Capítulo 18

11 3 2
                                    

A menudo, es demasiado tarde cuando nos arrepentimos de lo que hemos hecho, lo que hemos dicho. No se puede volver atrás. Lo que hemos hecho, está hecho. Lo dicho, ya está dicho. Lo que hemos decidido, ya lo hemos decidido.

Entonces sólo nos queda resignarnos. Aceptar las decisiones. Aprender de los errores. Aprender que deberíamos pensar las cosas antes. Que la ira nos corrompe. Que cuando la ira nos invade, antes de sacar todo lo que pensamos, deberíamos saber si es verdad lo que creemos. No se puede borrar la palabra dicha.

Pero es demasiado tarde, ya. Me hago la dormida mientras escucho como Blai se prepara y guarda sus pertenencias en la mochila. Es duro escuchar, saber que se va. Y que ya no puedo ir con él. Por orgullo. Ya me he mostrado demasiado débil otras veces. Me revuelvo entre las sábanas. Tengo los ojos cerrados, pero siento que se me acerca. Noto su respiración en mi mejilla. Y luego deposita un beso suavemente.

– Buena suerte, pequeña mariposa –me susurra al oído.

Después la puerta de la habitación se cierra poco a poco, sin hacer mucho ruido. Escucho el débil roce de sus zapatos con el suelo del pasillo. Después todo es silencio. Un silencio que se rompe poco después con mis sollozos.

Me siento sola, más sola de lo que nunca me he sentido. Se ha ido. Un fuerte vacío me oprime dentro del pecho. Ya no está. Ya no volverá.

No sé cuánto tiempo tardé en dormirme, pero estoy muy cansada. Cuando abro los ojos, Blai no está. Ni él ni sus cosas. No ha dejado ningún rastro. Es como si nunca hubiera estado ahí.

Esto es lo que intento creer. No que no se ha ido, si no que no ha estado en esta casa, que sigue en La Niebla. Es lo mejor que puedo hacer para seguir adelante y no deprimirme.

Me visto y bajo a desayunar. Mientras como, se me ocurre que, después, en clase de música, tendré que disculparme con Jack por el numerito de ayer en la piscina.

Pero música es la última clase del día, hoy. Se me hace muy larga la espera. Hasta ahora, las horas libres, las pasaba con Blai. Ahora ya no conozco a nadie, salvo los profesores. Paso los ratos muertos en la biblioteca, hace demasiado frío para salir fuera, sigue nevando y necesito tranquilidad.

Pero la esperada clase de música no llega. La directora irrumpe en la biblioteca haciendo resonar los zapatos de tacón. Se dirige a la mujer que hay detrás del mostrador y que luego señala en mi dirección. Giro rápidamente la mirada hacia el libro que estoy leyendo y escondo la cara entre los cabellos. Pero escucho sus pasos que rompen el silencio sepulcral. Cada vez más fuerte. Calmadas, enérgicas, seguras.

Entonces se detienen. Y siento como un dedo frío da un par de toques sobre mi hombro.

– Venga conmigo, por favor.

Sé que ha llegado la hora de volver a mentir.

Entramos en el despacho de la directora. Cierra la puerta de un golpe y se sienta en el escritorio. Cruza los brazos sobre el pecho mientras me mira desafiante. La mujer amable que nos recibió al llegar ha desaparecido. Sus ojos azules están clavados en mí, como si quisieran leer lo que pasa dentro de mi cabeza.

– Habla. ¿Dónde está tu hermano?

– No lo sé –respondo.

– Lo hemos buscado por todas partes. No ha ido a ninguna clase, no ha aparecido en todo el día, ni siquiera en el comedor. No está en ningun sitio. ¿Dónde está?

– No lo sé –repito–. Yo tampoco lo he visto en todo el día.

– ¿Cuando lo has visto por última vez?

– Ayer, cuando me llevó a la habitación después de caer en la piscina. Cuando he despertado no estaba.

– ¿Y dónde están sus cosas?

– No sé, se las debe de haber llevado al marcharse.

– ¿Se ha ido? ¿Dónde se las ha llevado? Sé que lo sabes.

– No, no lo sé –reitero por cuarta vez–. Se lo prometo, no sé dónde está, no sé dónde ha ido.

– ¡No mientas! –grita con una voz estridente que me resuena unos segundos dentro de la cabeza.

– No miento, le digo la verdad. Lo juro.

– Tienes que saber algo. Yo no he dicho que se haya ido. Lo has dicho tú. Así que dime. ¿Hacia dónde se dirigía?

No digo nada. No puedo decirle que se dirigía hacia La Niebla. No se lo puedo decir porque me preguntaría que dónde está eso. Y esta pregunta llevo demasiado tiempo haciéndomela yo.



Holaaa! Al final no pude subir la semana pasada pero aquí lo tenéis, el capítulo 18. Es cortito pero prometo que el siguiente es más largo y más interesante. De momento tenemos a Blai que se ha ido y a Axia que se ha quedado sola y arrepentida. Ya veremos que pasa con ellos :) Intentaré subir el sábado pero empiezo con exámenes en la universidad así que no prometo nada. De todas maneras en el capítulo anterior hubo menos votos y visitas de los pocos habituales así que no sé si es que la gente aun lo tiene pendiente de leer o que.

Hasta el próximo capítulo :) Besoooos :* 

MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora