Capítulo 28: Dolorosamente vacío

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 El suave murmullo del agua chocando contra el barco. Se mece lentamente y es lo único que se oye, por lo demás todo es silencio, un silencio pacífico y a la vez abrumador.

Abrí los ojos paulatinamente, sintiendo un dolor insoportable en la cabeza y en el torso. Vi el techo de madera del camarote donde dormíamos y mi mente no entendía absolutamente nada.

-Temía que no despertaras-escuché provenir de Lucy-. ¿Cómo te sientes?

Giré la cabeza para verla. Ella estaba sentada en un banco, a mi lado, con los ojos rojos e hinchados.

-Bien, supongo-respondí adolorido.

Traté de sentarme, haciendo un gran esfuerzo y lanzando un quejido.

-¿Qué me pasó?-pregunté. Realmente no recordaba nada.

-Caíste de varios metros-contestó Lucy, consternada-. Te pegaste muy fuerte en la cabeza.

Llevé mi mano a la parte donde me dolía, notando que estaba vendado.

-¿Y los demás?, ¿qué pasó en la batalla?-inquirí, preocupándome por la falta de información que tenía.

Ella corrió brevemente su mirada, incómoda. Luego la volvió hacia mí.

-Caspian, Kilian y los demás están bien-respondió y después tragó saliva-. Eustace no aparece aún...

Me senté un poco más, impacientándome.

-¿Y _____?-insistí, nervioso.

Bajó la vista a sus manos por un segundo y noté cómo una lágrima bajaba por su mejilla.

-Lucy, ¿y _____?-volví a preguntar, con el corazón a punto de estallar.

Levantó la cabeza y me dirigió una mirada llena de tristeza y a la vez de consuelo.

-No...no la encuentran-dijo, en un hilo de voz.

La observaba y notaba en su rostro cómo la esperanza ya se había desvanecido. Me lo decía como si _____ estuviera...y de pronto, todo lo que había sucedido llegó a mí mediante millones de imágenes cortadas.

Me recosté de nuevo, muy lento y volví a mirar al techo. Mi mente empezó a divagar. Bueno, en realidad sí que había posibilidad de que sobreviviera. Vamos, hablamos de _____, de seguro pudo haber controlado la situación y solo debíamos esperar para verla nadando hacia nosotros, con esa sonrisa brillante y de triunfo sobre la muerte.

No había necesidad de llorar, no hasta verla. Ella estaba viva, lo sabía, lo sentía en mí. ¿Y qué importaba lo que hubiera dicho Coriakin? Aslan no iba a abandonarla; y quién sabe si todo no era más que algo simbólico y metafórico.

Luego de que pasaran un poco los dolores de cabeza, me levanté para ver a Caspian, suponiendo que estaría igual que Lucy o peor, tratándose de su hermana.

Toqué la puerta en la sala de reuniones y en unos breves segundos me abrió Kilian, con un semblante de lo más gris.

-Hey-dijo sorprendido-. Despertaste. ¿Cómo te sientes?

-Adolorido-contesté, sin saber en realidad cómo sentirme-. ¿Y Caspian?

Me miró serio y con atisbo de pena. Entreabrió la puerta, señalando hacia el fondo del cuarto, donde Caspian estaba en el balcón, con la cabeza apoyada en la barandilla.

Pasé y me dirigí hacia él lentamente. Estaba inmóvil.

Cuando estuve lo suficientemente cerca, notando que seguía igual, lo llamé.

La versión desconocida de la Travesía del Viajero del Alba  (Edmund y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora