Se hizo un tenso silencio entre las dos.
- Conocí a tu hijo, es pequeñito pero hermoso, según los médicos se está recuperando con rapidez.- Sarah asintió con una sonrisa soñadora, hacía dos días había visto a su hijo por primera vez, era igual a su padre, pero sobre todo era un luchador.
- Es idéntico a Kendall.-Ana asintió.
- Disculpa que sea tan directa, pero ¿a que has venido? –le preguntó. Ana tomó asiento en una silla que se encontraba al lado de la cama de ella.
- Por curiosidad, quería conocer a la mujer con la que se había casado Kendall.
- Lo sigues amando ¿no es así? –había llegado la hora de la verdad, por el bien de ella y de su hijo debía enfrentar de una vez por todas sus problemas. La observó en silencio.
- ¿Sabes?, Joe tenía razón sobre ti. Siempre me decía que eras una mujer especial, pero sobre todo valiente. Sí aún lo amo, pero te prometo que no interferiré en tu matrimonio.
Ana aún amaba a su ex novio y Kendall la seguía amando, lo único que les impedía estar juntos era el matrimonio de él con Sarah y el hijo de ambos. Ella deseó ser más egoísta y que le importara solamente la felicidad de ella, ya que de esa manera seguiría casada con Kendall sin remordimiento alguno. Pero ella no era así, sabía que si continuaba su matrimonio con Kendall serían infelices ambos, él por no estar con la mujer que amaba y ella por verlo sufrir a él.
- ¿Estás bien? –le preguntó preocupada Ana-. Te has puesto pálida.
- No, no le estoy, pero espero estarlo pronto.
Sarah fue dada de alta a la semana siguiente, pero aún así durante las semanas que siguieron pasaba todo el tiempo en el hospital acompañando a su pequeño hijo. Kendall trataba de acercarse a ella, pero ésta a su vez se alejaba cada vez más de él, creando un mundo en el cual solamente existían ella y su hijo, dejando de un lado a Kendall.
Kendall había dejado la mayoría de sus negocios en manos de su hermano para así poder pasar más tiempo junto a Sarah acompañando a su hijo en el hospital. Estaban en su casa de regreso del hospital, el doctor les había dado la buena noticia de que Leo sería dado de alta al día siguiente. Kendall necesitaba aclarar las cosas con ella, pedirle perdón por las cosas que ella había tenido que pasar durante su matrimonio, decirle que desde ese momento todo cambiaría para ellos. Kendall la condujo hacia la biblioteca, ella no quiso sentarse y se puso a caminar por la habitación.
- Kendall no podemos seguir así –le dijo Sarah esquivando su mirada.
- Lo sé, de eso mismo quería hablar contigo, yo...
- Quiero el divorcio –lo interrumpió. Kendall se quedó observándola en silencio, como si no pudiera creer lo que había dicho.
- ¿El divorcio?, pensé que eso había quedado aclarado meses atrás –le dijo Kendall con una tranquilidad engañosa.
- No, tú dijiste que hablaríamos de ello una vez que Leo naciera. - Pero...-ella levantó la vista hacia el hombre.-Ya no tiene caso seguir con este matrimonio. Es mejor para los dos que nos separemos, así de esa manera tú al fin podrás estar con la mujer que amas, como debió haber sido desde un principio –le dijo con una sonrisa forzada-. Y yo...
- ¿Y tú que, Sarah?, ¿Qué pasara contigo? –preguntó Kendall con voz ronca.
- ¿Yo? –ella se encogió de hombros-. Quizás encuentre a alguien a quien amar y que me ame de la manera en que tú amas a Ana, que ha pesar de todos los años que han estado separados aún la sigues amando.
Kendall se quedó en silencio sin quitar la mirada de ella, y esa fue la confirmación que necesitaba ella para saber que no se había equivocado. Él seguía amando a su ex prometida.
- ¿Y Leo?
- Nunca soñaría con separarte de él, eres su padre y así lo será por siempre. Arreglaré mis cosas para irme mañana mismo de aquí.
- ¡No! –Kendall la interrumpió enérgicamente y ya más tranquilo añadió-, esta es tú casa y la de mi hijo si alguien tiene que salir de aquí soy yo.- ella negó con la cabeza, los labios le temblaron ligeramente antes de hablar.
- Esta casa nunca me gusto –al decir aquello se estremeció ligeramente sin poder controlarlo-. Me compraré una casa en el campo para que Leo pueda crecer libremente.- Kendall se pasó los dedos sobre el cabello con gesto de frustración.
- Por favor Kendall –le pidió Sarah-. Necesito encontrar paz lejos de aquí, comenzar a vivir nuevamente.
Kendall la observo directamente y ella pudo notar en sus ojos la frustración y algo más que no pudo identificar ya que Kendall rápidamente se recuperó.
- Si eso es lo que quieres lo acepto. Tendré listo cuanto antes los papeles del divorcio.
No tuvo el valor para hablar. Deseó poder sonreírle para fingir que se encontraba bien, pero permaneció inmóvil, sin poder hacer nada aunque su vida dependiera de eso.

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Amandote
RomancePor uno de los grandes ventanales que daban a la calle, Kendall observaba como su esposa se subía al coche del que había sido su amigo por varios años... Separando la de el, por su propia culpa. ...