Oportunidades

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Disclaimer: Todos los derechos reservados para mi escritora británica favorita J. K. Rowling, Warner Bross & Salamandra. Toda la historia es de mi completo terreno.

Disfruten de la lectura como lo he hecho yo escribiendo.

Capítulo III: Oportunidades.

Estábamos en el campo de Quidditch. Los chicos ya habían terminado de entrenar y habíamos decidido quedarnos un tiempo en el aire fresco. El sol todavía se podía vislumbrar en el horizonte. El aire era relajante y el castillo de Hogwarts como fondo daba una escena bastante mágica.

Casi todo el colegio estaba fuera. Algunos Slytherin comenzaban a practicar y venían con sus correspondientes animadoras. Unas chicas de la casa Hufflepuff platicaban animadamente con algunos de Ravenclaw. Todo el campo de Quidditch estaba ocupado ese día y lo mismo pasaba con los terrenos de Hogwarts. Tal vez porque era el último fin de semana que estarían ahí hasta el próximo año. Esta navidad todos se tendrían que ir a sus casas, ya que la directora McGonagall había decidido hacer unas construcciones en Hogwarts y quería que fuera sorpresa. Algunos estaban en el Gran Comedor, otros habían elegido ir a Hogsmeade y si no hubiera sido por Ginny que me había obligado acompañarla, yo estaría en la biblioteca.

Luna, Ginny, Angelina y yo estábamos sentadas en las gradas que daban la mejor sombra y también la mejor vista del campo completo. Decidí perderme en mis pensamientos y fingí estar muy entretenida de mirar las prácticas de mis dos mejores amigos contra Hufflepuff. Estaba entretenida pensando en lo que haría cuando viera a mis padres. No quería que me vieran triste, porque sería muy peligroso. Mi madre podría comenzar a delirar diciendo que si estar en Hogwarts me hacía  mal, mejor sacarme. Y no, yo jamás me iría de Hogwarts sin terminar mis estudios. Tengo diecisiete años y mi madre aun me trataba como si tuviera cinco. Ginny me dijo que a ella la trataban así todo el año y por toda su familia. Suspiré.

— ¡Hermione, no estés triste! —dijeron a coro los gemelos Weasley. Deje de ver hacia la nada y posé mi vista en los gemelos. Desde ahí pude diferenciar a Fred, tan guapo como siempre.

Yo les sonreí con ironía. Ambos me devolvieron la sonrisa y vi que las chicas comenzaban a bajar para ir con ellos. Me puse en medio de Ron y Luna y pude sentir cómo  les estorbaba, quise quitarme pero tuve el presentimiento de que Fred se iba acercar a mí. Intercambié algunas palabras con Luna mientras íbamos camino al Lago para hacer nuestro dichoso "picnic muggle". Antes de sentarnos en el césped, Ginny y Angelina acomodaron una gigantesca manta de cuadros rojos y blancos. Los chicos las ayudaron y después sacaron la comida que habían preparado. Luna y Ron se las ingeniaron para sentarse juntos y dejarme fuera del trío. Le quise mandar una mirada de súplica a mi mejor amiga, pero estaba bastante entretenida sirviendo la comida. Por un instante pensé en cuánto  se parecía a su madre; tan maternal y servicial. Sonreí con nostalgia. Luego, vi como Fred comenzó acercarse a mí y apreté los dientes notablemente tensa, pero antes de que él se sentara, Cedric ya estaba junto a mí. Suspiré contenta.

— ¿Y por qué estas triste? —me preguntó Angelina. Todos estábamos comiendo y el tema salió de repente. Los gemelos, Harry, Neville, Luna, Ron, Ginny, Angelina y Cedric esperaban mi respuesta.

—Por...

—un idiota. —se le escapó decir a Ginny. Le envié una mirada envenenada y me mandó una de disculpa como respuesta. —Oh, vamos. Les diré... es que hay un chico que le gusta a Hermione y ella piensa que no es lo suficientemente bonita o buena para él.

Todos me miraron con cara de pocos amigos. Me encogí de hombros.

—Es broma, ¿cierto? —fue Cedric el que rompió el silencio y me dio un choque suave con su hombro. Negué con la cabeza y sentí mis mejillas enrojecer.

Sonrisa tuya, suspiro míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora