Capítulo 23: Saber y entender

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-¡Despierten! ¡Todo el mundo despierte!-escuché que gritaba Lucy.

Abrí los ojos rápidamente para ver lo que sucedía y varios imitaron esa acción. Lucy señalaba el cielo, ya amaneciendo.

-¡Es la estrella azul!-exclamó con entusiasmo.

Era cierto. Casi como si estuviera sobre el barco, en el cielo resplandecía un punto de un azul intenso, que se destacaba claramente contra él.

-Algo empieza a salir bien...-murmuró Caspian, poniéndose de pie-. Preparen todo, no hay que perder tiempo. Marcharemos cuanto antes.

Al terminar de decir esto, todos comenzaron a levantarse con más energía, comentando al respecto de lo que había que subir a los botes y el aspecto de la gran estrella azul.

Yo simplemente me levanté, algo desanimado. Luego de ponerme de pie sacudí la tierra de mi ropa y levanté mi espada, para posteriormente ponerla en su lugar.

Por un impulso inconsciente dirigí mi mirada hacia _____, quien ya estaba lista y preparaba las cosas que quedaban para subirlas a los botes, pero no hablaba con nadie y su rostro lucía realmente triste. Al verla así sentí una sensación de vacío y dolor en el pecho, algo que me hizo mirar hacia la estrella azul, que extrañamente brilló con más intensidad por un segundo, dándome una confusa sensación de esperanza y tristeza a la vez...pero sobre todo eso, esperanza.

-¿Te encuentras bien?-preguntó Kilian, haciendo que quitara la vista de ella, súbitamente.

-Em-vacilé, tratando de recomponer la postura-. Sí...bueno, sí, como se puede estar. Apareció la estrella azul, ¿no?

-Creo que sabes de lo que hablo-respondió, con un tono serio.

Dirigí una mirada hacia él, que me miraba también, algo apenado.

-Trato de digerirlo-murmuré, sintiendo nuevamente ese insoportable nudo en mi garganta.

-Lo lamento-dijo, dando golpes suaves en mi hombro-. Ni yo sé lo que está sucediendo...me evita cada que vez que intento acercarme.

-¿Qué?-inquirí, sorprendido. ¿A él también?

-Sí, como te digo, no sé qué sucede...-repitió, dirigiendo ahora una mirada de pena hacia ella.

-Vamos a los barcos-dije después de unos segundos, aclarando mi garganta.

El día, a pesar del entusiasmo de varios, se veía apagado, como si algo malo se acercara posterior a la estrella azul. Aunque creo que todo ese entusiasmo se cayó cuando notamos que no había una pizca de viento que nos ayudara a llegar el tiempo que teníamos planeado. Debido a esto, los marinos tuvieron que comenzar a remar con gran esfuerzo, agobiados por la pesadez del barco y el calor incesante que se había instalado.

-El viento nos abandonó por completo-soltó Drinian, haciendo una mueca de disgusto.

Él, Caspian y yo nos encontrábamos a estribor, observando como el barco a penas se movía lentamente con el esfuerzo que hacían los marineros.

-¿Y ahora cómo llegamos a la Isla de Ramandú?-inquirí, apoyado sobre el borde del barco.

Drinian hizo un silencio bastante largo, dirigiéndonos una mirada nada esperanzadora, de esas que ya eran parte de él.

-Algo me dice que alguien no quiere vernos allá-murmuró por fin, tomando marcha de manera tranquila hacia el puente de mando.

Caspian y yo cruzamos miradas, preocupados. ¿Y si Drinian tenía razón después de todo?

-¿Qué piensas?-quise saber, dando en evidencia con mi tono que ahora la cosa iba en serio.

-Lo mismo que Drinian, me temo-contestó con desanimo, echando una mirada al mar.

La versión desconocida de la Travesía del Viajero del Alba  (Edmund y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora