#46

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Pasó un mes de la muerte del Jesús y la vida seguía. Lo extraño y quiero mucho pero tampoco podía quedarme atascada ahí.

Llame a la Maca. Hace mucho tiempo no la veía y ya estaba de vacaciones. Había que hacer algo.

–¿Hola?  —Dijo.

–¿Podemos hablar?

–¿Con quién hablo?

–Con la Josefa po.

–Chucha, no tenía tu número. Se me borraron todas las hueas.

Ahueoná, ¿podemos o no?

, ¿dónde?

–Ahora.

–¿Ahora?

–Ahora.

–¿Voy pa' allá?

–Sí. Es urgente igual.

–Ya voy.

Cortó.

Cuatico las hueas que pueden pasar en un mes. La Martina había presentado a su pololo, él viejo ese. Mi mamá no estaba de acuerdo con su relación pero la aceptaba igual porque a ella la hacía feliz. Y con respecto a cuando le sacó la chucha a la Valeria nunca supieron que fue ella pero la hueona no fue más a clases. Y hasta el momento no me ha molestado ni nada.

Yo cacho que la van a cambiar de colegio. Ojalá no más po.

Bajé a la cocina a buscar alguna hueá pa' comer con la Maca.

Mi mamá andaba trabajando y la Martina igual. Tenía la casa pa' mi solita y eso me gustaba caleta.

En la mañana hablé con él Pablo e íbamos a ir al cine en la noche. Así que iba a invitar a la Maca pa' que fuera con alguien.

Sentí el timbre y fui a abrir la puerta.

–¡Maraca! —Me abrazó.

–¿Qué huea?

–Hola po. —Entró.

–Buena po. ¿Querí algo pa' comer?

–Ya po. ¿Qué era lo tan urgente? —Rodó los ojos.

–En la noche pensamos ir al cine con Pablito, ¿querí ir? —Le dije mientras servía papitas.

–Dale. Voy a invitar al Pancho.

–¿Por qué a él?

–Porque tenemos onda ...

–¿Y no me contaste? —Le tiré una papa.

–No, porque no hablaba con vo' hace tiempo.

–Maraca culia. Ya, invitalo.

• • •

Hicimos la fila culiá, estaba lleno porque justo se nos ocurrió venir un día viernes en la noche.

–Te dije que teníamos que venir el Lunes. —Le pegué al Pablo.

–Alaraca. El lunes iba a estar igual.

Lo miré feo.

–¿Qué película vamos a ver? —Preguntó la Maca.

–No cacho, cuando llegue él Pancho vemos po.

–¿Quién es él Pancho? —Preguntó él Pablo.

–Mi futuro pololo. —Dijo la Maca.

–Yaaa... ¿de verdad? —Dijo alzando una ceja.

–Trabajando en eso Pablito.

–Suerte po.

–Gracias. —Le guiñó un ojo.

–¿Qué huea? ¿Por qué le guiñai el ojo a mi pololo? —La reté.

–¡¿QUÉEEE?! —Abrió las pepas la Maca.

–Es broma culia. —Me reí.

–Mi celosa. —Me abrazó él Pablo.

En eso llegó el Pancho con una comida aparte
que íbamos a pasar ilegalmente al cine.

–Hola cabros. —Nos saludó a todos.

–Pablo. —Se presentó mi pololo.

–Buena, Francisco. —Le dio la mano.

–¿Cuál película vamos a ver? —Preguntó el Pancho.

–No sabemos aún. Te estábamos esperando para elegir. —Dijo la Maca.

–Veamos cualquier huea. —Dije yo.

–Sí po, la idea es pasarla bien un rato. —Dijo él Pablo.

–Ya eligamos cualquiera. —Dijo la Maca.

Elegimos la primera hueá que estaba en cartelera.

Cuando entramos al cine la Maca le tomó la mano al Pancho, y él... No se quejó pa' na.

Con él Pablo nos miramos y nos reímos.

–Jugá la cabra. —Me susurró.

–Amiga mía es po. —Le tomé la mano.

–Tú te la jugai por mi no más sipo.

–No. —Le di un beso.

–¿No?

–No. —Me reí.

–Entonces toma. —Me pasó las palomitas. –Me voy.

–Llorón. —Me reí.

–Tú me haces llorar. —Me quitó las palomitas.

–Vamos a sentarnos mejor.

–Ya oh. —Me tomó la mano.

Nos sentamos al lado de los cabros y la Maca era bien rápida la maraca culiá, ya se estaban comiendo.

Confié en una maraca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora