#40

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Me dio pena pensar que él Pablo no confiara en mí. ¿Pero qué esperaba?
Después de todo llevabamos una semana de pololeo.

De todas formas la Valeria iba a pagar igual ésta huea.

No me considero una persona violenta, pero veré la forma de hacerla cagar con sólo palabras.

• • •

–Mamá, ¿te acordai de la Valeria? —Saqué una manzana.

–¡Sí po! ¿Por qué?

–Nunca te conté, pero yo terminé con el Joaco por culpa de ella. —Mande un mordisco a mi manzana.

–¿De verdad? Que mala amiga entonces. ¿Querí agüita? —Se servía un vaso de agua.

–No, gracias. Ya la cosa es que ahora quiere cagar mi pololeo con él Pablo.

–No tenís que dejar que pase po, asopá. —Me pegó un palmetazo en la cabeza suave.

–Ya, pero ¿cómo?

–Ay Josefa, estay grande ya po, yo ya no cacho na' de esas cosas. Pregúntale a la Martina.

–Uy la señora... ya. —Me paré y boté mi manzana.

Subí y toqué la puerta de la Martina.

–¿Quién es? —Pregunta.

–Yo.

–¿Quién yo?

–Yo pues quién más.

–¿Josefa?

–Sí ahueoná, abre.

Abrió la puerta y se fue a tirar a su cama.

–¿Qué querís? —Preguntó.

–Un consejito.

–¿Sobre? ...

–Sobre como parar a la Valeria.

–¿Parar por qué?

–Porque me quiere cagar el pololeo.

–¿De nuevo?

-Sí po. Le mandó fotos del año del pico al Pablo dándome un beso con el Joaco.

–Naaa' estay webeando.

–No hueón, ya po. ¿Me ayudai?

–Ya po, cuando querai le pego a la pendeja.

–Pero no sé si quiero pegarle ¿cachai?

–Es que ahí erís ahueoná po hermanita, vo' deberíai haberla hecho cagar a la primera.

–Pero si tú sabí que no soy así.

–Ya si no te preocupís, yo te hago la pega, dime donde va a estar y la hago.

–¿Y si te demandan o alguna hueá así?

–Na' me pongo una capucha, si la espero afuera de la casa pa' que nadie cache. Aparte como soy más alta que tú, no va a pensar que erís tú.

Justo en el enanismo.

–Ya, mañana salgo a las 3, deberíai ir como a las 3:30 a su casa.

–Vale. —Se puso sus audífonos.

–Gracias hermaniwis. —Me paré.

Cerré su puerta y me fui pa' mi pieza.

Tomé mi celular, quería hablarle a la Maca pa contarle la hueá pero la hueona nunca estaba en línea.

Aproveché de ver el chat con él Pablo y estaba en línea. Quería hablarle, siento que está enojado, pero no puede enojarse por una huea falsa. Ah pico, no le hablaré. Soy orgullosa, y me importa un pico.

Salí de WhatsApp.

• • •

Otro lunes culiao fome, pero me hace feliz pensar que queda poco pa' las vacaciones y que hoy mi hermana hará cagar a la Valeria.

Llegué a mi sala, dejé mi mochila encima de la mesa y salí al patio pa' ir a comprarme algo pa' comer.

–Me da... eso. —Apunté una barra de cereal.

–Son 300. —Dice la tía.

La hueá cara conchetumare.

–Gracias. —Le pasé la plata.

Subí y la Maca ya había llegado.

–Tenemos que hablar.

–¿Qué hueá? ¿Querí terminar conmigo?

–Pucha sí, erís muy maraca.

–No me llamo na' ... —Susurró.

Nos reímos como ahueonás.

–Chiquillas vamos a estar vendiendo completos en la sala de los terceros, pasen la voz por fis. —Nos dijo una hueona que no cacho.

Asentimos con la Maca.

–Ya, ¿Qué hueá querí hablar?

–La Marti le va a pegar a la Valeria. —Le susurré.

Su boco formó una O.

–¿Cuando hueón?

–Hoy, mañana te cuento que hueá pasó.

–Dale, ¿hay hablado con él Pablo?

–No hueón, desde que pasó la huea. Y cachai que puso de estado en WhatsApp "Más feliz que nunca" y un corazón con una cara feliz.

–Ay, ¿Qué tiene?

–Que me da a entender que está bien y le importó un pico la hueá que pasó.

–No sé...

–Si ni me habla, y su silencio dice más que mil palabras, pa' mí que terminó conmigo.

Confié en una maraca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora