De regreso a Londres (SEGUNDA TEMPORADA)

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Disclaimer: todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, Warner Bross & Salamandra. Yo únicamente juego con los personajes que Jo nos regaló. La historia es de mi muy triste y retorcida imaginación.

Disfruten de la lectura como lo he hecho yo escribiendo...

SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo XXIV: De regreso a Londres

Hermione estaba con la boca abierta por las maravillas turísticas que el continente americano tenía para ofrecerle. Desde el día que había dejado Hogwarts, junto con sus padres habían ido directo a su casa en Londres para ayudarla a hacer las maletas y tomar un avión muggle para conocer Nueva York, una de las ciudades más extrovertidas del país.
Gracias a sus profesores de Hogwarts sabía cuáles eran los lugares mágicos que podía visitar y conocer un poco más de su historia, aunque debido a que una de las políticas o condiciones que tenían estos lugares no eran visibles para los muggles, sus padres no pudieron acompañarla a contemplar dichas atracciones. Se decidió visitar el Instituto de Magia y Hechicería que estaba en la ciudad, se enamoró de la biblioteca y de la arquitectura moderna que poseía el lugar. Conoció a uno que otro chico que amablemente le enseñaron el lugar y que la invitaron a tomar un happy unicorn, que era algo así como la cerveza de mantequilla que bebían en Londres.

Con sus padres, visitó galerías de arte y caminó por las calles llenas de gente extrañamente apurada de Nueva York, se tomó fotos en Central Park, La quinta avenida y otros lugares turísticos para enviárselas a Luna, Harry, Sebastian y Ron. No había perdido contacto con ninguno de ellos desde ese día. Y ciertamente, sentía que volvía a ser ella misma cada día que pasaba. Lo cierto es que era muchísimo más fácil llevar las cosas tan lejos de lo que te recordaba el dolor, sobretodo lejos de esa persona. Pero, por algo estaba empezando y le iba bien. Ver a sus padres desde el inicio hasta el fin del día la fortalecía de una manera inmensurable y la hacía sentir plena. Ellos eran la cura a todo mal que pudiera sentir y estaba contenta de pasar esas vacaciones junto a ellos.
Pero, como todo lo bueno, esos días ya estaban por terminar. El 31 de julio estaba cerca y sus padres tenían planeado regresar a Londres una fecha antes del cumpleaños de Harry. Le había rogado a sus padres una semana más y lidiar con el odio de Harry por unos cuantos meses por faltar a su fiesta, estaba dispuesta a todo por no dejar esa ciudad, la cual la tenía enamorada.
¿Quién no amaba Nueva York? Todos los días tenía algo nuevo para ofrecer.
Sin embargo, sus padres eran inmunes a sus miradas de cachorrito atropellado y le dijeron sin chistar que los boletos ya estaban comprados y no había vuelta atrás.
Así que, volver a Londres era ya un hecho así que un día antes de ello salió a despedirse de las calles neoyorquinas y de paso le compró uno que otro detalle a cada uno de sus amigos.

...

—¡Estaré en mi habitación! —anunció Hermione a sus padres cuando los vio dirigirse a la cocina a preparar la cena.
—La cena debe estar lista en hora y media, querida.—escuchó decirle su padre.

Subió con sus pesadas maletas las escaleras que la llevaban a su habitación y no vio la hora de poder usar ya su magia sin tener que rendirle cuentas al Ministerio. Ya quería tener al fin la mayoría de edad en el mundo mágico, sentirse un poco más independiente.
Luego de haber puesto todas sus cosas en su lugar decidió que era momento de abrir las cartas que tenía pendiente en su escritorio, le había dicho a sus amigos que enviaran las cartas a su casa ya que pronto llegaría.
La primera era de Harry, lo descifró a primera instancia con su descuidada caligrafía.

"Querida Hermione,

¡Te ves radiante en todas las fotos que me has mandado! Se nota que te ha caído de maravilla ese viaje, merecido lo tienes, pero eso no significa que tengas que quedarte ahí en vez de estar aquí en Londres preparándote para mi cumpleaños. Me puse muy contento cuando recibí tu última carta pidiéndonos que enviáramos las cartas a tu casa ya que estabas a punto de llegar. ¡Adoro a tus padres!
Por otra parte, ¡¿en serio hay una biblioteca casi tan grande como la de Hogwarts?! ¿Por qué no tomaste foto? No me imagino tu reacción ante tal espectáculo. Ah, Ron me ha dicho que en todas las cartas que le has enviado lo fastidias diciéndole que le has comprado una araña gigante de mascota. ¿Es verdad? Porque si lo es, ¡qué idea tan estupenda! ¿Por qué no lo pensé antes?
Bueno, te diré todas las buenas nuevas y malas en cuanto te vea. ¡Buen viaje!

Sonrisa tuya, suspiro míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora