⚽Quarantasette⚽

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Decir que había pasado un mal rato era reírse en mi cara con respecto a cómo me sentía anímicamente. Mark se acercó cuando me hube recuperado del shock inicial y me contó qué le dijo a Axel antes de marcharse. Su confianza en que volveríamos a encontrarnos casi me consoló, y digo casi porque actualmente me encontraba encogida en el sitio de Axel dentro del autobús, rodeada por una manta y lamentando mi existencia mientras bebía de un termo con té caliente que Silvia me había preparado para calmar mi garganta irritada.

Ahora mismo no me importaba en lo absoluto, pero sabía que llegaría el día donde se meterían conmigo por mi intensa reacción ante lo ocurrido. La única persona que parecía afectada por todo era Kevin, que me había visto suplicar al viento porque Axel oyera mis plegarias y se dignara en volver con nosotros. En volver conmigo. Sin embargo, la mayoría parecían convencidos con el discurso de Mark y que esto no era más que una oportunidad para encontrar nuevos talentos. No necesitábamos nuevos talentos cuando no éramos capaces de proteger a los nuestros. Axel necesitaba nuestra ayuda, nuestro apoyo, no irse solo a resolver problemas de adultos. Siempre diré que odio esa parte de su carácter, pero oye, no puedo decir a ciencia cierta que haya encontrado a alguien que me parece moralmente impecable. Quizás Mark, pero su optimismo desmesurado podía resultar peligroso en ocasiones.

Suspiré frente al cristal recordando a dónde nos dirigíamos. La entrenadora recibió un mensaje al poco tiempo de la salida de Axel, diciendo que debíamos fichar a un tal Shawn Frost, el delantero del instituto Alpino. Dada mi ignorancia sobre la geografía japonesa tuve que preguntar a Kevin por la localización de dicho instituto, y la respuesta no hizo más que erizarme la piel. Íbamos a pasar de un delantero cálido como el mismo sol a uno frío como el invierno. Sinceramente, no veía nada positivo en todo lo sucedido.

–Es apodado la ventisca Frost, y el solo ha marcado hasta 10 goles en partido único. –Celia tecleaba en su pequeño ordenador portátil mientras todos se agrupaban a su alrededor. La información que tenían era la misma que había recibido yo acurrucada en mi sitio. Esa urgencia por parte de los chicos es algo que nunca llegaría a entender. –No hay imágenes suyas, y la poca información que he encontrado parece más salida de rumores que de hechos reales.

–No sé qué tantas esperanzas tenéis en ese chico, pero si hay tan poca información de él por algo será... –Dejé caer el comentario en lo que los chicos me observaban, y volví a observar el paisaje anochecido que dejábamos atrás–. La manera en la que habéis superado tan rápido la salida de Axel por un nombre nuevo no me gusta, voy a ser sincera. Veo que os ha afectado bien poco en general. Pero bueno, supongo que no debemos dejar que nuestros sentimientos afecten a nuestra misión.

Sonreí con melancolía, recordando todas las veces que Axel me había dicho justo esas palabras. Al final ninguno había sido capaz de cumplirlas, y por culpa de ello estábamos más separados que nunca. Si nos volvíamos a ver, me prometí, cumpliría con esa frase a rajatabla. En lo que volvía a divagar recibimos noticias de que el primer ministro –el padre de Tori– había sido localizado y se encontraba sano y salvo. Esto no hizo más que afianzar la confianza de su hija por continuar en el equipo y hacer pagar a los que secuestraron a su padre.

Hicimos un parón en nuestro camino a petición de Mark para que Tori viese a su padre. Me pareció un gesto muy bonito por parte del chico, aunque aún no conseguía quitarme ese resentimiento que sentía con prácticamente todo el equipo. Esto incluía a Kevin, pues, aunque era el único que me apoyaba en la defensa de la posición de Axel fue quien me retuvo de ir con él. Sé que los chicos me necesitan, y que Axel siquiera me dirigió una palabra de despedida. Él no quería mi ayuda, y Kevin lo sabía. Yo lo sabía la primera, pero mi cerebro no quería admitirlo. Sentía que estaba usando el resentimiento como defensa para evitar aceptar la realidad de lo ocurrido, pero no me atrevía a abrir esa caja.

Cara [Inazuma Eleven]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora