Dos años antes
Sarah trataba de mantener sus manos inmóviles sobre su regazo, pero cada vez estaba más inquieta por la mirada penetrante del hombre que estaba parado frente a ella.
- Sarah, necesito hablar de negocios.
- Entonces toma asiento mientras llamo a mi padre –dijo Sarah aliviada de salir de esa habitación.
Kendall sonrió. Una sonrisa que no llegó a sus ojos.
- No me entendiste. Quiero hablar de negocios pero contigo no con tu padre.
Ella frunció el ceño. No entendía que negocios le podría proponer alguien como Kendall a ella.
- ¿Conmigo?, no veo de que negocios se podría tratar –dijo poniéndose nerviosa de nuevo. Siempre que se encontraba cerca de Kendall Salvatore le pasaba lo mismo.
- Te lo diré sin rodeos –la miro a los ojos-. Necesito una esposa, y tú eres perfecta para el papel.
Sarah abrió los ojos totalmente sorprendida. ¿El negocio era que se casara con él?, se preguntó totalmente desconcertada.
- ¿Perdón? –preguntó todavía sin poder creérselo.
- Tal y como escuchaste –dijo Kendall tranquilamente.
- Pe... pero tú no puedes venir a mi casa a decirme eso, es decir, yo... apenas nos conocemos –dijo Sarah nerviosa.
Él se encogió de hombros quitándole importancia.- No importa cuanto nos conocemos, es solamente un asunto de negocios.
Sarah se preguntaba como él podía mantenerse tan tranquilo cuando ella estaba apunto de sufrir un shock nervioso.
- Pues explícame eso de que es solamente en "asunto de negocios" –dijo recalcando la última parte.
Kendall caminó tranquilamente hacia el pequeño bar que estaba en la esquina de la habitación y se sirvió un brandy le ofreció otro ella, pero Sarah prefirió no tomar, tenía la certeza de que necesitaba tener la cabeza totalmente despejada para la conversación que iba a tener.Pasaron unos minutos, los cuales perecieron horas para Sarah, hasta que Kendall se decidió hablar.
- Seguro de que tú estabas enterada que hace cinco años me iba a casar, pero que días antes de la boda mi novia murió en un accidente automovilismo, del cual ahora no vale la pena hablar.
Por supuesto que estaba enterada, se dijo Sarah. La boda del heredero de los Salvatore, era considerada la boda del año, por eso cuando la novia murió en ese accidente fue noticia por varios meses en diarios y revistas.
Kendall dio otro trago a su bebida y siguió hablando.
- Mi familia me ha estada presionando para que me case y forme una familia, pero no con cualquiera sino con una de descendencia italiana, igual que yo, igual que lo era Ana.
- ¿Entonces porqué no te casas con una italiana como lo quiere tu familia? –pregunto con la vista fija en él.
- Por que me prometí que si un día me casaba no lo haría ni con una italiana y tampoco lo haría por amor.
Sarah sintió que algo se removía en su corazón debido a esa última frase, pero decidió no prestarle atención.
- ¿Porqué? –preguntó en voz tan baja que pensó que Kendall no había escuchado.
- Esta va a ser la primera y última vez que hablo de esto –dijo Kendall serio-. La primera vez que me iba a casar era con una italiana y con la mujer que amaba y como vez no funciono, decidí que si lo intentaba de nuevo sería totalmente diferente.
- ¿Todavía la amas? –dijo ella bajando la vista hacia sus manos.
- Eso no te interesa –dijo secamente.
El corazón de Sarah latía cada vez más rápido, era doloroso escuchar hablar al hombre que querías sobre la mujer que él amaba. Pero trató que en su semblante no se notara lo que le estaba afectando la conversación.- Dijiste que todo esto era un negocio, ¿Qué gano yo con esto? –ella agradeció que su voz sonara tranquila.
- Vas a mantener el estatus en que has estado acostumbrada ha vivir. Sé que tu padre ha hecho malos negocios últimamente y está perdiendo todo su dinero, supongo que lo sabes, además que tu madre con sus gastos y sus gustos excéntricos no lo ayuda mucho que digamos. ¿No es cierto? -Kendall enarcó una de sus cejas
Sarah asintió con la cabeza.
- Hace poco me entere, pero mi madre no la sabe, no se lo hemos querido decir.
Kendall negó con la cabeza.
- No se como la protegen tanto, ya está grandecita como para entender que las cosas están mal.
- No te cae bien mi madre –más que una pregunta era una afirmación.
- Eso no tiene relevancia. Si te casas conmigo, ayudo a tu padre con sus negocios y tu madre podrá seguir gastando el dinero a manos llenas. De ti depende todo.
Kendall se paró del sillón en el cual estaba sentado, dejó el vaso sobre la mesa y se dirigió hacia la puerta para irse, pero se detuvo antes de salir por ella.
- Si llegases a aceptar, este matrimonio va ser totalmente de conveniencia, no van haber sentimientos involucrados ni ahora ni nunca. Todo va a seguir igual como cuando estaba soltero pero claro con la discreción necesaria. Afinaremos los detalles una vez que aceptes.
Estaré esperando tu respuesta –Kendall desapareció por la puerta.Habían pasado treinta minutos de que se fuera Kendall y ella seguía sentada en la misma posición, lo que había deseado desde el momento en que conoció a Kendall se estaba cumpliendo, le había pedido matrimonio, pero la situación era totalmente diferente a la que ella había soñado.
Él seguía amando a su antigua novia, si ella estuviera viva sería más fácil luchar por el amor de Kendall, ¿pero como luchaba con el recuerdo de un fantasma?
Además tenía que pensar en su padre y en su madre, la situación de ellos se estaba haciendo cada vez peor, y la ayuda que le estaba ofreciendo Kendall era de vital importancia para salir a flote.
Pero, ¿podía estar con un hombre que no la amaba? ¿Sería suficiente el amor que le tenía ella para los dos?.
Respiro profundo y se puso de pie, ya había tomado una decisión, lo único que espera era no arrepentirse después.
Se acercó hacia el teléfono y marcó el número privado que le había dado Kendall.
- Salvatore –se escucho al otro lado de la línea.
- Kendall, soy Sarah, acepto

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Amandote
RomancePor uno de los grandes ventanales que daban a la calle, Kendall observaba como su esposa se subía al coche del que había sido su amigo por varios años... Separando la de el, por su propia culpa. ...