Capitulo 2

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Respiró profundo para poder tranquilizarse, el susto que se había llevado con Kendall había sido demasiado grande.Trato de ponerse de pie, pero las piernas le temblaban, así que se quedó unos minutos sentada observando a Kendall.

Finalmente se levantó con cuidado, se acomodó la bata y fue hacia el otro extremo de la cama en donde estaba Kendall. Tomo una frazada y lo tapo.

Se arrodilló frente a el y le quitó el cabello que le caía en los ojos

- Si tan solo pudieras amarme la mitad de lo que la amas a ella –le dijo con tristeza.

Se secó las lágrimas que nuevamente comenzaban a caer por sus ojos.

Le besó la frente y con una última mirada salió de la habitación.


Kendall se levantó con un fuerte dolor de cabeza, observó la habitación para asegurarse de donde se encontraba.

Frunció el ceño al percatarse de que era su habitación, ya que no se acodaba como había llegado ahí. Lo último que recordaba era que había estado con Brittany y que después se había ido a beber a un bar.

Trató de hacer memoria, pero fue inútil ya que no se acordaba de nada más, decidió ir a ducharse ya que tenía una reunión de negocios a la cual no podía faltar.


Sarah decidió bajar a desayunar más tarde de lo normal para así no encontrase con su marido.

- Señora Salvatore, el señor dejo dicho que esta noche tenían una cena en la casa de uno de sus socios y que no podría pasar a buscarla así que se encontrarían ahí –le dijo una muchacha del servicio mientras le servía el desayuno.

Ella solamente asintió con la cabeza, aunque no tenía ganas de ir a esa cena, sabía que debía hacerlo. Solo suspiró. Por lo menos retrasaría su encuentro con Kendall hasta la noche. Pasó todo el día nerviosa pensando como actuar frente a Kendall, pero quizás tendría la suerte de que éste no se acordara de nada de lo que pasó la noche anterior debido a lo borracho que se encontraba.

Ella entró a la casa en donde se celebraba la cena, se había puesto un vestido negro largo y hecho un moderno moño el cual dejaba ver el gran escote que tenía en la espalda. Revisó con la vista el gran salón buscando a su esposo, pero este aún no había llegado.

Cuando iba a bajar la vista choco con una mirada desafiante, se trataba de Anabella o como le decían los más cercanos Bella, la hermana menor de Ana. La saludo inclinando la cabeza, a lo cual ella respondió de la misma manera. Nunca se habían llevado bien, y siempre que estaban juntas Bella dejaba bien en claro que ella no era de su agrado, pero debía soportarla ya que Kendall se lo había dejado claro desde un principio.

Dejó de mirar hacía donde estaba Bella, y decidió fue hacia donde estaban las bebidas.

Al sacar una copa, casi da vuelta otra pero alcanzó a sostenerla antes de que se volteara.

- Por poco –suspiró, ya que lo último que le faltaba era llamar la atención por el desastre que hubiera hecho.

- Si, por poco –dijo una voz tras de ella.

Sarah se dio vuelta, para que dar al frente de un hombre de la misma estatura y edad de Kendall, pero éste en vez de tener el pelo claro, lo tenía oscuro, al igual que sus ojos, lo cual lo hacían ser atractivo.

- Pero no te preocupes si se te hubieran caído nadie se hubiera dado cuenta, están demasiado preocupados con los negocios que están planeando –le dijo el hombre sonriéndole para tranquilizarla.Le sonrió, no sabía por que, pero se sentía cómoda en la compañía de ese desconocido.

- No te había visto antes en estas reuniones –le dijo ella con curiosidad.

- Vengo llegando del extranjero, estuve viviendo fuera del país por más de cuatro años, y he vuelto para hacerme cargo de la empresa de la familia. Pero ten por seguro que si hubiera sabido que mujeres tan bonitas como tú venían a estas reuniones, hubiera regresado mucho antes al país –dijo el hombre coqueteándole.

Sintió como sus mejillas se sonrojaban, pero aun así le sonrió.

- Entonces quizás nos veamos en las próximas reuniones o fiestas que se celebren. El hombre tomó un sorbo de su copa.

- Ojala, créeme que lo estaré esperando.

Sarah lo miró fijamente.

- Pero que descotes, todavía no me he presentado –dijo el hombre tomando la mano de ella y llevándosela a los labios – Joe Lombardi, un gusto –dijo besándole la mano.

- ¿Italiano? –pregunto 

- Hasta la médula –dijo Joe con una encantadora sonrisa-. Y su nombre Signorina

- Sarah Monter –le dijo sonriéndole.

Ninguno de los dos se había percatado que alguien había estado observando atentamente la conversación de ellos y que había esperado el momento propicio para hacer acto de presencia.

- De Salvarote, mi mujer –dijo Kendall apareciendo al lado de ella, y tomándola posesivamente de la cintura para de esa manera acercarla más hacia él.  

AmandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora