Capítulo 17.

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—¡Nadie se mueva! al primer movimiento que sienta de alguien, comenzaremos a disparar —gritó uno de los ladrones al encontrarse todo oscuro.

Las personas estaban aterradas, solo se agacharon con la mano en la cabeza.

El plan suponía ser entrar con sigilo, y salvar a los rehenes, pero ya mis ganas de entrar como ninja se me habían quitado, así que entre con bastante escándalo.

Entré rompiendo una de las ventanas de cristal, haciendo que se vea mi silueta por la poca luz que se colaba por la ventana.

No fue un excelente plan. pues al estar prácticamente visible, los sujetos me proporcionaron varios disparos lo cual uno alcanzó a rozar mi cara, dejando mi ojo izquierdo incapacitado momentáneamente.

Con solo un ojo disponible, me quite de la ventana rápidamente. Mientras avanzaba, observaba cada detalle, cada posición, y cada armamento que llevaban los sujetos, y en que posición se encontraba cada quien; podía sentir como se forzaba mi ojo, moviéndose rápidamente para observar cada detalle.

Era como si el tiempo se detenía mientras avanzaba hacia ellos. Habían 10 sujetos armados en esa parte de la casa, me le acerqué rápido a uno, matándolo con un fuerte golpe en la nuca, le tome su arma y mate con un disparo en la cabeza a los otros 9 que faltaban antes de que el primero caiga al suelo.

Pasaron unos segundos de silencio, luego les mostré a todos los rehenes por donde salir.

Los mande a donde se encontraban Presley y las demás. Aun faltaban mas rehenes así que no podía perder tiempo.

Entre a la casa nuevamente y recogí varias armas del suelo; por si acaso. Llegué a otra parte de la casa pero al parecer Franklin ya se había hecho cargo de esa parte.

Subí las escaleras mientras acababa con algunos sujetos que se estaban levantando, al parecer Franklin solo los estaba dejando inconscientes. Seguí sacando rehenes de la casa y poniéndolos a salvo.

—¿Que haces ahí? —pregunté en vos baja.

—¡No me hagas daño! —respondió la chica llorando, pensando que yo era uno de los ladrones.

—Tranquila, no te haré daño, no soy uno de ellos —le respondí con una voz amigable

La chica estaba en un rincón de la casa sumamente asustada, tenia una pierna herida pero se negaba a que la ayudara, pensaba que la iba a matar.

—¡No! déjame aquí, si no eres uno de ellos sólo sigue tu camino y no me hagas daño —me dijo la chica soltando mi mano.

—¡Joder!, si que eres terca. Escucha no puedo dejarte aquí...

—Claro que puedes, solo vete —me dijo ella interrumpiendo mis palabras.

La sujete por las mejillas, y ella sintió un escalofríos, pues al todo estar oscuro ella no vio venir mis manos hacia su cara.

—¡No me toques! ¡Te dije que te vayas! —dijo aún con miedo.

—Escucha, no puedo dejarte aquí por que hay explosivos en la casa, todo esto puede explorar —le dije sin quitar mis manos de sus mejillas.

—Esta bien intentaré ir contigo, pero es que tengo una pierna lastimada no puedo correr —dijo con un poco mas de confianza hacia mi.

—Descuida que no tendrás que caminar.

Cuando la iba a cargar para llevarla fuera, se paró otro de los ladrones que Franklin había dejado inconsciente tocándome con una porra eléctrica, de esas que usan los policías para inmovilizar.

Mi mente se bloqueó por unos segundos y caí al suelo; era extraño, así como en el juego de cartas con Scott, una breve descarga eléctrica tenia tanto poder en mi para hacerme caer. Creo que acababa de saber cual era mi punto débil.

La chica gritó al sentir que alguien nos había atacado. Yo estaba un poco tonto intentando pararme, no podía ver bien, mi única ventaja es que el sujeto no podía ver nada por que todo seguía oscuro, así que no pudo seguir usando su arma eléctrica en mi.

Me encontraba en el suelo retrocediendo lentamente un poco mareado y mi vista no era tan buena, se notaban unas luces que se acercaban, eran de tres de los ladrones que venían a apoyar al que me había atacado.

Mientras retrocedía, toque un arma que había tirada, mis ojos parpadearon varias veces comprobando que ya estaban en Buenas condiciones.

—¡Quieto! —gritaron los sujetos alumbrando mi cara.

Al mirarme a los ojos quedaron hipnotizados, tome el arma y les dispare en la cabeza a los tres, y luego al que me había electrificado.

—¿Estas bien chica? —pregunté luego de que todo estaba calmado.

—¡Si! estoy bien creo —respondió desde el piso aun sin que se le pase el susto.

—Bien, ahora si te sacaré de aquí —le dije mientras la cargaba—. ¿como te llamas? 

—Taylor —respondió—. ¿Y tu? ¿quien eres? ¿Policía, héroe, justiciero..? — preguntó toda curiosa.

—Nada de eso, llámame... Cheater —le dije mientras la dejaba en un lugar seguro fuera de la casa, cerca de los demás.

Entre de nuevo a la casa. ya solo faltaba el área de la caja fuerte, donde tenían a Scott.

Llegué al cuarto donde suponía estaba la caja fuerte, afuera había un tipo haciendo guardia, quien cayó inconsciente con un objeto que le fue lanzado.

Mire hacia mi izquierda y ahí estaba Franklin.

—¡Oye! ¡Ese último era mio! —le dije a Franklin, en reclamación por haber acabado con el que cubría la puerta.

—Aquí nadie se está repartiendo ladrones, así que, si usted es muy lento no es mi problema —respondió Franklin alardeando que se me había adelantado.

—¿Lento? ¡Já! yo no soy el que anda dejando ladrones vivos por ahí de tras.

—Es por que no soy un asesino, tony —me dijo en tono serio.

—Pues esos que no has querido matar casi me matan, y a una rehén, con ellos no debemos tener piedad, ellos no la tienen con nosotros.

—Es que eres muy débil, por eso casi te matan.

—No jodas Franklin, que veo que tienes una espada en la mano, no creo que sea para dejar inconsciente a los que faltan.

—Tu tranquilo que yo se lo que hago —respondió mientras nos acercamos a la puerta.

—Ahí dentro deben estar los que faltan, con Scott —le dije a Franklin entre susurros.

—Si, tiene a Scott de cabeza, al parecer lo están torturando. solo son 5 y están al rededor de el —dijo Franklin mientras tocaba sus lentes.

—¡No puede ser! ¿No me digas que también puedes ver detrás de las paredes con esos lentes? —le dije con cara de asombro—. ¡Yo quiero uno de esos!. Pero aun no me has dicho si los lentes también te bañan y te peinan.

No pude evitar reír luego de eso.

—¡No! ni sueñes que te haré unos lentes. Y si, básicamente puedo ver atreves de las paredes, puedo cambiarlo a modo infrarrojo, que me permite ver el calor de los cuerpos aún estando de tras de algo.

—¡Genial! —dije con las cejas alzadas—. pero hay que entrar con cuidado, la vida de Scott está en juego.

—No quiero escuchar ningún plan tuyo, así que entremos e improvisemos. —dijo Franklin.

Derribamos la puerta y entramos rápidamente; En ese momento volvió a parecer como si el tiempo pasara más lento.

Franklin lanzó su espada cortando la soga que sujetaba a Scott, Y antes de que cayera al suelo yo lo atrape, dispare a tres de los ladrones en la cabeza quedándose mi arma sin balas, Franklin golpeó a los otros dos, pero uno de ellos al verse a punto de morir... No quiso irse solo.

—En esta todos morimos —dijo mientras presionaba el botón de los explosivos, haciendo que todas las bombas que habían en la casa hagan explosión.





Cheater (origen Del Mal) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora