Capitulo 31

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Se bajó del coche sin dejar de contemplarla.

- Preciosa ¿cierto?

Dejó de mirarla para ver a Kendall que estaba al lado de ella con Leo en los brazos.

- Es... es hermosa –le sonrió por primera vez en el día.

- Ven, entremos para que puedas verla mejor –la tomó de la mano tirando de ella hacia la entrada de la casa.

La casa era igual de hermosa por dentro.

- ¿De quien es? –le preguntó una vez dentro.

- Tuya.

Sarah lo miró incrédula, asegurándose de no haber escuchado mal.

- ¿Mía?

Kendall asintió.

- La compré para ti y para Leo, siempre dijiste que te gustaría vivir en el campo, rodeada de animales y de aire puro... que Leo creciera completamente libre.

Observó nuevamente la casa, era perfecta, ella no podría haber encontrado una mejor.

- ¿Por qué Kendall?... ¿por qué haces todo esto ahora, cuando ya es demasiado tarde?

Ella al ver que Kendall no contestaba se dio vuelta para enfrentarlo, pero él antes de contestar fue hacía una de las puertas que había, la cuál se abrió saliendo de la habitación una señora de mediana edad, a la cual le pasó a Leo.

- Sarah te presento a la Señora Fiorella es nuestra ama de llaves, ella se encargará de Leo mientras hablamos.

Ella asintió y le sonrió a la mujer mientras esta se llevaba a Leo hacia el segundo piso a una de las habitaciones.

- Ven, hablemos afuera.

Ella lo acompañó en silencio, minutos después se sentaban en un sitial de madera que había en uno de los costados de la casa.

- ¿Cómo supiste que me iba de viaje? –le preguntó  para romper el tenso silencio.

- Ash me lo dijo.

- ¿Ashley? –preguntó incrédula.

- Así es, yo también pensé que ella sería la última persona que me ayudaría, pero ya vez, hasta ella cree en mi arrepentimiento.

Se removió incómoda en el asiento.

- Kendall...

- No déjame hablar a mi primero –la interrumpió. 

- Se que todo este tiempo te he hecho mucho daño y no te lo merecías... nunca había conocido a una persona más buena y pura que tú. Cuando te conocí eras una joven alegre y yo con mis engaños te quite toda esa felicidad.

Sarah bajó la cabeza y observó sus manos, las cuales mantenía unidas sobre su regazo. Todo lo que Kendall le había dicho ya lo sabía, lo único que el quería era dejar de sentir culpa por como la había tratado.

- Cuando me casé contigo aún tenía el recuerdo de Ana muy dentro de mí... aún la amaba... y con eso creía que estaba seguro para no sentir nada por ti – hizo una mueca al escuchar lo que tantas veces temió, lo único que rogaba era que Kendall terminar lo más pronto posible, porque no sabía hasta cuando iba a soportar esa tortura.

Kendall siguió hablando sin notar lo pálida que se encontraba.

- Pero sabes, me engañé a mi mismo –soltó una carcajada amarga-. Sin quererlo estabas poco a poco entrando en mí y por eso necesitaba mantenerte lejos, fue ahí cuando entraron a escena todas esas mujeres de las fotografías.

Sarah ya no aguantó más y se levantó.

- Ya no quiero seguir escuchando, lo mejor es...

Kendall la hizo sentarse nuevamente al lado de él.

- Por favor déjame terminar, sé que lo último que quieres es escuchar todo esto pero es necesario... no quiero volver hacerte daño créeme, esta será la última vez que hablemos de esto.


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