Comemos en un restaurante de comida rápida. A la hora de pagar no discutimos por quién lo hará como he oído a Sophie y Jack discutir varias veces. No es que Dylan no sea una persona caballerosa o alguna de estas cosas, pero no estamos acostumbrados.
Pasamos el rato entre risas y alguna patata frita que robamos del plato del otro sin que se dé cuenta.
Aunque ya llevo bastante tiempo aquí, se me hace extraño comer con Dylan. De hecho, esto de sentarse en una mesa para comer con él delante, poder hablar, estar un buen rato para acabarse la comida... Nunca lo había hecho con Dylan y realmente es un rato muy agradable, mucho más que sentarse en una máquina que te introduce una bola con sabor y nutrientes en la boca.
– He estado hablando con Blas eso de volver a casa, cuando quieras nos vamos, será como si nunca hubiéramos estado aquí.
– Bueno, eso tú, yo ahora soy famosa, ¿recuerdas?
– Desaparecerás, sin dejar ningún rastro, lo tenemos todo planeado.
– ¿Y si vamos a donde os alojais y lo hablamos los tres? –pregunto. Ya que es cosa de los tres, mejor estar todos juntos para planearlo. Además, tengo ganas de verlo.
– ¿Ahora? –responde sorprendido, aunque veo algo parecido a tristeza en su mirada.
– ¿Está muy lejos? Podríamos ir andando –sugiero. Así tengo más tiempo para hablar con Dylan, me he dado cuenta de que aun no he preguntado por mis padres. Dylan asiente y después nos quedamos en silencio.
– ¿Sabes qué, Dy? –él me mira interrogante–. Quizá te parecerá una locura, pero hace tiempo que tenía pensado hacerme un tatuaje. Como los de La Niebla. Quería tatuarme dos corcheas en el cuello.
– Sabes que hace daño, ¿verdad? –dice burlandose de mi.
– Lo sé. Pero bueno... si tenemos que volver a La Niebla no puedo hacermelo.
El paseo hasta el hostal lo pasamos entre risas mientras me cuenta su fuga, aunque hay partes que ya las conozco. Me sorprende que se le ocurriera la idea de buscar entre la niebla, pero Dylan siempre ha sido muy listo. Y supongo que si no me encontró en ningún lugar, la única alternativa que quedaba era adentrarse en aquella extraña nube de humo que siempre nos han hecho temer.
Ahora lo entiendo todo, ahora entiendo porque no dejaban acercarse, porque había un extraño mundo al otro lado.
Un mundo caótico, imperfecto. Donde existe la corrupción, hay accidentes de vehículos día tras día. Un mundo en el que todos son físicamente diferentes y se margina a los que no se adaptan a su ideal de lo que llaman belleza. Donde gente muere por problemas de sobrealimentación y otros mueren de hambre.
Un mundo imperfecto, quizá un poco desastroso, pero que también tiene cosas bonitas y gente que se preocupa por hacerlo un poco mejor día tras día.
Cuando llegamos, Blai está acostado en el sofá. Se ha dormido mirando un documental sobre animales. Me acerco y pongo la mano en su frente. Tiene la piel caliente, tal vez tiene fiebre. Al sentir mi contacto, abre los ojos de repente y se sorprende al verme. Le dedico una sonrisa y les digo que bajaré a buscar una farmacia para que me den algún medicamento.
Cuando vuelvo, Blai sigue acostado en el sofá, pero con mejor aspecto ahora que está más despierto. Dylan ha llevado dos sillas y unos vasos con agua que ha dejado en una mesita.
Empezamos a debatir el plan, para irnos. Sobre todo mi parte. Dicen que les será fácil conseguir un coche, pero me temo que se refieren a que quieren robar uno.
Me niego al instante y sugiero tomar un taxi que nos lleve hasta cerca de la frontera, tengo suficiente dinero para pagarlo, por muy lejos que esté. Y de todas formas, ya no lo volveré a necesitar.
Es ahora que me doy cuenta de lo que me dijo la directora Jackson cuando llegamos al orfanato. No necesitaban que pagáramos, ellos ya se encargarían de convertirnos en famosos, en estrellas para poder pagar la estancia en el orfanato. La mayoría de chicos y chicas que había allí tenían algo especial. Por ejemplo mi compañera de habitación, la arrogante Katia, la súper modelo.
Finalmente acabamos con el plan, pediré permiso para salir una mañana a correr. El domingo, que Jack y Logan se despiertan tarde. Despertaré a Mike para pedírselo y seguramente no me pondrá ningún inconveniente mientras lo deje descansar.
Sólo tendré que coger una bolsa y reunirme con Dylan y Blai. Pedir un taxi y marcharnos.
El sábado los de la discográfica hacen una fiesta con motivo del nuevo disco de una cantante famosa que he visto alguna vez por el estudio. Ese día aprovecho para pasar los últimos momentos con ellos. Al día siguiente me tendré que ir sin poderme despedir. Quieren que parezca un secuestro, y creo que es la mejor opción.
Paso una de las mejores noches de mi vida, bailando con Jack, que desde que el disco fue todo un éxito está de mejor humor. Me estoy un buen rato charlando con Sophie que me ha preparado un precioso vestido de color turquesa con unos zapatos de tacón altísimos. Cada vez me ha ido dando de más altos, así que al final he acabado aprendiendo a ir con ellos sin ninguna sensación de vértigo.
Más tarde, ya de madrugada, estoy con Logan sentados en unos sofás del local con unas bebidas en las manos. Apoyo la cabeza en su hombro. Empiezo a estar cansada y me duermo. La música no ha parado en todo el tiempo y ya pocos quedan en la pista de baile.
– ¡Eh, Aixa, que te duermes! –me sobresalta Logan–. ¿Quieres que vayamos hacia el apartamento? Ya hay poco ambiente por aquí.
– De acuerdo, vamos.
Mi chofer nos lleva hasta la puerta del edificio y, como estoy medio dormida, Logan me acompaña, cogiéndome de la cintura, hasta la puerta de mi apartamento.
– Buenas noches, preciosa –dice cuando ya me ha abierto la puerta y yo estoy en el rellano quitándome los zapatos que me están destrozando los pies. Cuando me incorporo con los zapatos en las manos, me encuentro cara a cara con él, a pocos centímetros.
Una de sus manos me acaricia la mejilla mientras sus ojos de color miel se fijan en los mios. Su mirada se desvía a mis labios mientras pasa el dedo pulgar por ellos. Poco después se me va acercando hasta que deposita sus labios encima, suaves, húmedos, tiernos.
Cuando me doy cuenta de lo que está pasando me separo de repente.
– No... No podemos, Logan. Lo siento.
– Lo sé, se que tú eres famosa, y yo... sólo soy un simple ayudante de producción...
– No es eso, Log... –me lamento.
– Hay otro, ¿verdad? Lo sospechaba, todos estos días queriendo salir sola... Debería haberlo sabido. De haberlo sabido a ciencia cierta... no, no lo hubiera evitado. Estoy enfadado, pero no soy de esas personas. Si eres feliz con él, adelante, pero las relaciones en secreto, y más si eres famosa y la prensa te va detrás, acaban saliendo a la luz. Y te harán la vida imposible.
Tras esto abre la puerta del apartamento de enfrente, entra y cierra la puerta de golpe. Me quedo parada en la puerta, escucho el ruido de vidrio rompiéndose, un grito de frustración. Y luego todo se vuelve silencioso.
Perodentro de mi cabeza escucho mil voces que hablan, dando opiniones diferentes,cada vez más alto para hacerse oír sobre el rápido ruido del latido de micorazón.
Holaaa! Me acabo de dar cuenta de que estoy tan loca que me emociono hasta con lo que yo misma he escrito jajaja Espero no ser la única que se ha emocionado con este final de capítulo. Me gustaría saber opiniones, ¿Quién os gusta más: Logan, Dylan, Blai? Yo ahora mismo estoy indecisa jajaja Logan es como muy adorable, además es muy gracioso y atento con Axia. Dylan pues es su mejor amigo de siempre y ha ido a buscarla, aunque en algún momento de su vida la abandonó y le hizo mucho daño. Y Blai aun con sus cambios de humor pues se preocupó por Axia al principio cuando llegaron a ese mundo extraño.
Y antes de irme me gustaría dedicarle este capítulo a CeliusSangster50 porque ha estado ahí desde el principio y se merecía un capítulo dedicado :) Muchas gracias guapa!
Y aquí está todo por hoy. El próximo día el último capítulo y puede que el epílogo también :)
Besooos :*
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Mariposas
Genç KurguSiempre nos han dicho que la belleza está en el interior, que lo importante no es el físico. Hay un lugar donde eso se sigue al pie de la letra. En La Niebla todo el mundo es idéntico, todos están en igualdad de condiciones. Pero... ¿Qué pasaría si...