Capítulo 24

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Los minutos, las horas, los días, los meses pasan y no consigo contactar con Blai. Entrevistas, pequeñas actuaciones, la televisión, firmas de autógrafos, cenas, galas, mi primer disco que sale a la venta el mes que viene...

Le he visto más veces a Blai, siempre con aquel chico igual que él, pero siempre están demasiado lejos, o hay demasiados flashes.
La única parte buena es que ya no estoy en el orfanato, Jack me adoptó y ahora vivo en un gran apartamento cerca del estudio. En el mismo edificio vive él, en el ático, y Logan en la puerta delantera.
Se podría decir que soy libre, pero no es el caso, estoy bien vigilada. Hay dos porteros que se turnan a la entrada del edificio y mi nuevo guardaespaldas me acompaña a todas partes, no hay manera de deshacerse de él. Si quiero salir del edificio el portero llama a la puerta de los bajos, y hasta que no estoy con Mike no puedo irme. Por seguridad dicen... Yo no pienso que sea necesaria tanta.

Me tumbo en el suave sofá de color violeta y enciendo el televisor. A estas horas no echan nada bueno... Nunca echan nada bueno. Lo vuelvo a apagar y cojo un libro que ya he leído tres veces.

De repente llaman a la puerta, tres golpes suaves. Miro la hora en el enorme reloj moderno que hay en la pared, sobre el televisor. Las tres y media de la madrugada. Intrigada, voy a abrir.

– Buenos días, bonita –dice el chico de las gafas animadamente antes de darme un beso en la mejilla–. Traigo una película para ver, no hay nada bueno en la tele y seguro que no tienes todavía ningún libro nuevo para leer.

– Buenas noches, Logan, buenas noches. ¿Has visto la hora que es?

– Temprano, es pronto todavía.

– Has bebido, ¿verdad?

– ¡No! –responde enérgicamente–. Bueno, sí, un poco. Pero tú no puedes beber, pequeña.

– Sabes que no me gusta que me llames pequeña –me quejo mientras nos sentamos cómodamente en el sofá–. Además, tú tampoco eres tan mayor.

– De acuerdo, de acuerdo, no te lo diré más –me da otro beso sonoro en la mejilla y pulsa el "play". Pero la película no comienza. Se levanta y vuelve a ponerla pero sigue sin funcionar. Lanza mil maldiciones a mi reproductor diciendo que en el suyo si funcionaba y luego vuelve abatido al sofá–. ¿Vienes a mi apartamento a verla? –pide, con una mirada que no puedo evitar decirle que no, aunque al día siguiente tengamos trabajo. Mañana tengo una firma de autógrafos y una actuación en un centro comercial.

Cuando ya nos hemos instalado en su apartamento, me tumbo con la cabeza sobre su regazo y la película comienza. Al principio pongo atención, pero luego Logan me empieza a acariciar el pelo y juega con él y los ojos se me empiezan a cerrar.

Me despiertan gritos fuera. No estoy en mi habitación, Logan duerme a mi lado y no se como he llegado a su cama. Recuerdo la noche anterior haber visto la película y... Debí haberme quedado dormida. Despierto a Logan y voy a abrir después de que empiecen a llamar a la puerta. Fuera, un Jack enfurecido casi se me lanza encima pensando que era el chico del apartamento.

– ¡Aixa no está! –brama hecho una furia antes de comprender que soy yo quien ha abierto la puerta–. ¡Aixa! ¿Se puede saber qué haces aquí?

– Bueno... –empiezo mientras noto como mis mejillas se ponen rojas.

– Vinimos a ver una película anoche y se quedó dormida. No quise despertarla para llevarla a su apartamento –explica Logan apareciendo detrás de mí.

– La próxima vez, avisa, jovencita. Y tú... No creo que la hayas hecho dormir en el sofá. Si la has podido llevar a tu cama para que durmiera podrías haberla llevado a su habitación que la tienes ahí delante –dice mientras señala con el dedo la puerta abierta de mi piso. Mi guardaespaldas sale de dentro y sonríe al verme. Coge sus llaves de la cerradura y se las guarda. Yo entro y cierro la puerta detrás de mí.

– ¡Salgo en diez minutos! –grito para que me oigan los de fuera. Sigo escuchando los gritos de Jack, y Mike y Logan que intentan calmarlo, mientras espero que el agua de la ducha se caliente.

Unas horas más tarde me encuentro rodeada de gritos, chillidos, cámaras que me hacen fotos sin parar... Un montón de chicos y chicas, niños y niñas, padres y madres hacen cola para que les firme un autógrafo y se hagan una foto conmigo. Estoy sola ante una mesa llena de papeles, fotografías mías y un puñado de rotuladores. Empieza a pasar la gente, me saludan, me dicen que les gusta mucho mi música, que son muy fans míos, algunos lloran de la emoción, otros me llevan regalos o me piden que los añada a alguna red social. Después se hacen una fotografía conmigo, sonrío, quedo medio ciega, se despiden y desaparecen de allí. Alguna cara quedará en mi memoria tal vez, pero la mayoría se borrarán, aunque no lo quiera.

Busco en cada persona unos ojos y un cabello verde, unos extraños números en el cuello, pero Blai no aparece en ningún momento.

Poco a poco la cola se va haciendo más y más corta hasta que llegan los últimos, un padre con una niña de unos siete años. Estoy cansada y lo único que quiero es volver a casa, tengo que forzar una última sonrisa ante la cámara.

– Mucha suerte para cuando salgas ahora a cantar –me dice la niña con una voz dulce mientras me abraza.

Y aquel acto tierno es lo que me da fuerzas para salir al escenario a pesar de que estoy cansada.

Busco a Blai entre el público, sé que debe estar, necesito que esté, pero me es imposible identificar a alguien entre tanta gente. ¿Y si se ha ido? ¿Y si ha encontrado el camino para volver a La Niebla?

La actuación no dura más de veinte minutos, doy las gracias al público por venir, me lleno con las sonrisas y los aplausos y salgo del escenario.

Veo a Logan malhumorado recogiendo los papeles que han quedado de la firma y me dirijo hacia allí.

– Log, ¿qué haces tú aquí recogiendo?

– Jack... Dice que es mi castigo por el susto de esta mañana y no se que más.

– Vamos, que te ayudo – me ofrezco con una sonrisa.

Pero no me da tiempo a más. De repente oigo que gritan mi nombre. Veo a Mike y un par más de seguridad corriendo hacia donde hay unas vallas. No puedo evitarlo, la curiosidad me gana y me dirijo hacia allí.

Siento esa voz que grita mi nombre, y veo un par de cabezas con el pelo verde entre los guardaespaldas.

– Eh, ¿qué pasa? –pregunto cuando ya casi he llegado.

– ¡Por favor Aixa, un autógrafo, antes no hemos podido venir! –piden con una mirada cómplice ambos chicos idénticos.

– Hace rato que ha terminado la firma –dice Mike–. Aixa ya se va.

– Mike, Mike, tranquilo, no vendrá de dos más –digo deseando que me deje.

– De acuerdo, como usted quiera, señorita.

Los otros dos hombres de seguridad se retiran y Mike se aleja un par de pasos pero sin quitarnos la vista de encima. Cojo un papel y un rotulador y anoto mi teléfono junto a la firma. Se lo doy a Blai y me sitúo entre los dos para hacernos una foto.

Inclino la cabeza ligeramente a la derecha hacia la oreja de Blai y le susurro que me llamen.

– No dudes que lo haré, Ax.

Justo después da media vuelta y disimuladamente se aparta el cuello de la camiseta haciendo ver que se rasca. Se van. Pero ese no era el número acabado con 2.98B de Blai que esperaba ver.

Eran otros números que conozco muy bien, unos números que no se me borrarían nunca de la memoria.

Y aunque lo hicieran, sólo conozco una persona que me llame Ax.





Holaaa! Compenso el capítulo cortito del otro día con uno más larguito :) Espero que os haya gustado tanto como a mi! Al fin se encuentran directamente y parece que Axia ha descubierto quien era el chico misterioso que acompaña a Blai. Ahora falta que se puedan reunir porque parece que no será una tarea fácil. 

El fin de semana no podré subir así que quizá subo el viernes o ya el martes que viene. Quedan pocos capítulos así que... cuanto más tarde en subir, más tardará en acabarse jajaja

Besooos :*

MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora