#56

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Llegamos al lugar con él Pablo e igual para ser nuestra primera película al aire libre, había muchísima gente. No cachaba que eran tan populares.

—Está terrible lleno. —comentó él Pablo cuando nos sentamos.

—Sí caché, ¿habías venido antes a estás películas?

—No, primera vez.

—Soy tu primera vez, uy. —subí y bajé las cejas.

—Y yo soy el hot. —rodó los ojos.

—Siempre tú. —le di un beso en la mejilla.

—¿Y cuanto durará la película? —preguntó él.

—Yo cacho que lo normal, como dos horas.

—Es que son dos películas de corrido, serán sus cuatro horas.

—Caleta. —abrí los ojos.

—Es para que alcancemos a ver las estrellas po. —pusó su brazo en mis hombros.

Me reí.

—¿De qué te ríes?

—Es que me acordé cuando nos conocimos, me dijiste que éramos compañeros en el Jardín. —me reí.

—Era verdad po. —se rió.

—Es que... —me reí. —Cómo creíste que me acordaría de esa hueá. —continué.

—Yo me acordaba po. —hizo puchero.

—Hueá buena. —me reí y le di un piquito.

—¡Va a empezar! —dijo todo emocionado.

—¡Ya! ni que fuera tu primera película fuera de tu casa. —me reí

—Es la primera contigo po. —me dio un besito en la frente.

—Dale color, te amo. —le di un beso.

—Y yo a ti. —dijo echándose una papa a la boca.

—¿De qué sabor son?

—Cebolla.

—Ni se te ocurra...

—Ven mi amors. —estiró sus labios.

—No hueí.

Me robó un beso.

—¡Puta trini te dije que no! —le alegué.

—Pero por qué p... eran de las tradicionales oh.

—Ah ya, veamos la película mejor será.

—Pesadita.

—Te amo y lo sabes baby.

Más que claro my baby.

—Me sonrojai. —me reí.

—Tú me sonrojai todos los días a mí preciosa.

—¡Yaaa!

—Es verdad. —tomó otra papa y se la echó en la boca.

—Hola Pabli. —lo saludó una rucia teñida obvio.

—Buena Emi, tanto tiempo. —la saludó.

—¡Sí po, ya ni aparecís por mis lados! —hizo puchero.

—Ando en otra, te presento a mi polola. —me miró.

—Josefa. —la saludé.

—Emi.  —sonrió.

Maraca.

—Ya po, nos vemos luegos entonces Pabli. —le dio un beso en la mejilla. —un gusto Josefa. —se despidió de mí.

—Igual, que te vaya bien. —le dijo él Pablo.

—¿Quién era esa? —le pregunté.

—Mi ex.

Confié en una maraca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora