⚽Quarantatre⚽

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—¡Yo decido lo que quiero hacer! No eres quién para decirme eso

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—¡Yo decido lo que quiero hacer! No eres quién para decirme eso.

Me eché hacia atrás, contemplando a Gero al otro lado del salón; visiblemente indignado y aferrando el móvil con los puños casi blancos.

—¡Cara! Una sola cosa te pedí. ¡Una sola! —Este me señaló, con el gesto fruncido. Aún tenía el vídeo de la final en su móvil, detenido justo cuando la cámara me sacó en primer plano al salir en el segundo tiempo.

Bien, ahora es cuando me toca explicar qué ha sucedido.

Después de que Didi y un durmiente Axel me dejaran en casa saludé a Gero nada más llegar; intentando que mi voz se escuchara lo menos posible. Sin embargo, el hombre no parecía saber nada. Estaba salvada.

Negué cuando me ofreció cenar con él, y en su lugar me enterré en las sábanas para olvidar aquel día. Sí, definitivamente quería olvidarlo.

La mañana siguiente, sin embargo, no iba a tener tanta suerte. Extraterrestres era tendencia en Twitter, y sin mucho buscar Gero encontró el Raimon entre los colegios afectados; halló las imágenes de la final del torneo y videos en los que salía en primera plana.

Definitivamente yo no era una persona con suerte.

—Todo lo hice por tu bien.

Me calmé, y el también lo hizo tras un último suspiro —luego de haberme sermoneado durante cinco minutos sin descanso—. Un suspiro que culminó en un quejido lastimero que partió un poco mi corazón. Quise acercarme, pero mi orgullo me lo impidió; y en su lugar observé desde la distancia como pasaba el puño por sus ojos, intentando disimular lo obvio.

—Cara. No puedo pisar Alemania por lo que ocurrió. Verte en una cama de hospital, intubada más de dos semanas... Me sentí la peor escoria del mundo cuando me dijeron los motivos. —Sus brazos temblaban con pequeños espasmos. Llegó un punto en el que le acerqué unos pañuelos, viendo como así al fin el móvil en la mesa. No parecía tener fuerzas ni para sostenerlo—. Me prometí que no volverías a pasar por lo mismo. Sé que no soy el mejor padre del mundo... Ni siquiera puedo considerarme eso. Sé que no te hemos... Que no te he dado lo que te prometí, tu te merecías más. Mucho más. Mi dispiace tanto, la mia piccola principessa.

Le abracé con fuerza. Entre sus brazos noté la humedad de sus lágrimas mezcladas con las mías.

—Lo sé. Lo sé Gero. Lo siento mucho. —Me despegué. Él mantuvo su abrazo protector, y Celeste se unió haciéndonos reír un instante—. Pero no puedo seguir así. Necesito el fútbol en mi vida. No me sentía tan viva desde hacía mucho... Antes siquiera de dejarlo. Ellos, Gero, ellos son de verdad geniales. Tendrías que conocerles.

Le conté resumidamente todo lo que habíamos hecho. Todas las locuras de Mark, lo espectaculares que eran aquellos chicos; y que narices era eso de los extraterrestres en tendencias en Twitter.

Cara [Inazuma Eleven]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora