14.

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Cálmate, Lydia. Todo estará bien, no es gran cosa. Mentira, sí que lo era. Aiden iba a venir a mi casa en cuestión de minutos, no podía tranquilizarme. Erica vendría unos diez minutos más tarde, ya que yo se lo dije así. Así me aseguraba de estar un rato con Aiden, aunque fuesen solamente cinco minutos de nada. Además, quería echarle un ojo con mi prima, no siendo que soltase por esa boquita que tenía alguna tontería delante de él.

El sonido del timbre me sacó de mis pensamientos a la vez que tensó todo mi cuerpo. Estaba aquí, Aiden estaba llamando a mi casa. Me apresuré a bajar las escaleras dispuesta a abrir, Scarlett no se me adelantaría. Además, como ya le dije; mi casa, mis normas. Me paré frente a la puerta y tomé aire antes de abrir. Allí estaba él, con su pelo despeinado tras haberse quitado el casco de la moto, que había aparcado fuera. Fantaseé pensando en que había venido a recogerme para que diésemos una vuelta en su moto, antes de volver a la realidad. Aiden me estaba mirando raro, por lo que decidí hablar.

-Aiden.

-Hola, esto... Sé que tu nombre empezaba por ele...

-Lydia -dije yo. Me decepcionaba un poco el hecho de que, a pesar de haberle dicho anteriormente mi nombre, no lo recordara, aunque intenté disimularlo.

-Eso mismo. ¿Vive aquí Scarlett? Ella me dio esta dirección para hacer el trabajo y, bueno, como me has abierto tú...

-Claro, Scarlett es mi prima -aclaré-. Pasa dentro.

Me aparté de la puerta haciendo sitio a Aiden para entrar, que dejó el casco en la entrada. De repente, empezó a quitarse la cazadora de cuero, dejando ver unos brazos claramente musculados, del gimnasio, supongo. Me tuve que contener para que no se me escapase la baba de la boca.

-Lo siento, es que hace calor, ¿no crees?

-Desde luego -respondí inconscientemente.

- ¿Podrías... avisar a Scarlett de que he llegado ya?

-Oh, por supuesto. Iré a buscarla.

Subí rápidamente las escaleras y, como resulta que parecía ser un imán para la mala suerte esos últimos días, tropecé. No llegué a caerme, puesto que me agarré a la barandilla, pero me torcí levemente el tobillo. Solté un pequeño quejido de dolor, que al parecer Aiden escuchó, pues vino corriendo a donde yo estaba.

- ¿Te encuentras bien? -Aiden estaba a tan solo unos centímetros de mí, y yo no podía pensar con claridad, por lo que simplemente asentí con la cabeza-. Deberías ir al médico, podrías haberte hecho algo.

-No, no, estoy bien. Es que soy muy torpe, nada más.

-Ven, déjame echarle un vistazo a ese tobillo.

Sin que yo pudiese replicar, Aiden me ayudó a bajar las escaleras y me obligó a sentarme en el sofá. Se paró frente a mí y me cogió el tobillo, a la vez que lo giraba con cuidado para comprobar los daños. Mi corazón estaba desbocado, el tacto de Aiden sobre mi tobillo lo estaba provocando.

- ¿Va todo bien? -De no haber estado Aiden presente mirándome, habría maldecido a Scarlett con la mirada: justo en este momento tenía que aparecer. Bajó las escaleras y se quedó de pie junto a Aiden, que acababa de dejar mi pierna en el suelo.

-No pareces tener nada, aunque no estoy seguro. ¿Estás convencida de que te encuentras bien?

-Perfectamente -dije con mi mejor sonrisa. Vi por el rabillo del ojo cómo mi prima fruncía el ceño, por lo que dejé de sonreír al momento.

El timbre volvió a sonar, por lo que Erica debía de haber llegado ya. Me iba a levantar a abrir, pero Aiden me lo impidió.

-Esta vez abrirá Scarlett, tú debes reposar. -Yo asentí con la cabeza, estupefacta. ¿Por qué mis amigas no podían ver que Aiden era una persona increíble? No solamente era guapo, era bueno, aunque aparentase ser un chico malo.

Do we have a deal? || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora