Posiblemente esta no era la mejor forma de enterarme de lo que sucedía en el club de fútbol, pero esconderme tras unos matorrales y espiar por una ventana me parecieron las mejores opciones.
«No me voy a presentar al equipo... Podría poner en peligro mi tapadera, y no es algo que quiera en absoluto.»
Dejé mis pensamientos para recuperar el hilo de la conversación que estaban teniendo los del equipo, en el que una chica con gafas les parecía estar explicando algo sobre el equipo al que se enfrentarían. Esta acababa de llegar hacía unos momentos, gritando el querer unirse como gerente.
«Y pensar que ahora podría estar en mi casa, tumbada y haciendo el vago; en lugar de intentar escuchar una conversación que no tiene nada de interesante.»
De repente, la puerta del club se abrió de un fuerte golpe, y tras ella todos los del equipo corrieron ilusionados por comenzar a entrenar.
—¡Podemos ganar al instituto Occult! Pero para ello tenemos que entrenar mucho. —Mark movía mucho los brazos al hablar, provocando gritos de euforia en los demás jugadores y sonrisas gigantescas.
—Yo lograré una súper-técnica para que no necesitemos a ese Axel Blaze. —Desde mi sitio pude notar los celos del chico –creo llamado Kevin–, que hacían ver al chico posiblemente peor de lo que era.
Por intentar acercarme un poco al grupo tropecé con una de las muchas ramas del espeso matorral, y por ello caí como saco de patatas frente a todo el equipo; incluido gerentes.
—¿Estas bien? —La voz de Silvia sonaba lenta y calmada, muy distinta a su rostro; en el que su ojo derecho tenía un extraño tic.
—Perfectamente. —Me levanté de un salto y saqué todas las ramas y hojas de mi pelo en un gesto, para después sonreír inocente a los que me observaban –Que no eran pocos–.
—¿Y... Que hacías ahí? —Nathan señaló el matorral del que había salido disparada, y no hice más que observarlo un par de segundos sin demasiado interés.
—¿Con sinceridad? —Todos asintieron con la cabeza, esperando atentos una respuesta convincente—. Pretendía ver algo interesante en vuestro club, no lo encontré y me dormí.
La cara de todos los presentes era un poema, sobre todo la de los de primero, quienes no parecían procesar la información con la suficiente velocidad.
—No pretendo molestaros con ese entrenamiento tan importante, así que me marcho. —Recogí mi maleta del suelo y comencé a andar alejándome de ellos, evitando los balones que se comenzaban a lanzar e ignorando los gritos del delantero envidioso.
[...]
—Ya llegué. —Colgué la maleta y me senté en la isla, encontrando un plato lleno con una nota a su lado, en la que decía que calentara en el microondas el plato. «Últimamente no paro de tener que calentar la comida en el microondas».
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Cara [Inazuma Eleven]
FanfictionUna italiana en busca de un futuro, y que tuvo que dejar de lado su pasión por el fútbol; se encuentra de bruces con un equipo lleno de pasión y afecto por este deporte. ¿Qué será de la vida de Cara ahora que ha vuelto a tener relación con el fútbol...