C a p í t u l o 4

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-Gracias por traerme, Walter -Abbie dice agradecida.

Había encontrado muy generoso de parte de Walter traerla.

-No fue nada, freyita -Sonríe haciendo rugir fuertemente el motor.

-No metas más ruido con el motor que puedes despertar a mis padrinos -Dice.

Pero Walter burlescamente hace rugir nuevamente el motor haciéndo que de la casa de Abbie se asomará el padrino.

-¡Abbie, entraté inmediatamente! -Grita el padrino furioso desde la puerta.

-Adiós -Abbie le susurra a Walter mientras agachaba su cabeza avergonzada.

-Adiós freyita -La voz de Walter aún era burlona al ver cómo el padrino la mandaba siendo mayor de edad.

-¿¡Qué esperas para entrar, estúpidez!? -Exclama el padrino cuando tiene a Abbie bastante cerca para darle un empujón hacía dentro de la casa.

De parte de Walter le vino un escalofrío de culpa que fue ignorado de inmediato.

-¿¡Qué hacías con ese maliante!? -Le pregunta el padrino de Abbie.

Lucía enojado. Pero aparte preocupado cosa que le pareció raro a Abbie.

¿Mi padrino se preocupa por mi?, debo estar alucinando.

Abbie ríe mentalmente.

-No es un maliante, sólo es un amigo que se ofrecio a venir a dejarme si que de su parte fue muy generoso para que lo llames así -Dice firmemente.

-Yo llamo cómo quiero a ese engendro de mierda, ¿Okey? -Pregunta amenazante.

-Aquí tienes tú dinero. ¡Déjame en paz por una puta vez! -Grita alterarada. Pero se arrepiente de hacer eso cuando fue golpeada en la mejilla por él.

-¡Anda a tú habitación, mierda! -Grita el padrino furioso.

-Si -Susurra Abbie conteniendo las lágrimas.

Y cuando llega a su habitación se derruma en su cama para llorar.

Estaba arta de siempre lo mismo. Del maltrato de su padrino o madrina, de tener que darle su dinero, de tener que estar aguantado las humillaciones de siempre.

Así se quedo dormida.

[...]

Había pasado una semana que Abbie no se veía con Walter.

Si que nada había cambiado, todo seguía normal al parecer. Lo único que había cambiado es que Abbie estaba reuniendo dinero para buscarse un lugar.

Ya no iba a estar más ahí, tenía que superar que su padre nunca iba a volver o al menos eso es lo que piensa ella.

Pero está semana fue dura para Abbie porqué la madrina la hizó limpiar los vidrios de la casa pero por fuera y por dentro.

Ahí tuvo un accidente que le perjudicó dos días sin poder pelear y que sus padrinos la tenían en su habitación sin salir y con suerte le daban un plato de comida.

Cosa que ya era normal para ella.

Abbie se mueve rápidamente mientras golpeaba el saco de boxeo sin parar. Luego de unos minutos más se inclina a descansar.

Siente el sonido de su teléfono sonar recibiendo una llamada, lo tomá para contestar la llamada de Lucy.

-¿Qué pasó, Lucy? -Pregunta preocupada.

-Estaba pensadolo mucho y de hace tiempo que no tenemos nuestro momento de amigas si que quería invitarte a quedarte esté fin de semana a mi casa, ¿Puedes, linda? -Pregunta Lucy del otro lado del teléfono.

-¿Debería de decir que no? -Pregunta burlona.

-Sabes que si dices que no tendrás que pagarme muy caro, Abbie -Dice burlona.

-Bueno, si me quedaré contigo enfrentado las consecuencias que vendrán, ¿Iremos a un lugar en especial esos días? -Pregunta Abbie rindiendose ante Lucy.

-Qué comes que adivinas -Dice Lucy divertida.

-¿Nosotras dos, solas, cierto? -Pregunta insegura.

Sentía que su amiga tramaba algo y que no le daba buena espina.

-Si, Abbie -Ríe con nerviosismo.-Bueno tal vez iremos con Kian y unos amigos -Logra decir.

-Sabía que tramabas algo, Lucy.

-Pero quiero ir contigo, Abbie, por favor no seas una mala amiga y acompañame -Dice suplicandole.

Luego de minutos tratando de convencer a Abbie lo logra y la castaña cómo siempre da un fastidioso: si.

-Te amo, amiga -Dice felizmente Lucy.-En la noche iremos por ti, ¿Ya? -Pregunta insegura.

-Bueno -Dice.

Ahora era el problema cómo iba a salir de su casa sin tener un gran sermón de sus padrino, una paliza y después un gran regañó de vuelta de su fin de semana. A parte si tiene la suerte que no la dejen afuera.

Abbie deja su teléfono en el bolso para concentrarse en el saco de boxeo.

Por el otro lado Walter estaba lidiando con su mejor amigo.

-Que te he dicho que teníamos que ir los dos y no invitar a tú novia y a la... Freyita -Dice Walter con gran fastidió.

-Sabes que te recompensare, acuerdate de nuestra salida fugaz, Walter -Kian trata de convencerlo.

-No podré estar en la misma cabaña con esa chica y estar todo un fin de semana viéndole la cara. No me jodas al pedirme eso -Gruñe.

-Nose que te hizo esa chica que no puedes ni mirarla, no es de jodido pero ella no te ha hecho nada para que la mires cómo si fuera caca tirada en el piso -Opta por decir Kian.

--Y cómo quieres que actúe si todo el tiempo posible haces que la vea, no se si tú noviecita te trato de decir que le buscaras un chico que se fije en ella o qué, pero no quiero estar en esa mierda porqué sabes que ella no es del gusto mío -Dice Walter, al momento se frustra y prende un cigarro.

-No tramo nada, joder nose porque piensas eso de tú mejor amigo. Y Lucy tiene su mejor amiga que el tiempo que puede y si es posible quiere pasar tiempo con su mejor amiga y también conmigo, pero sólo me dice si le llevo un amigo mío y yo siempre optó por ti porqué eres el único amigo de gran confianza que tengo y se que no querras quitarme a mi novia cómo pienso eso de los demás -Dice.

-Y el gran merecido por tú felicidad me haces estar con la freyita. Sólo te estoy advirtiendo que después no quiero reclamos si la chica no quiera verme del odio que me tendrá, me divertire esté fin de semana con freyita -Dice burlescamente.

WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora