005

11.3K 986 191
                                    

Jungkook permanecía en mi cama mientras me explicaba falacias. El maldito tema que me hacía doler la cabeza y la razón por la que le había pedido ayuda a Jungkook principalmente. Lógica era el curso que más odiaba en mi primer semestre universitario. Jungkook finalmente me había obligado llevarlo a mi habitación, pues se había quejado, por fin, que le dolía realmente la espalda. No supe si lo hizo realmente para hacerme sonrojar o simplemente era verdad. Así que en vez de dejarle descansar en el mueble, lo llevé a mi habitación. Por suerte, estaba bastante ordenada. Era una simple habitación color blanca con el poster de Huang Yida, y fotos con "mis amigos" de secundaria. Amigos entre comillas porque, de hecho, no conversaba con ellos más desde que había dejado Busan. Y si las conservaba así, era simplemente era porque me gustaban. O algo en específico de esas fotos: una persona; aunque eso ya era pasado. Min Yoongi era un pasado que ni siquiera podía recordar sin sentir un dolor en el estómago.

Estaba sentada en el suelo de mi habitación, al lado de Jungkook, quien ocupaba casi toda mi cama. Él era tan largo que me sorprendía que la ocupara por completo, cuando a mí me sobraban como 15 centímetros para chocar con el bordillo de la cama. Odiaba realmente medir 162 centímetros. Me coloqué de rodillas cuando Jungkook comenzó a explicar uno de los últimos ejercicios de la separata. Realmente no entendía así que me acomodé sobre mis codos y me acerqué más a él. Sabía que en cualquier momento me cansaría y me subiría al lado de él, en la cama, pero me daba bastante vergüenza a pesar que era mi casa. El momento, allí, parecía algo irreal. La luz de mi ventana caía en su espalda, pues el sol, que desaparecía gracias al inminente atardecer, le daba un color chocolate a su cabello negro azabache, e incluso si él levantaba la mirada podías notar sus ojos marrones tornarse de color miel. Tan miel. Realmente se veía tan hermoso que sentía mi corazón acelerarse. Ugh, odiaba sentir algo así por Jungkook. Él parecía concentrado explicando el ejercicio del que no prestaba si quiera atención, por solo concentrarme en su boca rosa y húmeda, en esos inapreciables lunares en sus mejillas y uno en su cuello que llamaba bastante mi atención.

Él era tan bello que dolía, ¿cómo podía existir un ser como el de bello? No podía comprender. Tenía la cara infantil de cualquier chico en sus 17 años, con cachetes gordos y ojos inocentes, e incluso sentía que conforme el tiempo avanzaba, él cambiaba. Tanto que creía que hacía casi tres meses, cuando le vi por primera vez en clase, había cambiado algo que no podía figurar del todo. ¿Qué era, exactamente? Y por esa razón me quedé observando su rostro hasta que sentí que me faltó el aire cuando giró su rostro, dejándolo muy cerca. Rayos, ¿me había acercado mucho? Pues pude sentir tanto su aliento y su mirada sobre mí. Pero a diferencia de mí, pues me había puesto nerviosa, muchísimo, él no reaccionó, nadita. Tanto que ni notó que me alejé ante la repentina cercanía.

一¿Entendiste? 一preguntó. Maldición. Tuve que ver el ejercicio y señalé, mientras negaba, cualquier parte al azar, de todas maneras quizá me lo volvería a explicar, pero espabilé, debía sacar buena nota por mí, y tal vez por él, quería enorgullecerle un poco, quizá. A pesar que puse esfuerzo para comprender, no entendía del todo. No llevaba ni un minuto de volver a comenzar a explicar el problema cuando su celular sonó, interrumpiendo la sesión. Jungkook solo se estiró un poco para ver quién era. No le di importancia, pero mi curiosidad nació cuando Jungkook me preguntó dónde quedaba el baño. ¿Tenía que ir hasta allá para contestar?

Bien, no seas una estúpida, quizá es algo privado. Pensé, sí, debía ser eso mientras le veía marcharse. En eso volví a sentarme, por completo, en el suelo, tomando mi móvil, el cual no había cogido un buen tiempo. Lo revisé, encontrado varios mensajes de Taehyung, Jiamin y Jin, mi compañero de matemática básica de la universidad. Abrí el mensaje de Jiamin que decía que teníamos que salir todos el sábado para celebrar su cumpleaños número 18. Jiamin se había vuelto mi mejor amiga aunque fuésemos las personas más opuestas del mundo. Ella tan extrovertida, yo tan introvertida -la mayor parte del tiempo-. Ella no tenía filtro, pues cuando apenas le había conocido, me preguntó si era virgen o no, a lo que respondí, con vergüenza, que lo era. Era obvio que ella no lo era, podías ver por la forma en que se comportaba y como sugerentemente se le insinuaba a Jimin. Ambos eran tan... tan ellos, podías sentir fuego apenas les veías juntos. Y aun así, Jiamin tenía una personalidad bastante dulce, una que me hacía confiar en ella y hablar de temas muy variados como "me gustaría que mis senos fueran muy bonitos como los de Rihanna" o "¿viste lo que sucedió en el congreso? ¡Qué horror!" , sí, eran totalmente opuestos, pero hablar con ella era así siempre. Por lo tanto, no me perdería esa salida. Así que respondí con una afirmativa antes de cambiar de chat, al de Taehyung pues preguntaba lo mismo.

Lo siento + Jjk  » Book 1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora