Capítulo 51

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-¡Rápido, haz algo!- me exigió.

Sonya no paraba de gritar. El dolor debía ser insoportable para ella. Y a pesar de todo, no pidió nada. Creo que en el fondo ella también sabía que no se podía hacer nada por salvarla.

-¡Thomas!- me volvió a gritar Brenda desesperada y ahogada en sus lágrimas mientras presionaba la herida.

-No importa- susurró Sonya tan bajo que las palabras se las podía llevar el viento.

-¡No, no, no!- gritó su amiga mientras hacia más presión en la hemorragia e intentaba hacer que cesara.

-Estoy bien, no pasa nada- dijo Sonya con dificultad. Tosió un par de veces e intentó seguir-. Ayudar a Jorge. Matarlos. Ganar.

Y antes de que pudiera añadir algo, un último suspiro salió de sus labios y con él, se llevo todo rastro de vida que había en ella. Sus ojos perdieron color y se apagaron, sumergidos en la oscuridad más profunda. Su piel, poco a poco, empezó a enfriarse, y sus labios se secaron. El cuello perdió el equilibrio y su cabeza se echó para adelante, haciendo que su larga melena le tapara la cara. En pocos segundos, el charco de sangre paró de aumentar.

-¡No!- gritó Brenda, agarrando a su amiga y manchándose por completo de la sangre de la ahora muerta.

Yo seguía ahí plantado, absorto por todo lo que estaba pasando y lo que acababa de ocurrir. Reaccionar tan rápido a las muertes nunca se me dio demasiado bien. Sólo podía concentrarme en el llanto de Brenda mientras balanceaba el cuerpo inerte de Sonya en su pecho. Aún no había pronunciado ninguna palabra.

Pero fue el sonido de otro disparo lo que me despertó y me sacó de mi mundo. Volví la cabeza y me encontré con los dos hombres que aún seguían vivos acercándose demasiado a nuestra posición y disparando a nuestro alrededor.

Apunté a sus brazos y disparé. Acerté a la primera en los dos. De inmediato, quejidos de los dos hombres empezaron a oírse.

-¿Va todo bien, chicos?- preguntó Jorge desde la tienda sin ni siquiera asomarse para ver como iba.

Ahora que parecía que no había más amenazas, me levanté, siendo así un blanco fácil. Pero todavía estaba demasido afectado para ser consciente de la situación. Me acerqué a la tienda y entré.

Jorge había desmontado la parte trasera de la bomba, y se podían apreciar más de 20 cables diferentes. Él se encontraba arrodillado enfrente con unas herramientas en la mano e intentando entender el funcionamiento de aquello.

-¿Qué ha pasado?- preguntó al verme ahí plantado.

Fue entonces cuando me di cuenta de que mi ropa estaba manchada de sangre. Además, tenía varios arañazos en los brazos. Podía entender la sorpresa de Jorge.

-¡¿Qué ha pasado?!- volvió a preguntar más nervioso y dejando de prestar atención al enredo de cables que había.

-Le han dado a Sonya- dije tras mucho esfuerzo.

-¿Qué?- preguntó, aunque me había escuchado perfectamente. Simplemente se había quedado sorprendido.

-Y... ha muerto- dije apenado ocultando la cara, incapaz de mirar a los ojos a Jorge.

Él soltó las herramientas que llevaba encima y en tan sólo un segundo, avanzó hasta donde se encontraba una pistola y salió disparado de la tienda.

Salí detrás de él. Brenda se encontraba en la misma posición que antes, con Sonya en brazos. Jorge se acercó, aún con la boca abierta del asombro. Observó con detenimiento la herida de Sonya y después volvió a mirar su cuerpo sin vida.

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