Capítulo 18: Lo que quede

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     -Estamos varados aquí-se apresuró a decir Drinian, marcando un punto en el mapa. La tormenta seguía tan fuerte como hace días y nosotros habíamos entrado a descansar un poco, aunque Drinian no sólo tenía planeado descansar-. A media ración la comida y el agua durarán dos semanas máximo.

     Caspian se hallaba sentado y observando la terrible tormenta que aún seguía. Yo estaba a un lado, parado, mirando a Drinian frente al pergamino y el mapa. Ambos lográbamos sostenernos con partes de la estructura del navío.

     -Hay que regresar antes de que sea muy tarde, Majestad-siguió Drinian-. No hay garantía de que hallemos pronto a la estrella azul, no en esta tormenta-miró a Caspian al decir esto y él a mí. Sabía que se refería a _____, aún habían quienes creían que toda esa tormenta tenía algo que ver con ella, desde que su licantropía se desató de la peor manera la última vez. Nadie dijo nada al respecto, pero ambos sabíamos que se refería a ella-. Tratar de encontrar la Isla de Ramandú es imposible, caeremos por el borde de la Tierra antes que hallarla.

     Y aquí tenemos a Drinian y su positivismo. Lo admito, yo tampoco soy muy positivo, pero este hombre me supera. Además...es Narnia, vamos, prefiero estar en una tormenta interminable que en Cambridge con mi tío Harold, escuchando las noticias de la guerra a todo volumen. Para cortar la tensión decidí bromear, recordando las primeras palabras que le oí decir.

     -¿O sino nos devorará una serpiente?

     Caspian y él me miraron. Drinian parecía tratar de encontrar la paciencia de alguna parte.

     -Los hombres se están poniendo nerviosos-dijo, tranquilo, mirándome-. Estas aguas son desconocidas...-se dirigió a Caspian-. Nunca recorrí mares como estos.

     Caspian se puso de pie.

     -Y supongo, capitán, que usted quiere ofrecerse a explicarle al señor Rhince que no buscaremos más a su familia-dijo con voz firme.

     Silencio total, nuestras miradas estaban sobre Drinian, quien solo soltó un suspiro y se dirigió hacia su abrigo.

     -Seguiremos adelante...-afirmó, poniéndose el abrigo-. Solo una advertencia: el océano a veces juega trucos con las mentes-se preparó para salir nuevamente a la lluvia y, antes de salir, dijo-, peligrosos.

     Luego de eso, Caspian y yo decidimos ir a descansar un poco, llevábamos noches sin poder dormir bien debido a la tormenta y siempre surgían momentos en los que teníamos que salir a ayudar porque la lluvia se volvía intensa. En algo sí coincidía con Drinian...algo estaba ocurriendo y no era broma. No podía conciliar el sueño..y Caspian parecía tener pesadillas. De hecho, creo que dormí unas horas pero luego..algo hizo que me despertara y permaneciera despierto.

     -Edmund...Edmund-escuché. 

     Mis ojos estaban entrecerrados e impulsivamente puse la mano en la empuñadura de mi espada, que aún seguía sujeta a mi cintura. Sabía de quién era esa voz, pero llegué a suponer que todo era mi mente que comenzaba a escuchar voces. Caspian soñaba con su padre...

      -Ven conmigo..-dijo más fuerte y claro. Abrí mis ojos, allí estaba, formada por la bruma verde y espesa que también rodeaba a Caspian-. ¡Únete a mí!

     Saqué mi espada de inmediato, espantando.

     -¿Edmund?-oí la voz de Lucy, sobresaltándome. La observé rápido y luego volteé a ver donde se suponía estaba su figura, pero no...ya no había nada. Caspian también despertó sobresaltado.

     -Lucy..-suspiré, guardando mi espada.

     -No logro dormir...-dijo ella, afligida.

La versión desconocida de la Travesía del Viajero del Alba  (Edmund y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora