Confié en una maraca.

#58

—Y la hueona se fue. —terminé de contarle todo mi día con él Pablo a la Maca.

—¿Qué huea esa mina? Ni Santa Isabel la conoce.

—No cacho, ¿tú decí que le revise las hueas?

—Josefa, si hacís esa huea hasta te puede patear por ser una celopata culiá. —puso su dedo índice en su cabeza.

—Esa misma huea pensaba.

—Vo' confía en Pabliño, es buen cabro, y tú cachai las hueas que inventan las ex's despechás.

—Me gusta caleta éste mino.

—Te creo, nunca te habíai enamorado en tan poco tiempo, con él Joaco te demoraste como dos años.

—En volá, es que igual tenía fama de pelao.

—Si se me pelaba hasta a mí ese hueón. —se rió. —¿Y cuándo carrete? Ando terrible angustiada ah.

—Cuando querai po, disponible 24/7 para usté amichi.

—Voy a preguntar por WhatsApp.

—¿A quién?

—Un grupo culiao que hay como cincuenta hueones, cacho como a diez si. —se rió

—Loca culiá.

—¡Ya! un culiao que se llama Emilio sacó casa, vive por acá cerca.

—¿Y puede ir mi bebé? —dije entusiasmá.

—¿No podís estar un día sin él? —rodó los ojos

—Ya po. —rogué juntando mis manos. —Tú podís invitar al Pancho. —hice puchero.

—¡No! Es noche de amigas ok, a m i g a s Josefa.

—¡Ya oh! Le voy a decir si.

—¡Macabea culiá!

—Aers, la única macabea eres tú. —me reí. —¿Entendiste? Maca-bea. —me reí más fuerte.

—Voy a decir en el carrete que no te conozco. —se tapó la cara.

—¡Admite que estuvo buena la talla! —la empujé.

—No.

—Ni. —me burlé.

—Arreglate mejor. —rodó los ojos.

—¿Y qué me pongo? Estoy ni ahí con verme bien, tengo pololo perrita.

—Eh ya ... —se rió.

—¿Qué te da risa? es verdad.

—Ni tú te la creís. Ya culiá, hacete una manito de gato como decía mi abuela y vamos al mambo ¡Wohooo! —movió sus manos de arriba hacia abajo.

—Me esperai.

—¿Y dónde más me voy a ir? ahueoná.

{• • •}

—Una cosa antes de entrar hueona ... —miré a la Maca.

—¿Qué? —rodó los ojos.

—¡No me dejís sola maraca re culiá!

—No te pierdas po. —se rió.

—Es la tuya dejarme botá en los carretes, te advierto que si no te pillo me piro.

Senda rima, como les quedó el ojo.

—Ya oh, vamos a sapear que tal el ambiente.

Entramos y la casa era la media mansión hueón, tenía piscina, bar, pista de baile y mil hueás más.

—¿Qué huea él mino de esta huea? ¿su papá es narco? —dijo la Maca.

—En volá. —me reí. —¿Andai con traje de baño?

—No hueona, si pensaba que era algo piola como los demás carretes po.

—Ya pero vamos a cachar igual qué onda la piscina, se ve como más prendido el ambiente pa' allá.

—¿Cerveza chiquillas? —nos ofreció un culiao que jamás había visto en mi vida.

—No gracias. —dije.

—¡Ya po! —le recibió una cerveza la Maca.

—Buena buena, ¿de dónde son las cabras? —dijo poniendo sus brazos en nuestros hombros.

—De por ahí. —dije pesá.

—Shaaa, andamos buena onda. —dijo él mino.

—Es que no me interesa hablar contigo. —quité su brazo de mi hombro.

—¿Y tú? —le preguntó a la Maca.

—¿Yo qué? —respondió.

—¿De dónde erí?

—Ah, soy d...

—¡Ven! —tiré a la Maca del brazo. ¡Sorry! —le dije al hueón

La llevé hasta un lado donde no habían tantas personas.

—¿Qué huea? —me dijo la Maca.

—Esa hueona de trenza, es la ex del Pablo. —la apunté pero piola.

—¿Y qué hace aquí hueona?

—No sé hueón, maraca culiá.

—¿Cómo que viene pa' acá o no? —dijo la Maca mirando hacia ella.

Miré piola.

—¡Sí hueona! —me puse nerviosa.

—Calmate si quizás va donde algún culiao cerca.

—No cr...

—¡Hola Josefa! —me dijo la Emilia.