Capítulo 39

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Esta vez ya no estaban en la sala sino en el sótano a Florella también tuvieron que atarla por hacer mucho escándalo.

—Dejenla ir, matenme a mi pero a ella no le hagan nada —Esa era como la secta vez que decía lo mismo.

—Abbie, hagamos esto por las buenas. Tú me dices donde esta el cofre y desaparecemos de tu vida —Dice Collins perdiendo la cordura.

—No lose. Nose donde esta el puto baúl.

—Walter no dice lo mismo, ¿cierto hijo? —Pregunta burlón. Abbie se queda boqui abierta.

—¡Me engañaste, confie en ti como en nadie! —Empieza a llorar. Walter la mira sin expresión.

—No eres la única que ha sido engañada. Mejor di donde esta el cofre para no verte jamás, me das asco —Dice furioso. Abbie se sorprende de sus palabras.

—¡Dejanla tranquila malditos! —Grita la abuela. Collins esta vez saca su pistola.

—Traiganme un cojín —Ordena Collins. Uno de los brabucones va por ella, Walter se desespera pero Collins le guiña el ojo para que no entrará en pánico.

El corazón de Abbie se acelera y más al notar que Walter no se inmutaba en hacer nada por ella. Era como si le diera lo mismo lo que le pasará.

Ahora Florella era la que gritaba como histérica. Collins ya estaba perdiendo la paciencia con ella, no esperaba el minuto que bajarán con el cojín.

Luego de eso toma el cojín y mira a Abbie.

—Tú decides muñeca, es tú vida o él baúl —Dice entre dientes.

Abbie estaba paralizada de él miedo, lloraba como nunca y traga saliva todo el tiempo. Tenía tanto miedo que ni las palabras le salían.

—¡Collins, déjala ir por favor.....!

El impactó de la bala le atraviesa el cráneo dejándola sin vida.

—¡Nooooo! —Grita Abbie, empieza a moverse para tratar de salir de el agarré de las sogas.—¡Eres un maldito hijo de puta, te odioooo maldito animal, pudrete en el infierno! —Grita con todas sus fuerza y lo último que sintió fue el impacto de algo contra su cabeza quedando inconsciente.

—¡Que mierda haces, Collins! —Walter grita con furia, estaba congelado sin quitar la mirada de la Abuela de Abbie quién estaba ya muerta.

—Ayúdame a llevarla, iremos a un lugar cerca de aquí donde maté a tu padre. Ustedes dos vean que hacen con el cuerpo.

—Quedamos con que no le ibas hacer nada —Dice entre dientes.

—Y que es lo que estoy haciendo. No jodas y vamos —Sigue su camino.

Luego la dejan en la parte trasera de el auto y suben al él, esta vez Collins maneja. El lugar no era tan lejos unos 20 minutos antes de la casa.

Walter cuando adentra al pequeño lugar abandonado recuerda tiempo atrás cuando Collins lo trajo y obligó a ver como mataba a el padre de Abbie.

—¿Recuerdas cuando vinimos, Walter? —Dice en una sonrisa maliciosa.

—Algo —Miente.

Sienta en la banca que años atrás sentaron al padre de ella, estaba algo vieja pero podía sostenerla. Luego la vuelven atar. Collins de su bolsillo saca la pequeña botella de alcohol para lanzarle lo que había dentro. Ella despierta de golpe pero cuando lo ve lo fulmina.

—Eres un cerdo, no tienes corazón... —La interrumpe.

—Si no me dices donde esta el dinero la siguiente serás tú, le harás compañía a la chillona de tu abuela y a tu querido padre, a tu hermosa madre —Le sonríe.

—Querrás decir a tú hermana.

Collins queda congelado en silencio, se acerca a ella para tomarla bruscamente de el mentón.

—Deberías imaginarte como hice mierda su cabeza contra la pared. Lo disfruté, no juegues conmigo que yo soy como el fuego en cualquier momento te quemó —Le guiña el ojo..

Luego el celular empezó a sonar. Lo toma para ver la llamada y era; Hector, uno de sus brabucones.

—El trabajó esta terminado, ven por nosotros —Dice de el otro lado.

—Ya voy —Dice. Mira a Walter.—Vela, que no se te escapé o en serio te jodo, Walter.

El asiente. Minutos después de ser amenazado muchas veces por Collins el se va para dejarlo a solas con Abbie.

—¿Porqué te comportas así, Walter?

Él la mira para quedarse en silencio.

—¿Que te hice para que me ignores?

Él sigue mirando hacia otro lado.

—Walter, deja de comportarte como un niño y dime que te sucede.

—Cállate —Aprieta su mandíbula, solo verla le venia a la mente cuando besa al joven de la moto.

—¿Porqué?

—No te quiero escuchar, no quiero verte, no quiero oirte, no quiera nada que venga de ti —Dice seco.

—¿Que te sucede?, la que tiene que estar enojada aquí soy yo, eres hijo de Collins y no me lo dijiste.

—No es mi padre, es mi padrastro y te lo iba a decir cuando ignoraste mis llamadas y buzones de voz.

—Lo siento —Dice ella.

—No lo sientas, fue lo mejor, me di cuenta tarde que no te importo —Le regala una sonrisa falsa.

—Eso no lo digas si no lo sabes.

—¿Que loco no?, yo extrañandote a muerte y tú revolcandote con otro —Mira el suelo.

—¿Co-mo lo sab-es? —Tartamudea.

—Y lo admites, no tienes vergüenza alguna —Dice irónico.

—Yo no quería. Él fue ganándose nuevamente mi cariño de apoco y para olvidarte acepte estar con el —Dice sin mirarlo.

—No mientas, ya no es necesario fingir.

—No miento, Walter. Tú y tú maldito poder de no sacarte de mi mente, estabas en todos lados, no podía hablar de ti porqué me dolía, porque lloraba, porqué me enamoré jodidamente de ti —Dice.

—No digas eso, eso no se llama enamorarse porqué si lo estuvieras no te meterías con otro, yo estuve meses sin meterme con una chica porqué estabas en mi mente todo el momento, me amanecía, tomaba, mataba, joder hice muchas cosas pero ahora se que no valieron la pena, tú estaba divirtiéndote con otro.

—Sabes que más, ya te expliqué lo que realmente sucedió hay ves tu si me crees. Y él dinero con el cofre esta en la casa del perro en el patio de atrás.

WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora