⚽Trentacinque⚽

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Luego de un día dedicado única y exclusivamente al entrenamiento, tanto por mi parte como por la del equipo; el partido contra el Kirkwood llegó

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Luego de un día dedicado única y exclusivamente al entrenamiento, tanto por mi parte como por la del equipo; el partido contra el Kirkwood llegó.

El estadio resonaba emocionado, y las gradas temblaban de energía por ver aquella esperada semifinal. Quien pasara tendría el honor de jugar la final. Este año con ni más ni menos que el Zeus, quien obtuvo el puesto hacía pocas horas.

Nuestro banquillo, cada vez más repleto con el paso de los días, emitía igual al campo el nerviosismo por el comienzo del encuentro. Yo me hallaba junto a Silvia, ambas cogidas de las manos y deseando la victoria para nuestro lado. Fue inevitable temblar nada más oír el pitido inicial.

El balón corría en posesión de nuestros rivales. Raudos, los trillizos se internaron en nuestro campo; y rebasando una y otra línea defensiva entre pases uno de ellos logró situarse frente a portería. El Tornado Inverso emanó de sus botas con más fuerza de la que recordaba en aquella extraña competición extradeportiva acontecida días atrás. En efecto no fui la única en notarlo, pues Mark, pillado por sorpresa, no fue capaz de detener el primer disparo del Kirkwood.

Unos minutos y ya íbamos por debajo en el marcador.

Los gestos de desánimo y derrota se vieron reflejados en todos los jugadores del Raimon, desanimados por ir tan pronto en desventaja. Sin embargo, Mark, eufórico, se propuso a voz alzada detener todo cuanto llegara a la portería a partir de aquel instante.
Y en efecto, los siguientes dos remates de los trillizos —otros dos tornados de igual potencia—, fueron parados por la Mano Celestial y el Despeje Explosivo. La portería recuperaba ánimos, pero aún necesitábamos otro gol.

En el Kirkwood, por otra parte, era más que obvia la fractura en su equipo. Los trillizos no dejaban jugar al resto de compañeros. Parecían querer hacerlo todo por su cuenta.

—Esos trillizos quieren ganar, pero sin ayuda de nadie. Lo más seguro es que Jude ya haya reparado en ese error.

El entrenador se veía muy convencido de aquello, y no era para menos. Tras un balón que salió por mala comunicación entre uno de los delanteros y otro jugador del Kirkwood Jude aprovechó para acercarse a los chicos. Después de una pequeña charla con Mark, Bobby y Erik por un lado; y otra con Axel y Kevin, el capitán se dispuso a sacar de portería.

Con un pase corto dejó el esférico a Bobby, quien sonriente veía acercarse a los trillizos a toda velocidad. Fue entonces cuando Jude llamó a Axel y Kevin, quienes comenzaron a correr por las bandas; llevando consigo a los jugadores que les marcaban, y creando un gran hueco en el centro del campo.
Bobby pasó a Jude, y este último le dejó el balón a Erik justo cuando Mark y Bobby comenzaron a correr en su dirección.

Agarré con más fuerza la mano de Silvia nada más comprender lo que tramaban hacer. Y en efecto, tras una ejecución impecable el Tripegaso se alzó en los cielos. Es de más explicar que el portero rival fue incapaz de detenerlo. Aquello era un gol asegurado para nuestro marcador.

Cara [Inazuma Eleven]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora