Capitulo 25

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Kendall permaneció con la mirada fija en el ventanal hasta que sintió que Kendall cerraba la puerta después de haberse ido. Se llevó una mano temblorosa a la boca mientras sentía que derramaba cada vez más lágrimas, amaba demasiado a Kendall como para tenerlo obligado a su lado.

Sarah observaba por última vez la habitación que había compartido con su marido. Cerró la última maleta y la bajo de la cama.

- ¿Estás segura de lo que vas hacer?.- ella se sobresaltó al escuchar la voz en su espalda, ya que había estado tan concentrada observando la habitación que no había escuchado los pasos a su espalda.

- Sí, es lo mejor, ya no hay vuelta atrás. Necesito estar bien para mi hijo y aquí al lado de Kendall nunca lo estaría. ¿Ya guardaste todo?.-Joe asintió.

- Gracias, Joe. Gracias por ayudarme en esto, a Ash no se lo podía pedir ya que su apartamento es pequeño y no cabríamos los dos en él, en cuanto a mis padres – soltó un suspiro-. Mi papá me hubiera apoyado, pero mi madre estaría en todo momento regañándome por haberle pedido el divorcio y Kendall exigiéndome que volviera con él. En cuanto a Lucas él es hermano de Kendall por lo que es obvio que ha de estar a su lado. Tú eras la única persona a la cual le podía pedir ayuda.-Joe le sonrió.

- Para eso están los amigos, para ayudarse en las buenas y en las malas. Es hora de irnos porque que tienes que descansar para que mañana vayas a buscar a Leo al hospital.-ella sonrió igual como lo hacía cada vez que hablaba de su hijo.

- Sí, al fin lo tendré junto a mi.

Por uno de los grandes ventanales que daban a la calle, Kendall observaba como su esposa se subía al coche del que había sido su amigo por varios años. Apretó con fuerza la botella de licor que tenía en su mano, para no salir tras ella a detenerla. Debía dejarla libre, después de todo el daño y las humillaciones que le había hecho pasar durante su matrimonio ella merecía más que nadie encontrar a un hombre digno de ella y ser feliz.

Miró la botella que continuaba intacta en su mano, la subió a la altura de su boca. Sabía que con el alcohol no solucionaría nada, pero que más da, se dijo bebiendo el contenido de la botella, ya lo había perdido todo.


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