La mañana siguiente comenzó normal, y pensé que así sería todo el día; hasta que salí a pasear con Celeste.
Un extraño presentimiento me hizo tomar el camino que pasaba por la ribera del río, en la cual había un campo de fútbol que siempre estaba ocupado por algún club infantil. Llevaba a Celeste bien sujeta, para evitarme malos momentos como el de ayer.
Hoy había pretendido hacer que nada había pasado, y aunque tenía esperanzas de que pudiera estar cómo antes, Axel me trató con la misma indiferencia que aquella tarde.Debo admitir que yo solo soy una "amiga" reciente que no sabe apenas nada de él, pero también albergaba la idea de que pudiera convertirse en un buen amigo... No lo doy por perdido, pero creo que es difícil que esto mejore.
Mi cabeza daba vueltas a ideas cada vez más alocadas sobre el porqué de su cambio de actitud, y sin darme cuenta había llegado al puente por el que se llegaba al campo de la ribera.
Este estaba atestado de gente, es decir, habían algo más que cuatro o cinco críos corriendo tras un balón hecho polvo.Celeste tiró con fuerza de la correa, devolviéndome a la tierra firme y recordándome el porqué de haber tomado ese extraño y enrevesado camino.
Cuando me acerqué al campo pude distinguir a las personas que había en él, quienes eran ni más ni menos que los jugadores del Raimon.Todos estaban formando un círculo algo deforme, en el centro del cual se encontraba un sujeto de inconfundible melena puntiaguda. Mi sorpresa creció aun más cuando pude distinguir las palabras de júbilo de Mark, quien estaba saltando de emoción por todos lados.
-¡Bien, Axel es parte del equipo!
«Y para esto te invité a mi casa... Yo que creía que aguantarías un poco más las súplicas de ese pirado. Aunque, en el fondo, me alegro...»
Suspiré soltando con fuerza todo el cansancio que me había producido la caminata, y cuando quise retroceder para alejarme de la escena Celeste no tuvo mejor idea que contradecir mis pensamientos.
La perrita aprovechó el momento en el que mi agarre se hizo más suave, y de un fuerte tirón logró que se me escapara la correa que la retenía; y no dudó ni un segundo en acercarse a la gran aglomeración del lugar.
Corrí lo más rápido que pude tras ella, mas no fue suficiente pues cuando creí tenerla entre mis manos esta se alejó un poco mas, llamando sin descaro la atención de todos los chicos del club; y para añadir, tirándose encima de la última persona con la que quería hablar.
-¡Eh, quítame de encima a este chucho! -Kevin se echaba para atrás evitando las sacudidas de Celeste, pero esta logró tirarle al suelo y lamer todo su rostro.
-No se me apetece y, por cierto, ella no es ningún chucho. -Me divirtió ver cómo el chico intentaba sacarse a Celeste de encima, pero tras pasar unos segundos el espectáculo se volvió aburrido; de manera que la agarré con algo de fuerza y logré que se colocara a mi lado.
-Oye, tu eras la chica que salió del seto ayer ¿No? -Mark me señaló con el dedo índice, sin mostrar gesto alguno de incomodidad o algo semejante-. Y si no me equivoco esta es a la que le encanta mi rueda.
Reí levemente ante aquella observación, y es que me había sorprendido el hecho de que lo recordara.
-No te equivocas.
-¿Y qué haces aquí? -Nathan se adelantó a los demás del equipo, con una mirada cargada de desconfianza; toda dirigida a mí.
-¿Es que se me tiene prohibido pasear por un lugar público? En todo caso es más extraño veros a vosotros que a mí, a fin de cuentas deberíais estar entrenando para ese importante partido.
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Cara [Inazuma Eleven]
FanfictionUna italiana en busca de un futuro, y que tuvo que dejar de lado su pasión por el fútbol; se encuentra de bruces con un equipo lleno de pasión y afecto por este deporte. ¿Qué será de la vida de Cara ahora que ha vuelto a tener relación con el fútbol...