Capitulo 3

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  Joe enarcó una de sus cejas.

- Kendall, él es Joe Lombardi –lo presentó para así cambiar de tema.

- Lo sé, ya nos conocemos –dijo Kendall sin quitar la vista de Joe.

- ¿Se conocen? –preguntó ella con el ceño fruncido.

- Sí –ahora contestó Joe-. Desde que éramos pequeños, además estudiamos juntos, se podría decir que fuimos amigos.

- ¿Fueron? –preguntó curiosa.

Joe se encogió de hombros.

- Para los italianos lo más importante es la familia y sus negocios. Las empresas de ambos son contrincantes así que lo mejor fue dejar nuestra amistad de lado.

- Ese no fue el único motivo –dijo Kendall con sequedad.

- Es verdad, pero del otro ya han pasado más de siete años. Y por lo que veo tú has logrado olvidarlo –le dirigió una mirada a Srah.

¿Siete años?, se preguntó, lo único que ella se acordaba que había pasado en ese tiempo fue la muerte de Ana. ¿Qué tuvo que ver la muerte de Ana con el distanciamiento de los dos hombres?

Se quedaron algunos minutos en silencio, ambos hombres retándose con la mirada. Se podía sentir como se tensaba el aire alrededor de los tres.

- No pensé que te fueras a casar, y si alguna vez lo hacías pensé que sería con una mujer parecida a Ana, inclusive llegué a creer que lo harías con Bella, su hermana –habló Joe terminando con el silencio.

Sarah sintió como Kendall apretaba su cintura al escuchar el nombre de su antigua novia.

- Pensaste mal, ya llevo dos años casado con Sarah –dijo Kendall con tranquilidad, pero si se observaba sus ojos en ellos se podía ver la furia que trataba de controlar.

- Lo que no entiendo, es por qué cuando nos vimos hace una semana no me contaste que te habías casado.

Inclusive llegué a creer que esa hermosa mujer que te acompañaba era tu novia - sonrió Joe. Una sonrisa fría, que no iluminó sus ojos.

Palideció con la declaración de Joe, nunca se había sentido tan humillada como en ese momento. Lo más seguro era que a la mujer que se refería se trataba de Brittany, la última conquista de su esposo. Utilizó todas sus fuerzas para no bajar la mirada, ya era bastante malo saber que su marido tenía a otra, pero que todo el mundo lo supiera, eso era humillante.

Kendall tuvo la decencia de ruborizarse aunque fuera por unos segundos.

Joe al ver la reacción de Sarah se sintió la peor basura, no tenía derecho a hacerle daño a ella solamente por estar casada con Kendall.

- Lo siento, no debí haber dicho eso –se disculpó seriamente.

- Es verdad, no debiste –dijo Kendall secamente, tomo la mano de ella entre la de él, y al sentirla fría se maldijo mentalmente-. Vamos Sarah, será mejor irnos.

Solamente asintió con la cabeza. Lo único que quería era salir de ese lugar y encerrarse en su habitación para poder curarse las heridas.

- Kendall al fin te encuentro necesito hablar urgentemente contigo

- Este no es un buen momento –dijo Kendall sin quitar la vista de su mujer, que de a poco estaba recuperando el color.

- Es necesario hablar hoy, mañana me voy de viaje y no sé cuando pueda regresar –decía el hombre insistentemente.

- Espérame unos minutos, apenas me desocupe nos vamos. –Kendall se dio cuenta que Joe no se había movido de su sitio-. Acabo de ver a Bella, será mejor que me esperes con ella.

Negó con la cabeza, se encontraba demasiado débil como para enfrentar a Bella.

- Necesito un poco de aire, voy a estar en el jardín, búscame ahí.  

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