#21

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—Martina, ¿Cuando chucha pensai decirme lo de la carta de amenaza?

_Ah Josefa que webeai, si esa cagá era mentira, era una broma de ... una amiga.

—No soy tan ahueona, o me decís o le digo a la mamá.

—Estay clara que no te conviene, deberías pensar más en tus hueas. ¿No creís? ¿Pablito? ¿Joaquincito?.

—Media hueá, por lo menos tengo minos detrás míos y no como vo, que tení 20 años y aún no hay pololeado.

Me miró con rabia en los ojos y me empujó pa' que saliera de su pieza.

Ah filo, si la hueona le pegan asunto de ella, pero me dio rabia que en esa carta dijera que se iban a meter con mi mamá, esa hueá eso si que no lo acepto, y la Martina estaba super tranquila con la hueá.

Que rabia hermano.

Voy a webear en tumblr un rato pa' que se me pase la rabia, me puse a ver cualquier frase y me llegaban las hueas.

Entró una llamada, era del Joaquín.

Contestar o no... he ahí el dilema.

Esperé un poco mientras pensaba y contesté.

—¿Hola?

—Josefa, ¿Cómo estay?

—Al grano por fa Joaquín.

—Ya, pero de verdad me importa como estás...

—Estoy bien, ¿Qué pasa?

—¿Podemos juntarnos a hablar?, quiero aclarar lo que pasó en tu sala.

La pensé igual, pero se notaba sincero.

—Bueno, ¿Dónde y a qué hora?

—¿Puede ser hoy?

—Eh, ya.

—¿En el parque a las siete?

—Ya, nos vemos.

—Nos vemos princesa.

—¡No me digai así!

—Ya princesa.

—Ya córtala Joa..

Cortó.

No me pienso arreglar ni nada, voy a salir así no más, no me interesaba verme linda para alguien al que ya no me interesaba en absoluto.

{• • •}

Llegué al parque y me senté en el pasto.

Esperé al Joaquín como por 10 minutos, hasta que se apareció.

—Perdón por demorarme, había un taco culiao.

—Ya, filo. ¿Qué querías decirme?

—Ah si, perdón por lo que pasó. Soy un tonto, lo sé. Deberías entender que te extraño demasiado y que fui un ahueonao por no darme cuenta antes de la increíble mina que tenía y la perdí por imbecil.

—Te perdono.

Fue la única hueá que pude decirle, en volá estaba en shock.

—¿Podemos empezar de 0?

—¿Lo decís cómo amigos supongo?

—Mira Jose, yo sé que tú andas en otra, pero a mí me gustaría jugarmela por ti, por todo el tiempo que vivimos juntos, fue lo más lindo que me pasó.

Me abrazó.

Estábamos abrazados, quizás por 10, o 15 segundos permanecimos en ese abrazo.

Ese abrazo interrumpido por una voz, esa voz aguda, esa voz única, única de querer vomitar. Era la voz de la maraca más maraquil de Chile, era la Valeria.

—Holi Joaco. —dijo agachada, haciendo que se le viera todo el hoyo.

—Eh, Hola. —me miró incomodo.

—¿Qué casualidad no? —le sonrió.

—Sí. Pero ya me voy con la Jose.

—Ah, ok, nos vemos mañana entonces, cuídate. —le dió un beso cunetiao y le cerró el ojo.

—Ok, chao. —se limpió la "mejilla".

—¿Vamos a otro lugar Jose? —me dijo el Joaquín.

—No, mejor me voy a mi casa.

—Mmh, ¿Te acompaño?

—No, me puedo ir sola.

—Igual te acompañaré, no quiero que te pase nada.

—No me pasará nada.

—Nunca se sabe, vamos.

Lo empujé.

—Nunca me vay a poder mover con tus empujones de princesa.

—¡No me digai así!

—Me encanta hacerte enojar.

—Erís odioso.

—Erís muy linda.

—Ok. —miré a otro lado.

—Ya perdón, pero no es mentira.

—Decir eso no ayuda a tu perdón.

—Pesá.

—¿Y tú? —lo empujé.

—Yo no, tú lo sabes bien. —puso su brazo en mis hombros.

—Erís demasiado odioso, pesado y mil descalificativos más.

—Igual te gustaba que fuera así.

—En su tiempo, ya no.

—Pero así como te gustó una vez te puede gustar de nuevo. —me dió un beso en la mejilla.

Confié en una maraca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora