⚽Quaranta⚽

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❤️Gracias a tod@s. Nada de esto sería posible sin vosotros❤️
[↓😭Última vez que lo uso😭↓]

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Quería llorar.

Sabía que debía marcharme con las demás para ver qué ocurría con esa bebida, pero sentía que eso era dejar a los chicos solos.
Las lágrimas se agolpaban en mis ojos, intentando salir producto de mi impotencia.

Ya habíamos hecho cambios con todos nuestros jugadores, e incluso Willy había salido —aguantando un segundo antes de lesionarse— y Kevin se mantenía en el campo; aun estando visiblemente al límite, por no tener más cambios.
Sabía que tenía que ser yo quien ocupara su puesto, pero el entrenador había sido claro. Nada hasta el segundo tiempo.

Me agarré el pelo por pura frustración. El Zeus estaba pasando por encima de nosotros como si fuéramos insectos, y los dos goles a su favor escocían más que el alcohol sobre una herida abierta.
Lo peor era ver a Byron como un completo maníaco, disfrutando de lesionar y golpear a todos y cada uno de nuestros jugadores por puro placer.

Desde el inicio del encuentro se erigió como un ser superior a los demás. Entre menosprecios y técnicas espectaculares acabó dejando a medio Raimon por los suelos; marcando a su vez el primer gol en apenas unos minutos. Eso y que luego nos entregaran el balón por puro disfrute fue lo que me hizo rabiar.

Y es que dio igual quien disparara, si era Jude junto a Erik, o Axel con Kevin; incluso el Fénix fue detenido. No quería seguir mirando, pero a su vez me sentía sucia si lo hacía. Ellos estaban sufriendo en el campo, pero no apartaban la mirada ni se quedaban tirados en el césped; se levantaban una y otra vez.

Estaba a punto ir y decirle un par de cositas al árbitro, pero lo único que lograría con eso es que desempolvara las tarjetas para sacarme una a mí. Eso era lo último que necesitaba el equipo. Más después de que ese hombre no hiciera más que observar aquel espectáculo como si nada de lo sucedido fuera con él.

Que ese hombre cobrara por eso me resultaba irrisorio.

No pude más cuando vi cómo los del Zeus detenían el encuentro para beber de nuevo, ignorando que aquello fuera en contra de las reglas del deporte.

«¿Estos qué se creen? Que juegan a 30°C o qué. Hay que cagarse».

—Vale. Esto ya es demasiado. Vamos.

Preferí no volver a posar la mirada en el campo. Si no, no podría dejar a los chicos. Así que, sabiendo que las demás gerentes me seguían, cogí un balón de fútbol —por si acaso— y corrí hacia el interior del estadio.

—Vale, alguna sabe a dónde tenemos que ir.

Negué, Silvia repitió mi acción y Nelly acabó estrellando su mano sobre su frente. Yo no iba a negarlo; eso había estado muy mal planeado por nuestra parte.

Cara [Inazuma Eleven]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora