Capitulo 17

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Sarah cerró los ojos, en ningún momento Kendall había dicho la palabra amor, cuando se casó con él creyó que con el amor que le tenía ella a él bastaría, pero ahora sabía que no, que necesitaba que alguien la amase, ya estaba cansada de ser ella la amante y que él fuera el amado.

- Hazlo por nuestro hijo, el merece tener una familia –Kendall le toco el vientre con infinita ternura, lo que hizo que a ella se le llenaran los ojos de lágrimas.

- Yo...

- Probemos, hasta que nazca el bebe intentemos que nuestro matrimonio funcione, y después que nazca hablaremos de que haremos.

Asintió, le daría una última oportunidad a su matrimonio, ya que si no lo hacía, sabía que más tarde o temprano terminaría arrepintiéndose, por que aunque no quisiera, ella seguía amando a su marido con la misma intensidad que cuando se casó.

- Bien –se levantó del suelo Kendall satisfecho, las cosas no habían salido tal y como él había esperado, pero por lo menos contaba con un poco más de tiempo para convencer a Sarah que no se separaran-. Ahora vamos, necesitas descansar.- Kendall la levantó en brazos, le rodeo el cuello con sus brazos para afirmarse ya que la había sorprendido. Kendall comenzó a caminar hacia la puerta, lo cual la confundio.

- Pensé que dijiste que tenía que descansar –dijo con el ceño fruncido.

- Y así es –corroboró él.

- ¿Entonces adonde me llevas? –dijo a medida que Kendall avanzaba por el corredor de la casa en el cual se encontraban la mayoría de las habitaciones.

- A mi habitación, por supuesto –dijo como si fuera lo más obvio, sin percatarse que abrió los ojos de par en par-. Desde hoy vamos a convivir como un verdadero matrimonio, por eso nada de habitaciones separadas.

Una vez dentro de la habitación Kendall la dejó sobre la cama.

- Kendall yo... yo no estoy lista para... -comenzó a decir con nerviosismo ella, ya que esa habitación la hacia tener sentimientos encontrados.

- Lo sé, no te preocupes, no pasará nada que no quieras que pase, te prometo que esta vez será diferente –le dijo mientras le acariciaba la mejilla. Ella deseaba con todas sus fuerzas poder creerle, pero aún no estaba del todo segura.

Las semanas fueron pasando cada vez más rápidas, Sarah estaba asombrada del cambio del cambio presentado por su esposo, trataba de llegar siempre temprano de su trabajo, además ya no hacía viaje de negocios, pero sobre todo pasaba todo momento pendiente de ella. Al igual que tanto la familia de él como la de ella estaban contentos por el próximo nacimiento del bebe. Inclusive su suegra con la que nunca se había llevado bien, ya que quería que Kendall se casara con una mujer de descendencia Italiana al igual que su familia, ahora la iba a visitar con frecuencia, inclusive la trataba con cariño, lo cual tenía muy contenta a Sarah.

Ash y Lucas también la visitaban con frecuencia, pero lo que la tenía extrañada era que no había vuelto a saber de Joe, era como si de pronto hubiera desaparecido. Pero toda la felicidad y tranquilidad que empezaba a tener estuvo a punto de desaparecer una tarde que recibió una visita indeseable.

Se encontraba en el salón tratando de distraerse con una revista, ya se encontraba demasiado nerviosa, por que esa noche se celebraría una fiesta en su mansión debido al próximo nacimiento de su hijo. Kendall se encontraba junto a Lucas en la biblioteca hablando sobre unos negocios de la empresa. Fue en ese momento cuando Ana Bella hace su aparición.

- No pude aguantarme hasta esta noche para venir a felicitarte por tu bambino –dijo Bella con una sonrisa cínica en los labios. Sarah se tensó al ver a la mujer en la habitación, se levantó con cuidado del sofá, ya que con casi siete meses de embarazo se le hacía más difícil hacer las cosas con rapidez.

- No debiste de molestarte –le contestó con frialdad a la mujer.

- Si que eres patética, debiste de embarazarte para que Kendall no se fuera de tu lado, pero tengo darte mérito ya que yo nunca podría hacer algo tan bajo como eso.

Controló con todas sus fuerzas las ganas quetenía de borrarle con una cachetada esa sonrisa a Bella.

- No me importa lo que pienses, pero te voy a pedirque te vayas de mi casa –le dijo mientras pasaba por su lado para salir de lahabitación.

- ¡No te vayas que te estoy hablando! –le gritoBella al ver que subía las escaleras hacia su habitación. Sarah no le hizo casoy siguió subiendo, hasta que llegó a un descanso de la escalera y sintió comoalguien tiraba de su brazo.

- Nadie me deja hablando sola –siseó Bella conrabia. Trató de soltarse pero Bella la tenía bien sujeta.

- Suéltame, me haces daño –le dijo, comenzaba asentir miedo, nunca había visto a Bella de esa manera, parecía desquiciada.

- Esto no tiene comparación con el daño que puedollegar hacerte a ti y a tu hijo. Me quitaste nuevamente a Kendall y esta vez lapagaras caro.

De pronto sintió como Bella la soltaba y laempujaba escalera a bajo. 

AmandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora