20.

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No me apetecía levantarme de la cama, ni siquiera para leer. No era un comportamiento típico en mí, pero tras haber visto a Allison tan mal ayer, no sabía cómo actuar. ¿Hablaba a Kira? ¿Se lo contaba? No parecía un acto justo, para ninguna de las dos. Antes de que pudiese seguir mirando al techo sin hacer nada, mi móvil sonó, indicando la llegada de un nuevo mensaje. Estiré mi brazo todo lo que pude para alcanzarlo y me dispuse a leerlo.

Lyds, ¿sabes algo de Ally? No contesta a mis llamadas, no entiendo nada.

No me ignores tú también, Lydia :'(

Kira

Suspiré. Kira era consciente de que algo ocurría con Allison, pero no tenía ni idea de qué. Y cómo iba a tenerla, si fui yo la que le dije que se animase con Scott. Tonta de mí, Ally había salido herida y Kira no tardaría en hacerlo. No era justo para nadie. ¿Por qué todo se tenía que parecer a una telenovela barata? Solamente le faltaba música de tensión y primeros planos de las caras de las afectadas, pésimos, por cierto. No solo parecía una telenovela, se sentía como tal. ¿Qué papel debía ejercer yo? ¿El de abogada del diablo? Porque era el que parecía que estaba cumpliendo, y no me sentía para nada a gusto conmigo misma.

Intenté llamar a Allison, quería hablar con ella. Pero, como me imaginé, ella tampoco me respondió a mí. Dios, necesitaba desahogarme con alguien. Y, claro, como si de una telenovela se tratase, me levanté en seguida de la cama, cogí un bolso en el que metí cosas básicas y bajé corriendo las escaleras. Cuando iba a abrir la puerta, los gritos de Scarlett me hicieron parar. Toda telenovela tiene su bruja propia, ¿no?

— ¿Adónde vas?

—A casa de Stiles. —Ni siquiera razoné la respuesta, lo solté sin más. No era mentira, iba a ir allí, pero no sabía si decírselo a mi prima era buena idea—. ¿Alguna pregunta más?

—Pregunta no, orden o sugerencia, como prefieras llamarlo. —Yo la miré, dándole a entender que podía seguir hablando, aunque no me hiciese mucha gracia oírla—. Usad protección, no querría soportarte embarazada.

Abriendo los ojos como platos e ignorando su claramente pésima aportación, salí de casa. Su comentario me había avergonzado, desde luego. Es algo normal entre las parejas, pero claro, Stiles y yo no éramos una pareja.

Aparté mis pensamientos como pude y fui prácticamente corriendo a casa de Stiles. Sin pensarlo dos veces, llamé al timbre, con la respiración algo agitada. Nota para mí: Lydia, debes hacer más deporte.

Stiles abrió la puerta con sorpresa reflejada en su rostro; no me esperaba aquí. Vi cómo se apoyaba en el marco de la puerta a la vez que enarcaba una ceja. Debía de parecer tonta, casi con la lengua fuera cual perro sediento y colorada por el comentario de mi prima, el cual decidí recordar justo cuando tenía a Stiles enfrente. Bravo, Lydia.

— ¿Qué hay? —se limitó a preguntar. Aunque su tono era neutral, pude ver en su expresión que se estaba conteniendo para no reírse—. ¿No te han dado agua hoy?

—Cómo no, ibas a hacer un comentario -dije rodando los ojos ante su ya sonora risa—. Creo que tenemos que hablar.

—Coge aire primero, ¿no? —Yo me crucé de brazos, a la vez que fruncía el ceño—. Vale, bromas aparte. ¿Qué ocurre?

—Que estamos viviendo un culebrón de las cuatro de la tarde.

— ¿Por nuestra vida? Sí, eres bastante dramática, pero te aguantamos igual. —Me acerqué a él para darle un golpe en el brazo—. Auch.

—En este momento, no somos los protagonistas. ¿Te suenan los triángulos amorosos?

—Sí, aunque nunca he vivido uno.

Do we have a deal? || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora