39.

9.3K 898 695
                                    

Caminaba a paso rápido y decidido; sin embargo, a pesar de que había salido de casa más resuelta que nunca, a cada paso que daba me iba poniendo más nerviosa. Supuse que era miedo por no saber qué iba a pasar, así que me obligué a pensar en otra cosa que no fuera Stiles. Lo que resultó imposible, claro.

Me quedaban solamente unos cuantos pasos para estar frente a la casa de Stiles. Notaba cómo mi corazón latía mucho más deprisa, mientras que mis manos comenzaron a ponerse sudorosas. Finalmente, llegué, y lo único que quería hacer era salir corriendo e huir de mis problemas. Pero no podía; debía enfrentarme a mi miedo y contarle a Stiles lo que sentía. Y debía ser ahora.

Así que llamé a la puerta y luché contra mí misma para no darme la vuelta, cosa que habría sido imposible, ya que parecía como si mis pies se hubieran quedado petrificados. No habría podido marcharme ni aunque de verdad hubiese querido. Pero la puerta no se abrió. No solo eso; no se escuchó nada en el interior de la casa, ningún movimiento que indicara que alguien me hubiera escuchado. Sopesé la idea de volver a casa e intentarlo en otro momento, pero las palabras de Scarlett rebotaron de un lado a otro de mi mente, así que tomé una decisión: me quedaría hasta que alguien llegara. Solo esperaba que fuera Stiles. Y que estuviera solo.

Me senté en el bordillo de la acera frente a su casa, deseando que no me tocara aguardar demasiado tiempo, no podía quedarme horas aquí hasta que él volviera. No por mí, que lo haría encantada -si así me garantizaba poder hablar con él-, sino por el tiempo. El cielo cada vez estaba más grisáceo, por lo que era cuestión de tiempo que una tormenta apareciera. Esperaba que tardara más en llegar que Stiles, pero con la suerte que tenía, dudaba de que fuese así.

Unos minutos después, como si hubiese sabido que estaba delante de su casa esperándole, el jeep de Stiles dobló la esquina y enseguida aparcó en el camino de entrada. Me levanté de un salto y me giré hacia él, que ya había bajado del coche, dando un portazo y fulminándome con la mirada. Era el momento de la verdad, pero Stiles no parecía demasiado interesado en escucharla. En vez de eso, por su expresión parecía que lo único que quería era que me fuera de aquí.

Stiles decidió caminar hacia su casa ignorando mi presencia. No podía permitirlo, esta vez tenía que escucharme. La otra vez, con Erica presente, fue imposible, pero hoy, estando solo, no se me iba a escapar. Comencé a andar tras él lo más rápido que pude, consiguiendo alcanzarle. Me situé delante de su puerta, de forma que él no podía entrar, y quedamos frente a frente. Sus ojos mostraban furia, como la última vez que discutimos.

—Déjame pasar —dijo simplemente. Su voz era fría, al igual que el viento que nos envolvía.

—No. —Me sorprendió oír tanta seguridad en mi voz, y al parecer a él también—. He venido a hablar contigo, y no pienso irme hasta que me escuches.

—Dios, Lydia, ¿todavía no entiendes que no puedes conseguir todo lo que te propongas? —Sus palabras me dolieron, pero mantuve la cabeza bien alta—. Te pedí que no volvieras a mí y es lo que estás haciendo. Deberías aceptar que, al menos esta vez, has perdido.

—Sé de sobra que he perdido. —Y también el qué: a él—. Pero de verdad necesito hablar contigo. No me habría presentado aquí de no ser así.

Stiles bufó antes de echarme una mala mirada y salir de allí hacia la calle, con intención de entrar en su jeep. Por supuesto, no podía permitirlo, por lo que me adelanté y me volví a colocar frente a él, por segunda vez consecutiva en el día.

Quedamos muy cerca el uno del otro, mirándonos a los ojos como no había pasado en ningún momento a lo largo de nuestra supuesta relación: con tensión y una mínima pizca de odio. Odio por haber acabado de esta manera a pesar de lo bien que habíamos estado el uno con el otro apenas unos días antes.

Do we have a deal? || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora