Es sorprendente cómo las personas podemos pasar de estar genial a acabar hospitalizadas. La situación solo confirma con insistencia cuan frágil es la vida humana; que con un chasquido o algo tan pequeño como una bala o una pastilla termina al instante.
Desperté en una habitación blanca e impoluta, a la vez que solitaria; varias horas después del incidente. Todo aquello lo sabía por lo que me rodeaba, sobre todo el reloj y la ventana, que me anunciaban sin querer las horas pasadas.
—Oh, has despertado. Seguro que quienes te esperan estarán muy contentos. —No tuve apenas tiempo para ver el rostro de la enfermera cuando esta se marchaba, llevándose consigo lo que fuera que tenía en las manos al entrar.
Intenté enderezarme pero la cabeza me dolió como si la golpearan, así que decidí permanecer tumbada y esperar a que menguara. Ni siquiera hice la prueba de hablar, ya notaba desde que había despertado que mi garganta podría pasar por papel de lija.
«La verdad, no sé si estaba mejor antes o después de desmayarme».
—¡Cara! —El primero en entrar en la sala fue Axel, pero el grito provino de Gero; quién seguía al chico de cerca y acabó ocupando la única silla de la habitación—. Me tenías muy preocupado. Este chico me llamó nada más ocurrir todo, y tuve que volver a toda prisa desde una sucursal en Tokyo.
—L...lo sient... —Traté de terminar la frase, pero mi voz, similar a la de un camionero, no aguantó más de un par de palabras.
—Eh, no te esfuerces. Llevas muchas horas sin beber nada. —Axel me acercó un pequeño vaso de plástico repleto de agua, que por cierto engullí a la velocidad de la luz... Si es que eso es posible.
—Gracias. —Mi voz volvió a la normalidad tras aquel trago fresco, y con una pequeña sonrisa traté de agradecer al chico el gesto.
—¡Cara, Axel nos ha dicho que estabas en el hospital!
De repente un huracán con bandana color atardecer se hizo presente en el lugar, seguido por otros del equipo como Nathan, Kevin y las gerentes. Todos ellos se acercaron preocupados, a lo que tuve que tratar de asegurarles que me hallaba mucho mejor.
Estos habían traído una cesta llena de dulces y chocolate para recuperarme, lo que me provocó mucha risa. Sobre todo porque mi sospecha era que todo se debía a una bajada de azúcar un poco más fuerte de lo normal.
—Car... ¡Qué hace toda esta gente con una paciente! ¡Todos fuera! —La mujer, con una postura más que cómica, fue sacando uno a uno a todos los chicos. Lo más gracioso de todo fue verla golpear el trasero de Mark con el portanotas de mis resultados—. Tú también chico.
Esta se dirigió a Axel, quién se había quedado apoyado en la pared contigua a mi cama. Desde ahí no me perdía de vista en ningún momento.
—Mire, soy el hijo del doctor Blaze... ¿No podría hacer una excepción? —La enfermera sopesó la situación, y tras ver cómo Gero se levantaba para comprar algo a la cafetería decidió desistir y permitir quedarse al chico.
ESTÁS LEYENDO
Cara [Inazuma Eleven]
FanfictionUna italiana en busca de un futuro, y que tuvo que dejar de lado su pasión por el fútbol; se encuentra de bruces con un equipo lleno de pasión y afecto por este deporte. ¿Qué será de la vida de Cara ahora que ha vuelto a tener relación con el fútbol...