#41

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Me duró menos que un candy chupao mi pololeo.

Valeria culiá, ojalá la Martina la haga cagar.

—Hola Jose. —me tomaron de los hombros.

Me di vuelta y era él Jesús.

—Hola po, ya ni me hablai.

—Perdón, no he tenido tiempo de nada... O sea tenía.

—¿Qué pasó?

—¿Te acordai del hueón de octavo que me comí?

—Ay, sí hueón. ¿Qué te hizo?

—Nada, estuvimos pololeando a escondidas y el papá lo pilló... No sabía que era gay. —miró el piso.

—No me digai qué... —me tapé la boca.

—Sí, ya no estamos juntos. Y lo cambió de colegio. —hizo una mueca.

—Oh Jesús, lo siento. —le di un abrazo.

—No te preocupís. ¿Cómo hay estado tú?

—Igual que tú. El amor no es lo mío parece.

—¿Qué pasó?

—Na' creo que me dieron la pata en la r.

—¿De verdad? Sorry igual.

—Ya si, pa' qué tan sad.

_Tenís razón... Podríamos salir a carretear ¿te tinca?

—Ya po, avisame por whatsApp.

—Dale.

{• • •}

[Martina]

Pendeja culiá, se quedó pegá hablando con un hueón.

La esperé con mi poleron ancho y una máscara culiá, nicagando sospechaba de mí...

La hueona estaba abriendo la reja. No le dije ninguna palabra, no podía escuchar mi voz.

Le pegué una patada por la espalda y ella cayó al suelo.

—¿Qué huea? ¡Ayuda! —se quejó.

Le tapé la boca y le pegué combos en la cara.

—¡¿Quién mierda erís?!

La hueona se seguía quejando y parece que los vecinos estaban cachando así que le pegué su última patada en el estómago dejándola en el suelo, sangrando. Y me fui corriendo.

Mi pega estaba hecha, no justifico la violencia... Pero nadie se mete con la Josefa. Haría cualquier cosa por la pendex.

{• • •}

Llegué a la casa y la Josefa aún no llegaba.

Aproveche de bañarme y ponerme ropa femenina. Aunque no negaré que era bien cómodo ese polerón.

Le hablé por whatsApp a mi pololo
No sé cuando traerlo a la casa, él tiene 41. Sé que es mayor y me da miedo que lo rechazen. Pero no les negaré que es un amor de persona. La mamá se le murió cuando tenía sólo dos años.

—¡Llegué! —gritó la Josefa

—Pega hecha hermanita.

—¡Martina culiá! La dejaste pal pico. Salió en la tele.

—¿Qué? ¿Tan rápido?

—¿Por qué la dejaste sangrando? La idea era sólo pegarle no casi matarla.

—Ah, erís colorienta.

—¡Te pueden llevar presa si te pillan!

—Jurai, la justicia en Chile es una mierda.

Confié en una maraca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora