraño. Pero si le resultaba extraño para ella. También que su amiga se limitaba a juntarla con el, no entiendia porqué dijo que venían amigos y sólo trajo al fastidioso de Walter.

Nuevamente Abbie sigue los pasos de él pero antes le había hecho una seña a Lucy para que después hablarán. Oh, si. Su amiga no se iba a salir tan fácil con la suya.

-Gracias Walter -Le agradece.

-No fue nada, freyita -El sonríe.

Definitivamente la encanta hacerla enojar. Era divertido para él pero más cuando veía que Abbie tenía unas grandes ganas de golpearlo pero no lo haría.

Podía ser fuerte y intimidante en peleas con chicas pero era débil. Se creía la grandiosa ganadora pero no lo era, no mientras Walter esté en su camino.

Pero al menos Walter piensa eso de ella. Porqué sabemos que Abbie no es así, nunca le importó ser vista cómo la gran ganadora y mucho menos creerse una "freyita". Ella tenía una obligación y era llevarle dinero a unas personas que no lo merecían para nada.

¿Pero que sabía Walter de eso?, nada. Y Abbie también piensa que el es un egocéntrico que cree que todo su alrededor suspira por el. Se equivoca porqué Abbie no suspira ni un poquito por el.

El también tiene un rotundo vacío en el, se sentía sólo. Pero le hacía falta el amor de familia, su madre lo que hacia era evitarlo y pasar el mayor tiempo con su padrastro y su padrastro lo odiaba.

Jeed Collins, el gran mafioso egoísta.

O el sentía eso. Aúnque muchos momentos tenían conversaciones del "sexo", cosas que Walter ya sabía. Pero también Jeed se empeñaba en saber con quién salía Walter o lo que hacia. Parte de el sentia un poco de preocupación por Walter y también cariño.

Pero en cambio Walter no le importaba nada de Jeed. El sólo era el hombre con quién follaba su mamá, quién lo ayudaba cuando se metía en líos y aveces iba al trabajo mafioso donde siempre salía con dinero si le hechaba una mano a Jeed.

Walter en si extrañaba a su padre quién nunca supo quién fue.

A veces cuando le preguntaba a su mamá quién fue su padre era esquivado. Ninguna repuesta, sólo sabía que se llamaba Alejandro Campbell.

También conocía la tumba de su padre y sabe más que nada que la familia de Alejandro quería fuera de su vida a él y a mi mamá, Beatriz.

-Uhm, no quiero ser oportuna ni mucho menos pesada pero te podrías retirar para poder tener algo de privacidad -Dice Abbie incómoda.

-Si -Dice seco. Luego se da media vuelta para salir de la habitación.

Ahí es cuando Abbie suspira con tranquilidad, sólo se limita a acostarse en la cama cuál resulto ser cómoda y mirara el techo. Se sentía a gusto, no tenía que escuchar a sus padrinos ni nada que la molestara, era feliz aquí.

Y al sentir esa tranquilidad sólo quería tener su casa cómo siempre soño pero que ella estuviera en su casa donde se crío y no tener que estar aguantando a sus padrinos.

Lo único que había pensado en el camino era que tenía que ver cómo sacar a sus padrinos de la casa suya. Porqué no podía regalarle lo más preciado de su vida y estaba segura que en ese tema tenía que ver mucho la justícia.

No tenía que tener más humillaciones. No más violencia y lo que más deseaba es que iba a tener su tranquilidad.

WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora