Cara [Inazuma Eleven]

⚽Venti⚽

Siempre pensé que si te ponías en la peor de las situaciones cuando estabas en un mal momento verías lo positivo del presente.

Yo llevo cuatro horas mirando por una ventana, sin poder salir hasta que el que es mi padrastro no salga de casa. Y no se me ocurre nada para contrarrestar.

Celeste se subió sobre mis piernas, y comencé a acariciarla mientras miraba por décima vez la hora en mi móvil. Cinco y media, quedaban apenas treinta minutos para que todos estuvieran reunidos en el Raimon.

«Siempre tengo que querer lo que no tengo...».

Al principio había pensado en no ir, pero estar mucho rato sin hacer nada es aburrido. Además, no me puedo perder más momentos importantes del equipo... Ya tuve bastante con el ballet.

Oí en un instante un suave golpe, y eufórica salí de puntillas de mi habitación. Gero nunca aguanta demasiado tiempo dentro de casa, y no dudaba en que se fuera en cualquier momento.

Al fin y al cabo, las pocas veces que me ha castigado nunca he tenido ningún interés en marcharme.

Pero hoy era diferente, y mi suerte parecía funcionar; pues al llegar al salón vi el colgador vacío y el cuenco de las llaves sin su llavero.

—Finalmente (Al fin)— Volví a mi habitación a la carrera, y tras cambiarme el pijama me dirigí al segundo a la puerta.

Fui a coger las llaves cuando vi a Celeste frente a mi, señalando con el hocico su correa. No pude dejarla allí.

~⚽~

Junto con la dálmata recorrí todas las calles que me llevaban al instituto. Comenzaba a hacer frío, pero por suerte la chaqueta que llevaba cubría lo suficiente para aplacar las esporádicas corrientes de aire.

A medida que me acercaba al punto de encuentro fui vislumbrando a todos los chicos, vestidos con el chándal; y esperando en corro a la organizadora de la visita.

—Ciao —Alcé mi mano, y al segundo vi mi gesto correspondido por el capitán.

Este, junto a los chicos de primero y Nathan se acercaron unos pasos a mí.

—Hola Cara —Nathan fue el primero en saludar, logrando captar mi atención al instante—, ¿sabes por qué estamos aquí?

—Eso, Nelly no nos ha dicho nada. —Tod, uno de los chicos más pequeños; se pronunció, demostrando una irritación palpable.

—La verdad es que yo preferiría ir a entrenar —Mark rió un poco, contagiándome al momento; algo típico de él.

Tras nuestra pequeña conversación observé cómo el coche de Nelly estacionaba frente a nosotros, y de él; con su natural gesto, bajó la propietaria del mismo.

—Ciao Nelly —Con un simple gesto de cabeza me devolvió el saludo, pero pude comprobar la leve mueca que hizo al oírme.

«No debiste decirme que te hablara en japonés».

Aquello había sido por simple entretenimiento; pues no podía negar que ver ese gesto en la castaña era de lo más entretenido.

—¡Chicos vamos dentro! —Todos comenzaron a entrar al centro, y en un rápido vistazo comprobé que aún había geste que se acercaba desde lejos.

«¿Dónde se ha metido Axel?»

—¿Cara sabes que pretende hacer Nelly?

Salté levemente ante el toque de Silvia, quien tímida alzó sus manos devolviéndome el espacio perdido.