Último día en Hogwarts

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Disclaimer: todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, Warner Bross & Salamandra. Yo únicamente juego con los personajes que Jo nos regaló. La historia es de mi muy triste y retorcida imaginación.

Disfruten de la lectura como lo he hecho yo escribiendo...

Capítulo XXIII: Último día en Hogwarts.

Hermione posó sus ojos en el rubio que pasaba casi con amor  las hojas de un libro antiguo color café, pasta dura y de más de trescientas páginas. Conocía ese libro perfectamente. Se trataba de Historia de Hogwarts, pero ¿por qué lo tenía él? Sin poder evitarlo, Hermione siguió mirándolo con los ojos entrecerrados, confundida. ¿Se habría perdido en la clase del Sr. Bins la instrucción de leer algún capítulo de ese libro? De otra forma, no entendía por qué él estaba leyendo uno de sus libros favoritos. Pero era imposible, ¡era el último día en el colegio!
Y de repente, él alzó la mirada hacia ella. Sus miradas chocaron lo que dura un suspiro. Hermione volteó la mirada, sintiéndose estupida por haber sido descubierta mirándola como una boba.
—Caracoles—susurró sonrojada, queriendo hundirse dentro del libro que tenía abierto.
Harry rió a su lado.
—¿Caracoles? —miró a su amiga burlonamente—Tiene rato que no dices semejante improperio, Hermione.—seguía burlándose.
Ella le lanzó una mirada de pocos amigos.
—¿Por qué te has puesto así?—preguntó con una sonrisa en el rostro y los ojos de su amiga castaña la traicionaron lanzando una mirada fugaz a la dirección del rubio.
Oh, pensó Harry, cambiando la expresión por una más seria. ¿Sería posible que Hermione...? No, jamás.
—Me intriga el por qué está leyendo ese libro.
Harry la miró como si eso fuera la cosa más estúpida del mundo a preocuparse.
—¡Serás...!
Hermione rodó los ojos.
—No es normal. Se supone que él odia este lugar, a nosotros. ¡A mí!—dijo ella con voz casi ahogada.
Harry evitó el contacto de sus ojos. No podía estar más alejada de la realidad. Si Draco estaba en Hogwarts era por ella, al igual que el estar leyendo ese libro, debía ser por ella. Era de conocimiento público que Hermione amaba ese libro en especial. Sin embargo, no dijo nada.
—Quizá está planeando alguna masacre y se aprende de memoria todo lo relacionado con el colegio—opinó el ojiverde con voz misteriosa, ganándose un golpe por parte de su amiga y una mirada por parte del rubio.
Harry se sobó el brazo.
—Y, bueno, ¿me temo que no irás a La Madriguera estas vacaciones?
Hermione le lanzó una mirada fulminante.
—Tomaré eso como un no.
—Pero, Harry—dijo ella de pronto animada—podemos celebrar tu cumpleaños antes y ese día te la pasas con los Weasley, yo no tengo ningún problema.
Harry negó con la cabeza.
—El 31 de julio estaremos todos juntos, Hermione. Si no vas a la fiesta, la fiesta va a ti. —dijo con voz divertida, tomando sus cosas y dándole un beso en la frente a su amiga antes de irse y dejarla con la boca semi abierta.

—Caracoles—repitió en voz baja.

....

Después de haber pasado un extraño momento en la salida de la biblioteca al salir al mismo tiempo que Draco, esta se dirigió a paso veloz hacia el Gran Comedor.
Recordó sus ojos grises nuevamente, penetrantes y letales mirándola fijamente. Como si quisiera preguntarle algo. Pero ninguno dijo nada, ni siquiera Hermione que se moría de curiosidad por aquel libro que llevaba con cuidado bajo el brazo.

Iba a sentarse, dispuesta a tener un almuerzo tranquilo y alegre con sus compañeros pero Cedric Diggory la detuvo.
—¿Podemos hablar?
Hermione parpadeó un par de veces e incluso vio hacia ambos lados para saber si se estaba dirigiendo a ella y al verlo ahí parado, tan alto y nervioso frente a ella, supuso que sí.
Asintió con la cabeza y entonces Cedric la tomó suavemente por el hombro y la llevó aparte.
Hermione era totalmente ajena de las miradas que estaba recibiendo en ese momento. No tenía idea de que un pelirrojo fulminaba la escena con los ojos, que unos ojos grises estaban casi negros por los celos, que un par de ojos azules la miraban con aprensión y desconsuelo, que unos ojos verdes miraban la situación con suma preocupación, alerta de si algo sucedía. Y de miles de miradas más.
—Te debo una disculpa—dijo al mismo tiempo que la tomaba por los hombros. —Actué como un idiota después de... —cerró los ojos y movió la cabeza como si buscara las palabras —Después—repitió y Hermione se compadeció de él mirándolo más suave y relajando los hombros. —Fui un idiota.
La miró a los ojos.
—Este es mi último día en Hogwarts y no quiero que lo último que te lleves de mi sea solamente lo malo. Nosotros fuimos... Lo que tuvimos fue bueno mientras duró. Siempre serás una de las chicas que...

Sonrisa tuya, suspiro míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora