Capitulo 29

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El corazón de Kendall comenzó a latir violentamente... Sarah y su hijo se iban, se alejaban de él para siempre... No, se dijo, ella no se iría antes de él decirle que la amaba, que la amaba como no creyó hacerlo nunca.

- Tengo que ir a detenerla... -dijo para nadie en particular- no se puede ir sin saber que la amo...

Tomó las llaves de su coche y salió rápidamente de la casa.

- ¡Kendall espera!

Ana salió corriendo tras de él.

- Ana no puedo, tengo que detener ese avión.

- Lo sé... -respiró Ana agitada por haber corrido-. Pero vas a necesitar de alguien que distraiga a Joe ¿o no? –le sonrió.

Kendall le sonrió y le beso la mejilla.

- Gracias.

- Vamos antes de que se haga más tarde –dijo Ana subiéndose al auto.

¡Ojala que ya no lo fuera!, pensó angustiado Kendall mientras hacía partir el auto.


- Así que no es tan mala como la loca de su hermana después de todo –comentó Ash viendo como el auto desaparecía. Lucas acarició los hombros de su novia.

- Nunca lo fue.

- ¿Sabes? –dijo volteándose para mirarlo a la cara-. De cierta manera inclusive me da un poco de pena, se nota que quiere a Kendall y si no hubiera sido por su hermana ella en este momento estaría casada con el hombre que ama.

- Sí, pero son las vueltas que da el destino, quizás pronto encuentre a un hombre que la haga olvidar el dolor y vuelva hacer feliz. Lo que no entiendo es por que decidiste ayudar a Kendall, cuando siempre aseguraste que nunca lo harías.

- Por ti.

- ¿Por mi? –preguntó sorprendido.

Ash asintió.

- Te amo y no se lo que haría si algún día nos separamos. Por eso ahora entiendo que Sarah nunca logrará ser feliz lejos de Kendall, lo ama demasiado, tanto que inclusive fue capaz de sacrificar su felicidad solo para que él estuviera con la mujer que se suponía que amaba.

- Yo también te amo –le dijo acariciando se mejilla, observó nuevamente el camino por donde había desaparecido el auto-. Ahora todo está en manos de Kendall y en que logre convencerla de que la ama.


***

Le sonrió a su hijo mientras este mascaba con insistencia su juguete de goma, le estaban saliendo los dientes por lo que pasa la mayor parte del tiempo irritado.

El vuelo llevaba veinte minutos de retrazo, lo cual le hacía ponerse nerviosa, no hallaba la hora de estar arriba del avión y dejar todo esto atrás de una vez por todas.

- ¿Estas lista? -ella asintió.

Se levantó y empujo la carriola del bebe mientras Joe iba a su lado.

- Ya verás las playas son bellísimas, el agua es cristalina, a Leo le encantará jugar con la arena... -comentaba Joe, pero a Sarah le estaba constando prestar atención.

- ¿Te encuentras bien? –le preguntó Joe preocupado al ver que ella no escuchaba le que hablaba.

Asintió rápidamente.

- No te preocupes estoy un poco nerviosa, pero pronto se me pasará.

Joe sonrió pero al mirar tras ella se puso serio, pero rápidamente volvió a cambiar de expresión, dejandola  confundida. Se acercó a ella y le acarició la mejilla con una sonrisa que a Sarah le pareció distinta a las que él siempre le hacía, esta era... triste, melancólica.

- Eres una buena mujer, la mujer más dulce e inocente que he conocido en mi vida... Quiero que seas feliz, te lo mereces más que nadie... si te toca elegir hazlo con el corazón, no dejes que el orgullo hable por ti... prométemelo.

Lo miró confundida pero asintió.

Joe le sonrió.

- Siempre tendrás en mi un amigo, pase lo que pase... te quiero –le dio un suave beso en los labios-. Iré avisar que estamos listos.

Se quedó confundida observando como Joe desaparecía entre la gente, era como si se estuviera despidiendo, sacudió su cabeza, seguro que había pensado mal, se dijo. Iba a comenzar a caminar cuando sintió que alguien gritaba su nombre.

- ¡Sarah!

Ella se dio vuelta rápidamente buscando al dueño de esa voz, hasta que lo encontró saliendo entre un grupo de gente y corriendo hacia ella... era su marido... o mejor dicho su ex marido.

Deseó salir corriendo de ahí y subirse rápidamente al avión, pero sus piernas no le respondían dejándola clavada en el suelo.

- Sarah... -jadeó Kendall al llegar donde ella.

- Ken.. Kendall ... ¿Qué... qué haces aquí? –tartamudeó.

- No te puedes ir ... no puedes...

Ella negó con la cabeza mientras retrocedía para alejarse de él.


- Por favor déjame... -le suplicó.

- ¡Te amo! –le gritó dejando sin habla a Sarah y haciendo que toda la gente que se encontraba alrededor volteara a verlo, pero el siguió sin prestarle atención a nadie más que a la mujer que amaba-. Tienes que creerme... nadie nunca te amará de la manera tan loca, tan intensa y tan desesperada como lo hago yo.

A ella se le llenaron los ojos de lágrimas pero no dijo nada.

Kendall al notar el silencio se su parte se acercó a ella.

- Ti Amo –repitió en italiano y con voz ronca-. Amare è per sempre

Ella negó con la cabeza, había esperado tanto tiempo ese momento... tantos años, y ahora cuando decidía dar un paso al lado y seguir con su vida él le decía que la amaba.

- No... no sigas, no me digas eso solamente porque no quieres que me vaya –le dijo mientras retrocedía para alejarse de él.

- No te estoy mintiendo... por primera vez en mi vida estoy diciendo lo que siento –Kendall se acercó a ella y la tomo de la barbilla para mirarla a los ojos-. Te amo y eso no cambiará nunca 

AmandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora