Maratón 1/2
Ya, ahora si, al fin en casa, de regreso a mi departamento. Ross había cumplido con su promesa, condujo hasta casa para traerme.
Hoy visitaría a Stormie, me ha invitado para charlar y comer algunos dulces, y yo he estado de acuerdo con ello. Solo ruego porque Ross no este, no obstante, hay una parte de mi, que quiere verlo.
Mi atuendo se basa en unos jeans ajustados de color lila con una blusa cernida a partir de mi pecho hasta cadera, de color negro con pequeñas lentejuelas, tampoco tan deslumbrante. Unas botas de tobillo sin tacón del mismo color que la blusa. Un poco de rizos en el cabello y lista.
A los minutos, me encontraba dándole la dirección que tenía que seguir el taxista para poder llegar a casa de Stormie, de tan sólo pensarlo, los pelos se me ponían de puntas, estaba nerviosa, y a cada cierto tiempo restregaba mis manos sobre el jean.
Cuando llegamos me dí tiempo para tomar una respiración profunda, no sin antes escuchar al taxista decirme que si no me apuraba me cobraría de más. Solo cargaba diez dolares, así que lo obedecí.
Yacía frente a la puerta, toque la madera con uno de mis nudillos, a los segundos- los cuales me parecieron eternos- la puerta se abrió.
—Laura, preciosa, llegastes.
Stormie se acercó a mi para abrazarme, le correspondí abrazándola aún mas fuerte. Se sentía como una madre.
Cuando nos separamos dijo:
—Había un timbre—me reprocho con voz juguetona, para luego reír. Esta Stormie estaba de buen humor.
La casa tenía un olor que la caracterizaba, lo que me hizo recordar a la abuela, cuando me ponía cerca de su cuarto a aspirar aquel aroma que tanto me hacía quererla.
—¿Cómo estuvo el viaje? ¿Qué le pareció Venecia?
Abrió sus ojos como platos y me miro exaltada. Agarro mis manos y nos sentó a las dos en el sofá. Sus manos estaban frías y suaves, como cuando uno lava los platos.
—Estupendo, todo estupendo. No había visto ciudad mas bella y tradicional que Venecia. Tienen unos monumentos antigüos que aún conservan, como los cerrojos y....
Y a partir de allí, comenzó nuestra cálida conversación, en la cual discutiamos sobre nuestros gustos y fines de gran importancia. Cuando se paso hacia el tema de la gente, aquello me hizo sentir nostálgica, la tía Margaret pertenecía cerca de aquella parte y a mi, desde chica me inculcaron todo lo correspondiente con Venecia. La ciudad no hacia a las personas, pero Venecia, si, Venecia era única, me hizo llevarme todo recuerdo como si fuera el último y me dio el verdadero significado de las personas, allí eras capaz de conservar a todos y todas, porque ellos si valían la pena.
—Vamos al patio, la verdad conversar tanto me ha agotado. Deberíamos comer algo.
En ese tiempo, había aprendido que Stormie le gustaba hablar y no sólo eso, sino que ve mas allá de las personas, mas allá del origen, mas allá de todo lo malo.
Reí.
—¿Y Rydel?
Y como si el mundo la invocara, apareció por la puerta.
—¡Aquí!—se señalo, cuando paso por la sala, y prosiguió a saludarme.
Las tres reímos.
—Hola, Laura.
Besó mí mejilla.
•
—...Y Ross es el menor, sin embargo, es el que mejor piensa, bueno, en cierto casos —me explicó Rydel.
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Sólo Sexo |Fanfic 1°| [Raura]
Romance-¿Solo sexo?-pregunte, inocente. No sabia lo que me esperaba. -Solo Sexo.-afirmo el, seguro de si mismo. Aun sus manos sujetaban mi mentón. ********************************** ADVERTENCIA: No me hago cargo de traumas o problemas personales. Leen esto...