El día había llegado. Scarlett llegaba a Beacon Hills por la tarde y, como mi madre trabajaba, me había dejado encargada de ir a buscarla al aeropuerto. Así pues, me subí al coche y conduje hasta allí.
Durante todo el camino, estuve dándole vueltas al plan que Stiles y yo habíamos preparado. No es que fuera el mejor de todos, pero serviría para que Scarlett conociera a Stiles de forma "casual". Cuando llegáramos a casa y mi prima se hubiese instalado ya, yo le mandaría discretamente un mensaje a Stiles para que apareciera en mi casa, como si justo hubiese estado pensando en visitar a su novia en ese preciso momento. Tras las debidas presentaciones, estaríamos un rato los tres hablando y, finalmente, Stiles se marcharía de nuevo a su casa, dejando a Scarlett con la boca abierta. O eso esperaba.
Con un último suspiro, apagué el motor y salí del coche, dirigiéndome a la zona de llegadas del aeropuerto. Los pasajeros del vuelo que venía de Londres no tardaron en empezar a aparecer, así que me mentalicé rápidamente. Desde que mi madre me había dado la noticia de que mi prima iba a venir, no había sido totalmente consciente de la realidad: iba a pasar seis meses con Scarlett.
Estiré el cuello para intentar verla a lo lejos, pero no llegaba a distinguirla entre tanta gente. Me moví un poco de un lado a otro por si las personas que tenía delante me estuvieran tapando la vista, pero nada. Seguía sin divisar a Scarlett. Solo cuando escuché una voz chillona pronunciar mi nombre, supe que ya había llegado.
— ¡Lydia! —oí desde mi derecha, un sonido inconfundible desde la distancia.
Giré la cabeza en la dirección del sonido y todavía tardé unos segundos en encontrarla entre el gentío. Y es que el motivo por el que no la hubiese visto a la primera me había dejado con la boca abierta. ¿Había dicho que Scarlett era rubia? Pues parece ser que ya no lo era. Una larga melena pelirroja se acercaba trotando hacia mí; los mechones que le caían por delante de las mejillas rebotando en el aire. La mano con la que no arrastraba su maleta la tenía levantada, saludándome con vehemencia mientras seguía avanzando hacia donde yo me encontraba. En cuanto estuvimos frente a frente, Scarlett soltó su equipaje y me envolvió en un abrazo.
— ¡Scarlett! —la saludé en cuanto nos separamos. Intenté que la sonrisa que se abría paso por mi rostro no fuera demasiado forzada. —Te has cambiado el pelo —dije controlando mi tono de voz. — ¿Cómo es eso?
Scarlett se pasó las manos por el pelo, agarrando algunos mechones y mirándose las puntas.
— ¡Sí! ¿No crees que me queda estupendamente? —preguntó animada. —Ya sabes que el pelirrojo no le sienta bien a todo el mundo. Menos mal que tú y yo somos afortunadas.
Solté una risita mientras me intentaba calmar por dentro. Por supuesto que Scarlett se había tintado de pelirroja. Si había algo que sin duda todo el mundo había preferido de mí era mi pelo, ya que llamaba más la atención que el típico rubio de mi prima. Tanto ella como yo lo sabíamos, así que no sé por qué me sorprendió tanto verla ante mí con el pelo unos tonos más claros que el mío, pero pelirrojo al fin y al cabo.
En seguida, una azafata apareció detrás de ella con dos maletas más, que le entregó antes de volver a marcharse.
—En fin, vamos al coche —comentó ella, y tuve que controlar mis impulsos de ponerle una mano en la cara para no tener que ver su estúpida sonrisa de superioridad. — ¿Me ayudas con las maletas?
Acabé arrastrando yo las dos más grandes y ella solo una porque, claro, su bolsa de mano era demasiado pesada como para llevar dos maletas más. Solo cuando estábamos las dos montadas en el coche y listas para volver a casa, Scarlett hizo el comentario que había estado esperando.
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Do we have a deal? || Stydia
FanfictionLydia Martin es una chica corriente a la que no le gusta destacar ni discutir con nadie. Excepto con una persona: su prima Scarlett. Odia su aire de superioridad cuando habla de su vida, así que decide contarle una inofensiva mentira: tiene un novio...