Capítulo 2: Narnia, alegría y sonrisas

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      -¿Unos meses más? No voy  a sobrevivir

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      -¿Unos meses más? No voy  a sobrevivir...-se apresuró a decir Lucy, apenada.

     Tomé la carta que tenía en sus manos para leerla bien.

     -Tú tienes suerte, tienes un cuarto para tí. Yo me quedo con el monstruo bocón-dije con amargura.

     -Susan y Peter son los que tienen suerte, viviendo aventuras-dijo Lucy, levantándose y dirigiéndose a un espejo que estaba sobre la pared.

     -Sí, son los mayores y nosotros los menores-me acosté en la cama y confirmé lo que había leído Lucy-. No somos tan importantes.

     -¿Crees que soy tan linda como Susan?-escuché que dijo Lucy de repente. ¿Por qué preguntaba eso?

     Suspiré y dejé la carta en la cama. Sería mejor cambiar de tema.

     -Lucy-me levanté y me dirigí al cuadro del barco-, ¿habías visto un barco como éste?

     -Sí-respondió alegre-. Es bastante narniano, ¿no lo crees?-se dirigió al cuadro también.

     -Sí...otro recordatorio de que estamos aquí y no allá-opiné todavía mirando al cuadro. Vaya...de verdad tenía ganas de largarme de esta casa.

     -Conozco a dos huérfanos...-se escuchó la voz  de Eustace. Nos dimos la vuelta y estaba parado en el umbral de la puerta-, que perdían el tiempo...con cuentos de Narnia que eran un invento.

     -Déjame golpearlo-dije apretando los dientes y los puños. Este idiota ya me estaba hartando.

     -Noo-alargó Lucy, tomándome del brazo.  Me hizo hacia atrás y me soltó.

     -¿No sabes tocar?-pregunté enojado.

     -Es mi casa. Ustedes no me ordenan, son invitados-dijo con esa voz tan irritante.

     Lucy y yo volvimos a mirar el cuadro. En definitiva el azul del agua me estaba hipnotizando.

     -¿Y por qué los cautiva tanto esa pintura fea? Es horrenda-interrumpió de nuevo Eustace.

     -No lo verás si te vas del cuarto-insinué, pero sabía que no lo iba a hacer...le encantaba molestar.

     -Hasta parece que el agua en serio se está moviendo-murmuró Lucy, muy concentrada en la pintura. Era cierto...claramente parecía que se movía.

     -¡Que tonterías dices! Es lo que pasa cuando lees novelas de fantasía y absurdos cuentos de hadas-dijo rápidamente. Reí para mi interior.

     -Eustace era un niño consentido, que leía libros con datos aburridos-dije poniendo una voz de locutor. Lucy rió.

     -Los bobos que leen cuentos de hadas sólo se vuelven una carga pesada para personas como yo, que leen libros que sí tienen información-me dí vuelta al escuchar sólo eso, indignado ante lo que decía. Que infeliz ¿de qué diablos hablaba?

La versión desconocida de la Travesía del Viajero del Alba  (Edmund y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora